Ejemplos con bergante

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

-¿Y por qué no te los ha dado ese bergante?.
Creyendo el Bailío que el sol que faltaba era don Juan de Urríes, hacia la persona de este derivó la conversación, tratando de sondear el pensamiento de las damas sobre aquel bergante de buen tono.
Poco después, hallándose en medio de la estancia, con sus escasos pelos mojados y tiesos, la cara enrojecida del frotar de la toalla, se decía: Y has de tener muy en cuenta, Wifredo de mi alma, que si ese bergante de Urríes hace contigo el jaquetón y te arrastra a un duelo de verdad, has de verte apuradillo.
¡Ay, cómo adoraba a aquel bergante, sólo porque era joven y guapo! ¡Con qué insolencia había proclamado su pasión! El millonario revolvíase con furia al recordar la escena.
-Más gracioso aún sería -prosiguió- que el bergante del Emperador se anduviera paseando por ahí, mirando desde lejos la gran ciudad que aspira a ganar, y le sorprendiéramos de sopetón, echándole mano para llevarle a Madrid sobre un asno foncarralero.
Subió el joven madrileño malhumorado y cabizbajo el repechito que le quedaba hasta la casa de su tío, y mientras se iba acercando lentamente a ella, no dejaba de preguntarse con alguna inquietud: ¿Por qué habrá querido sonsacarme ese bergante?.
¿Cuáles son? ¿Qué letras has cursado, perillán? ¿Qué tratados de materia jurídica o teológica has escrito? ¿Qué servicios has prestado a la administración, bergante? ¿Qué ejércitos acaudillaste, zopenco, ni qué Rey te debió la corona?.
-Mírame aquí sirviendo de caballería al bergante de tu hijo.
Lo que tiene ese bergante es mucho, muchísimo talento.
-¿Tienes tú parentesco con ese bergante? -pregunto Chaperón.
Nada de eso, señora mía Un susto, y nada más que un susto, por lo cual comprenda ese bergante que estamos bien defendidas.
Un susto, y nada más que un susto, por lo cual comprenda ese bergante que estamos bien defendidas.
Pero, ¿qué razón da ese bergante?.
¡Con que te me has pasado a la masonería y a la revolución! -añadió, tirándome de una oreja con impertinentísimo movimiento-, ¿con que esas tenemos, señor bergante? ¿Con que después de haber explotado el oscurantismo, después de haberle chupado la sangre al Reino, y al Rey, y a chicos y a los grandes, reniegas de la generosa cabrita cuyas ubres has puesto, a fuerza de mamancia, como zurrón vacío?.
-Saquemos ahora de aquí a este bergante -dijo la condesa- y después se verá.
Por vida de mi señora Dulcinea del Toboso, que son requesones los que aquí me has puesto, traidor, bergante y mal mirado escudero.
¡Noramala para el importuno! ¡Arre allá, buscona o bergante! Seguid vuestro camino y dejad en paz a la gente honrada.
¡A ver tú, bergante! ¡Tira esos asadores y lleva mi maleta!.
Un buen día, el bergante desaparece, y todas las comadres, recordando la predicción de la condenada vieja, exclaman:.
Este bergante, hijo primogénito de un emir de Damasco, dirigió primero su atención a miss Mariana, que le rehuía atemorizada secretamente de que pudiera incorporarla a su harem, pero el árabe, al verse despreciado por la joven que desde que cumpliera los treinta años se había vuelto una resuelta partidaria de los hombres de mar en las lides amorosas, se dedicó a una vieja escocesa cuyo rostro parecía un colador de pecas, y que acarreaba una Biblia descomunal de una hamaca a otra.
Cuando yo digo que este bergante tiene malas mañas.
Eres un roío gandul, un roío holgazán, un roío bergante, y acabarás en presidio.
-¡Puño! -repitió el bergante alzando la mano.
En algunas de estas expediciones, no tan arriesgadas como podría creerse, porque el comercio entero o poco menos, estaba interesado en ellas y las autoridades tenían que hacer la vista gorda, so pena de malquistarse con vecinos poderosos e iniciar tremenda lucha, tomó parte don Pedro Bohórquez Girón -porque, al trashumar, el bergante no había renunciado a su hidalguía de pega.
Ellos dijeron: Somos dos hermanos pero tenemos otro hermano que es un bergante que no sirve para nada.
Y aunque de muy mala gana, se decidió a descolgar la bolsa y a ocultarla en su casa, diciéndose: ¡Si no lo hago así, ese bergante de Alí Azogue, con lo terco que es, llegaría a introducirse por la noche en mi tienda y me arrebataría la bolsa!.
- ¡Venid aquí, caballerito! Bergante, pillo, acercaos a mí.
bergante.
Lindo escorrozo tiene el muy bergante.

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