Ejemplos con zorro

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

También es un retcon, ya que cambia la etnicidad del Zorro de español a mestizo.
Al final de cada capítulo el Zorro mostraba a los televidentes información referente a la Alta California y a la influencia de la cultura y la lengua española en esa región.
Con carácter regional, la zarigüeya lanuda centroamericana es conocida también por los nombres de Filandro centroamericano, Tlcuache dorado, Zorra marsupial roja o Zorro de balsa.
Originalmete, tomaron el nombre de Zorros marinos, un predador de los mares de Strana Mechty, capital de los clanes, pero los Vívoras estelares, introdujeron un nuevo predador modificado genéticamente que llevo a la excinción al Zorro Marino, el Tiburón de diamante.
Sus garras son granates y expulsa su ataque congelante, fuego de zorro, por una boca llena de colmillos.
Garurumon tiene la forma de un fiero zorro polar, blanco a rayas moradas.
Apenas se conocen dos especies de mamíferos endémicas de las Seychelles, el zorro volador, Pteropus seychellensis y el murciélago Coleura seychellensis.
Al mando estaba Erwin Rommel, conocido como el zorro del desierto.
La fábula medieval zorro Reynard transcurre en esta región.
Entre los mamíferos destacan el tlacuache, el coyote, el zorro, el zorrillo, la comadreja, y el gato montés.
Cuantoas más veces se pulse dicho botón, más alto volará el zorro.
Chichí y doña Luisa se presentaron en todas partes cubiertas de sedosas y variadas pelambreras: un día chinchillas, otros zorro azul, marta cibelina o lobo marino.
Demasiado altaafirmó Perico como el zorro de las uvas.
¡No está mal instante! ¡Una hora por el reloj plantado con ella, riendo como locos! Me están dando ganas de ahogarte entre mis manos, ¡zorro! ¡zorro! ¡más que zorro!.
Porque yo tengo esta costumbre Cuando me siento con ganas de llorar y dada a todos los demonios, ¿sabe usted qué hago?, pues coger el zorro, las escobas, una esponja grande y un cubo de agua.
¿Y dónde está?, ¿qué hace que no sale? Es un encanto esa mujer, y tengo al tal Santa Cruz por el gaznápiro más grande que come pan ¡Cuánto me hace esperar! Paréceme que oigo trastazos como de dar con el zorro en los muebles.
Atropellándose al hablar, de pura rabia y despecho, insistió en que nadie imaginaría que el marqués de Ulloa, un señorito que sólo pensaba en cazar, se echase a político, que, a pesar de la gran influencia de la casa y de ejercer su nombre bastante prestigio entre los paisanos, la aristocracia montañesa y los curas, la tentativa importaría un comino si no la hubiese tomado de su cuenta Barbacana y no le ayudase un poderoso cacique subalterno, que antes fluctuaba entre el partido de Barbacana y el de Trampeta, pero en esta ocasión se había decidido, y era el mismo mayordomo de los Pazos, hombre resuelto y sutil como un zorro, que disponía de numerosos votos seguros, pues muchísima gente le debía cuartos que tenía esquilmada la casa de Ulloa a cuyas expensas se enriquecía con disimulo y que este solemne bribón, al arrimo del gran encausador Barbacana, se alzaría con el distrito, si no se llevaba el asunto a rajatabla y sin contemplaciones.
El clérigo sabía que estas cruces señalan el lugar donde un hombre pereció de muerte violenta, y, persignándose, rezó un padrenuestro, mientras el caballo, sin duda por olfatear el rastro de algún zorro, temblaba levemente empinando las orejas, y adoptaba un trotecillo medroso que en breve le condujo a una encrucijada.
Parece que anda por aquí el zorro.
El cazador le aguardaba en Cebre, e hicieron la jornada juntos, Primitivo, por más señas, se mostró tan sumiso y respetuoso, que Julián, quien al revés que don Pedro poseía el don de errar en el conocimiento práctico de las gentes, guardando los aciertos para el terreno especulativo y abstracto, fue poco a poco desechando la desconfianza, y persuadiéndose de que ya no tenía el zorro intenciones de morder.
¡Te voy a desollar vivo, gran tunante! ¡Ya sabemos quién es el zorro que se come los huevos! Hoy te pongo el trasero en remojo, donde no lo veas.
Todo el mundo a nombrar animales diferentes: que lobo, que zorro, que jabalí, y hasta hubo quien nombró a un oso.
Castrelo a decir que no con la cabeza, hasta que por último saltó: Pues ni zorro, ni lobo, ni jabalí.
Zorro como él no lo hay en toda la provincia Ése ha de acabar por envolvernos a Barbacana y a mí.
No podía dudarlo, eran pisadas humanas, bien distintas de la corrida de la liebre por entre las hojas, o de los golpecitos secos y reiterados que sacuden las patas unguladas del zorro o del perro.
—Yo te diré la marcha que debes adoptar, en vista de la oposicion de ese zorro viejo.
—Dígale usted que por la mañana temprano lo buscaré a él donde quiera que se agazape, para lo cual iré siguiendo con el olfato su pista de acobardada garduña o de zorro ladron, y lo mataré como quien mata un insecto.
¡Yo sé de lo que soy capaz!—Vive, pues, tranquilo, zorro viejo y astuto, que si D.

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