Ejemplos con admira

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El mundo de los hombres no es como los mercados donde lo más que se admira de los frutos es el tamaño.
Todos los días que ella sale al pueblo, él la observa y la admira, siguiéndola y espiándola a su vez, por las ventanas de su casa.
Entre tanto, Sobolevski las lee y se admira de sus bellezas, aunque las halla, y francamente tiene razón, algo palabreras: defecto común de toda o de casi toda nuestra literatura y quizá de la lengua.
En segundas nupcias se casa con María Clemencia Pérez, dama colombiana con quien tiene dos hijos Josué Nicolás y Mateo Nicolás, a quien admira fervorosamente por ser la compañera ideal con quien sueña todo hombre, y que a pesar de hacer honor a las tradiciones de su patria ama al Paraguay a través del amor a su marido y a sus hijos, aceptando con paciencia la intensa actividad pública que corresponde a una nutrida agenda social y cultural de un hombre con interminables viajes.
Se reedificó desde el crucero hasta el coro, se cambiaron los arcos, se amplió ventanas y el resultado fue que el templo adquirió amplitud, sencillez y uniformidad en cuanto a su construcción que hasta hoy se admira.
Formó parte del cuadro del famoso bailarín El Greco y el público la admira en los teatros de todo el mundo.
Jess la admira y está enamorado de ella.
Por ella, sólo por ella, los admira el mundo.
Recreábase aquel buen señor en la ociosidad de su hijo como un artesano se recrea en su obra, y más la admira cuanto más doloridas y fatigadas se le quedan las manos con que la ha hecho.
La paciencia con que Zoraida lleva las incomodidades que la pobreza trae consigo, y el deseo que muestra tener de verse ya cristiana es tanto y tal, que me admira y me mueve a servirla todo el tiempo de mi vida, puesto que el gusto que tengo de verme suyo y de que ella sea mía me lo turba y deshace no saber si hallaré en mi tierra algún rincón donde recogella, y si habrán hecho el tiempo y la muerte tal mudanza en la hacienda y vida de mi padre y hermanos que apenas halle quien me conozca, si ellos faltan.
Lo que a mí me admira es que sé, tan cierto como ahora es de día, que Durandarte acabó los de su vida en mis brazos, y que después de muerto le saqué el corazón con mis propias manos, y en verdad que debía de pesar dos libras, porque, según los naturales, el que tiene mayor corazón es dotado de mayor valentía del que le tiene pequeño.
¡Oh malaventurado escudero, alma de cántaro, corazón de alcornoque, de entrañas guijeñas y apedernaladas! Si te mandaran, ladrón desuellacaras, que te arrojaras de una alta torre al suelo, si te pidieran, enemigo del género humano, que te comieras una docena de sapos, dos de lagartos y tres de culebras, si te persuadieran a que mataras a tu mujer y a tus hijos con algún truculento y agudo alfanje, no fuera maravilla que te mostraras melindroso y esquivo, pero hacer caso de tres mil y trecientos azotes, que no hay niño de la doctrina, por ruin que sea, que no se los lleve cada mes, admira, adarva, espanta a todas las entrañas piadosas de los que lo escuchan, y aun las de todos aquellos que lo vinieren a saber con el discurso del tiempo.
Así debe de ser respondió Altisidora, mas hay otra cosa que también me admira, quiero decir me admiró entonces, y fue que al primer voleo no quedaba pelota en pie, ni de provecho para servir otra vez, y así, menudeaban libros nuevos y viejos, que era una maravilla.

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