Ejemplos con zegrí

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Así, cuando acaba la rebelión, Francisco Fernández el Zegrí está prácticamente arruinado, ya que su papel como Veinticuatro y sus acciones en la represión habían conducido a la quema de sus propiedades rurales.
Su hijo, fue bautizado como Gonzalo Fernández el Zegrí, bajo el padrinazgo de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, y fue uno de los Caballeros Veinticuatro del recién constituido cabildo de Granada.
Excepto el grupo del mercader Alí Dordux, que rindió la ciudad a espaldas del arraez Hamad al Tagrí o El Zegrí, que resistiría en el castillo de Gibralfaro unos días más.
Prosistas y periodistas: Arqueles Vela, Luis Marín Loya, Febronio Ortega, Armando Zegrí.
Y así diciendo, el Zegrí prorrumpió en una estrepitosa carcajada, haciendo befa y escarnio.
El Zegrí al punto entregó su alfanje al rey, empero el cristiano no parecía tan dispuesto a.
El Zegrí, sin embargo del aturdimiento que naturalmente le produjo la repentina aparición de.
hallaban presentes, sin distinción de linajes, acudieron en socorro del afrentado Zegrí.
Furioso el Zegrí, dio algunos pasos atrás, y poniendo mano a su corvo alfanje, se dispuso a.
Había éste llegado conmigo en diligencia a la gran ciudad morisca, pero no procedente, como yo, de la corte de las Españas, ni muchísimo menos, sino de la humilde Venta del Zegrí, donde la diligencia muda tiro y distante de Granada unas seis leguas.
pensamiento volvió la cabeza el cristiano, y hallose frente a frente con un caballero Zegrí.
-me dijo el zegrí-.
»¡En cuanto a mí -continuó con amargura-, yo no soy ya africano, no soy ya islamita, yo no soy ya zegrí!.
¡Encontrar un zegrí a mitad del siglo XIX, y encontrarlo vestido a la inglesa, hablando el francés y el español perfectamente, cortés y flexible como un parisiense, tolerante y humano como el mejor católico! ¿Qué poeta imaginaría mayor fortuna? ¡Chateaubriand mismo me hubiera dado su abencerraje de papel, a trueque de mi zegrí de carne y hueso!.
-¡El último zegrí! -exclamé lleno de asombro y maravilla-.
¿Dónde están vuestros infortunados descendientes? ¡Aquí tenéis al ÚLTIMO ZEGRÍ, que viene a evocar vuestras sombras entre las ruinas de la Alhambra! ¡Ay de mis infelices hermanos!.

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