Ejemplos con crujidos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A menudo las experiencias auditivas son descritas como zumbidos, chillidos, siseo, rugidos, ráfagas, chirridos, crujidos, vibraciones y silbidos.
Febrer siguió su camino sin volver la vista, deseoso de oír que alguien venía tras de sus pasos, tomando por misterioso arrastre de perseguidores los leves crujidos del ramaje de los tamariscos bajo la brisa nocturna.
A poco sonó una tos sospechosa, no era la pulcra, perfumada y cadenciosa tos del tío Frasquito, sino una tos asmática, tos de viejo, que recordaba esos crujidos peculiares que anuncian en las casas ruinosas el próximo hundimiento.
Mirando los salones interminables que parecían iglesias, pensábase involuntariamente en la noche, cuando las sombras ahogaban la macilenta luz de la candileja del avaro y los pasos del viejo y su criada sonaban como en el ulterior de una cripta, en un medroso silencio interrumpido por los crujidos de la madera vieja y las veloces carreras de las ratas.
Pues este tal, picando en muchos puntos a la vez y metiéndolos todos a barato, entre restregones de pies, crujidos de la banqueta y disparos de carcajadas, tuvo la culpa de que a Casallena se le olvidase, cuajada en la misma punta de su lengua, la historia que había prometido al señor de la cara hosca.
Pero, como si el cataclismo no hubiese tenido más objeto que el asustarme, no bien me coloqué en salvo, terminaron los crujidos y los hundimientos.
Dice Byron: Yo gusto del fuego, de los crujidos de la leña, de una botella de Champagne y de una buena conversación.
La buena señora, que quizá conciliaría difícilmente el sueño, agitada por espectros y fantasmas, despierta al retumbante ruido, levántase, despavorida, corre presurosa de una a otra parte, ve en los aposentos desiertos alguna luz, por la sencilla razón de que nadie cuidó de cerrar las ventanas, y por ellas penetran los rayos de la luna, por fin llegan a sus oídos las voces misteriosas, que no debieron de ser más que los silbidos del viento, los crujidos de alguna puerta mal segura y tal vez el remoto maúllo del malandrín, que, salido por la buhardilla, se va a trabar refriegas por la vecindad, sin pensar que sus maldades tienen en congojosa cuita a su dueña y bienhechora.
Esta opinión respecto a la belleza del paseo, te advierto que no es en Santander muy general, verbigracia, la Empresa del teatro te diría que parece un cementerio la Alameda, y es, sin duda, porque entre el «maremagnum» de paseantes descubren sus ávidos ojos a las desiertas localidades del coliseo, entre el runrún de las voces, y los crujidos de la seda, y el sofocante y modesto piar de los polluelos, escuchan sus oídos la simpática voz de la Lloréns declamando a telón corrido ante el señor presidente y los instrumentos de la orquesta, pues has de saber también que hasta los músicos emigran en cuanto se levanta el telón.

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