Ejemplos con bergamota

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Mentha citrata o menta bergamota es un híbrido entre la menta verde y la menta acuática.
Algunos estudiosos creen que la flor mostrada en el cuadro puede ser de azahar o bergamota, símbolos del matrimonio.
Para las notas de bergamota, los frutos cítricos deben de recogerse verdes, antes de que la esencia de perfume sea extraía de su hollaje.
Otro procedimiento extractivo es la compresión, muy conveniente en la cidra, la naranja y la bergamota.
¿Ahorramos nosotros para daros esa agua de bergamota de que apestáis? Coma Vd.
-¿Yo? Voyme al zumo, que no a las cáscaras, y sobre que no me gustan los usías estirados, ni los madamos que huelen a bergamota, cuanti más los malinos traidores, gabachones.
Así es, que además de los géneros citados, había en la trastienda multitud de cajas que encerraban polvos finos, pomadas y aguas de olor en su variedad infinita, : de lima, tomillo, bergamota, macuba, clavel, almizcle, lavanda, del Carmen, del cachirulo y otras muchas.
-Ya le he dicho -prosiguió Restituta- que mañana tiene que lavar toda la ropa de la casa, porque ya que ella está aquí, ¿para qué se ha de gastar en lavandera? Por supuesto que no ha de dejar la costura, y si pasa mañana de las veinte varas la echaré en el pañuelo unas gotitas de agua de bergamota, de la de los frascos averiados.
¡Jesús mil veces! ¡Y yo que le eché tres gotas de agua de bergamota!.
Lo que le pasaba era para entumecerle el tímpano a cualquiera, le ardía la sangre y algo hubiera dado en aquellos instantes por zambullirse en un baño de cuajaíta, no era para menos: ya estaba como todos los días Rosario en la puerta de la calle, sólo por el gusto de ver pasar al de Mairena, ¡aquello era para poner tarumba, al de más luces!, ser despreciado por causa de Paco, de aquel gachó para sacar en luz al cual se necesitaba todo un cargamento, no ya de sal sosa, sino de espíritu de vino, ¡y ser él la víctima!, él, que según rezaba la partida de bautismo, acababa de cumplir los veinticuatro abriles, él, que según los espejos y el decir de las gentes era de lo más bizarro del distrito, él, que se lavaba todos los días y se gas taba casi un tarro de aceite de almendras dulces con esencia de bergamota, en dejarse la cabeza como si fuera de cristal, él, que tenía un establecimiento acreditadísimo y un traje de reserva para las grandes solemnidades.

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