Ejemplos con vocación

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La alta posición social de su familia le ahorró la dureza de la lucha por la vida y le permitió consagrarse por completo a su vocación artística.
Ahora, que para morar de por vida en casas de huéspedes, como para profesar en una orden religiosa, necesítase asimismo una cualidad rara, aunque no tan rara entre españoles: vocación ascética.
Y la familiaridad con las ciencias y subsecuente visión por miríadas de imágenes se obtiene profesando, por vocación y con fe, en una casa de huéspedes.
¡Oh, qué bien estaríamos si, por último, la humanidad se desembarazase de la preocupación del pan de cada día y las naciones se organizasen al modo de grandes monasterios, en donde no hubiera pobres y ricos, y a nadie le sobrase ni a nadie le faltase la casa y la mesa, y la obediencia fuese una blanda ligadura que a nadie impidiese dedicarse con alma y vida a aquello para que Dios le dió vocación.
Era una afición pareja a su vocación filosófica.
¿Cuántos tenían vocación? ¿Cuántos se habían encaminado al Seminario siguiendo una voz interior persuasiva, una estrella ineludible? Yo les oía contar chascarrillos de curas de aldea, de lo mucho que tragaban, de lo majamente que vivían, de los amores con que se distraían, del respeto y obediencia que se les tenía, y se refocilaban de antemano con la esperanza de arrastrar una existencia a lo regalado y holgón en una parroquia rústica, con el ama y la sobrina, pues casi todos profesaban, teórica y cínicamente, la poligamia.
¿Tenía yo vocación? No sé si, por reacción y enojo contra mis compañeros, llegué a estar convencido de sentir una gran vocación.
¡Y mi confesor me persuadía que cercenar las inclinaciones amorosas no cuesta ningún esfuerzo! La solterona me replicó: No te apures, don Pedrito, estoy convencida que tienes verdadera vocación de cura.
Prosiguió: No había mal en lo que te proponía, ni peligro, ya que es tan firme tu vocación religiosa.
Hasta podías inculcarle la vocación, y que se meta monja.
¡Por vida de! ¿no tiene papá, tía, hermano? ¡que vengan con mil diablos a cuidarla! A nosotros ¿qué nos va en eso? Si tienes vocación de Hermana de la Caridad, dijéraslo y no te casaras, hija tu obligación es atender a tu marido y a tu casa, nada más.
Tenía yo un tío en México bastante acomodado, el cual me colocó en una tienda de ropas, pero notando algunos meses después de mi llegada que aquella ocupación me repugnaba sobre manera, y que me consagraba con más gusto a la lectura, sacrificando a esta inclinación aun las horas de reposo, preguntóme un día si no me sentía yo con más vocación para los estudios.
Crea usted que en esta carrera nadie entra sin vocación.
Es de su Vocación que llega tarde, cuando España está muerta, por fortuna, para las empresas aventureras.
Y usted, Juanito, ¿siente realmente la vocación militar?.
Te advierto estoprosiguió el tío Frasquito, empinando el dedoporrque si piensas consultarrle alguna vocación o confesarrte.
¿Fue santa Sinforosa? ¡Pues yo creí que había sido la otra! ¡Como leo todos los días el Año Cristiano, armo a veces unos galimatías! Y dígame, madre Larín, ¿cree usted que perseverará mi hija, que su vocación será verdadera?.
Con habilidad suma dio principio al desarrollo de su plan, comenzando por exponer la vocación de Lilí, anhelo de su corazón, esperanza dulcísima de su alma, que estaba ella dispuesta a apoyar con todas sus fuerzas, aunque hubiera que luchar con las serias dificultades que había de poner Fernandito, hábil estaquita esta última que plantaba desde luego la taimada, para agarrarse a ella más tarde y destruir, cuando hubiera logrado su objeto, los santos planes de la niña.
Su hija de usted no tiene vocación, señora condesa.
Pero como usted comprenderá, este sacrificio de precio incalculable, cuya idea le fomentaré yo por lo que en sí tiene de útil y meritorio y porque bastará quizá el ofrecerlo para alcanzar de Dios lo que el pobre ángel pide, no es una vocación religiosa: es sólo un ofrecimiento que en su aflicción y en su generosidad hace la niña, y mientras Dios no lo acepte, no existe la verdadera vocación, y yo, por mi parte, ni puedo aconsejarla ni autorizarla tampoco hasta entonces.
Tampoco creas si elijo un estado distinto del que prefieren todas las mujeres, que lo hago por despecho o atraída por una falsa vocación.
¡Tiene vocación, hijo, tiene vocación! El otro día se lo dije al P.
No se distinguía, como Belén y Felisa, por su ardiente celo religioso, lo que indicaba falta de vocación para la vida claustral, pero cumplía sus deberes puntualmente, y esto bastaba.
El farmacéutico que no hace dinero en estos tiempos es porque tiene vocación de pobre.
Ignoraba cuándo pudo venirle la vocación, tal vez su madre, ama de llaves de los señores de la Lage, mujer que pasaba por beatona, le empujó suavemente, desde la más tierna edad, hacia la Iglesia, y él se dejó llevar de buen grado.
Si me gustan los chiquillos y tengo vocación de ayo o niñero, ¿quién me priva de cuidar a los que andan descalzos por las carreteras, pidiendo limosna? Son hijos de Dios lo mismo que esta pobre pequeña de aquí.
El señorito de Limioso, no desmintiendo su vieja sangre hidalga, aguardaba sosegadamente, sin fanfarronería alguna, pero con impávido corazón, el abad de Boán, nacido con más vocación de guerrillero que de misacantano, apretaba con júbilo la pistola, olfateaba el peligro, y, a ser caballo, hubiera relinchado de gozo, el Tuerto, encogido y crispado como un tigre, se situaba detrás de la puerta a fin de destripar a mansalva al primero que entrase.
Quiso ver el emperador aquel famoso templo de la Rotunda, que en la antigüedad se llamó el templo de todos los dioses, y ahora, con mejor vocación, se llama de todos los santos, y es el edificio que más entero ha quedado de los que alzó la gentilidad en Roma, y es el que más conserva la fama de la grandiosidad y magnificencia de sus fundadores: él es de hechura de una media naranja, grandísimo en estremo, y está muy claro, sin entrarle otra luz que la que le concede una ventana, o, por mejor decir, claraboya redonda que está en su cima, desde la cual mirando el emperador el edificio, estaba con él y a su lado un caballero romano, declarándole los primores y sutilezas de aquella gran máquina y memorable arquitetura, y, habiéndose quitado de la claraboya, dijo al emperador: Mil veces, Sacra Majestad, me vino deseo de abrazarme con vuestra Majestad y arrojarme de aquella claraboya abajo, por dejar de mí fama eterna en el mundo.

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