Ejemplos con sotanas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Posteriormente numerosos sacerdotes vestidos de sotana se dirigieron a la jefatura de policía pidiendo hablar con el comisario Juan Creix, ante la negativa de los sacerdotes a desistir del intento, el oficial de guardia dio la orden de carga, produciéndose el espectáculo, hasta entonces inaudito, de un grupo de sacerdotes vestidos con sotanas siendo perseguidos por las calles de Barcelona por agentes del orden de la dictadura franquista.
En la sala se encuentran tres maniquíes con sotanas blancas de diversos tamaños: grande, mediana y pequeña, que la sastrería romana Gammarelli se encarga de confeccionar desde el siglo XVIII.
En su declamación dulzona las había abarcado a todas, jóvenes y viejas, alcanzando sus elogios hasta a las sotanas que figuraban entre ellas, lo que le dio motivo para ensalzar la religión, representada allí por sacerdotes de todo el latinismo.
Junto a la borda, otros hombres barbudos fumaban en largas pipas, y de vez en cuando sus manos rojas y escamosas se hundían bajo las sotanas forradas de pieles para agitar con fuertes rascuñones los harapos invisibles.
Sotanas de curas y sacristanes no vimos que a la capilla se acercaran, lo que demostraba excesiva tolerancia, o vista muy gorda de la superior clerecía de Atocha.
Luego vió destacarse de un grupo de sotanas a su enorme primo, que marchaba con la cabeza descubierta, brillando la condecoración de la Virgen entre la celosía de sus barbas, con la mirada arrogante, una mirada dura y hostil desconocida por Aresti.
Por debajo de las sotanas asomaban unas zapatillas de paño, con las que andaba sin el menor ruido: un calzado de espionaje que le permitía, como a los demás servidores del monasterio, deslizarse por los claustros silenciosos sin turbar el aislamiento de los Padres.
Las Cortes Constituyentes eran un volcán, un respiradero del infierno para las negras sotanas que formaban corro en torno del periódico desplegado.
Pero el fugitivo, por un resto de prudencia, mostrábase con las sotanas, como él decía, fríamente cortés y reservado, temiendo que le expulsarán si manifestaba su pensamiento.
Recuerdo haberle oído a Castelar que el mundo es de las faldas y de las faldas: es decir, de las enaguas y de las sotanas.
¡Castelar tenía razón! ¡Indudable era que las sotanas partían con las faldas el imperio del mundo! Y mientras esto pensaba Jacobo, con cierto rabioso despecho, que le hacía aún más antipático al padre Cifuentes, púsose a trazar un plan encantador, un verdadero idilio aristocrático, mitad campestre, mitad feudal, que fue exponiendo poco a poco y por partes.
Al encender por las noches el velón y ver entrar las sotanas y las gorras de sus colegas, experimentaba la misma impresión que si se encontrara rodeado de una cariñosa familia.
Doña Lupe no había simpatizado nunca con Nicolás, primero, porque las sotanas en general no la hacían feliz, segundo, porque aquel sobrino suyo no se dejaba querer.
El móvil de esto no era simplemente el amor al saber, sino un maligno deseo de tener argumentos con qué apabullar a los curas de la mesa próxima, que sólo por ser curas, aunque sueltos, le eran antipáticos, pues odiaba a la clase entera desde aquella trastada que los sotanas le hicieron en el Norte.
¿Sabes lo que te digo?gritó Juan Pablo, alzando arrogante la voz, que a mí no se me manda callar, ¿estamos? He tenido el honor de decirle cuatro frescas al obispo de Persépolis, y quien no teme a las sotanas moradas, ¿qué miedo ha de tener a las negras?.
Por las sotanas se perdió don Carlos V, y al VII no le aprovechó la lección.
Buscaba posada a los estudiantes nuevos, acompañaba en sus diversiones a los antiguos y compraba libros viejos para cambiarlos por sotanas y zapatos.
No solía el liberal usurero acompañarse de sotanas, pero aquella tarde había juntado a los tres enemigos del Magistral la importancia de los acontecimientos.
El buen Fortunato estaba en un apuro, no tenía dinero para pagar una cuenta de un sastre que había hecho sotanas nuevas a los familiares de S.
«¿A qué habían venido las sotanas nuevas? Y sobre todo, ¿por qué las pagaba él, Fortunato, de su bolsillo? Si sabía que no tenía un cuarto, porque toda la paga repartía antes de cobrarla, ¿por qué se comprometía?».
No había en los barrios bajos un elemento de activa propaganda contra las sotanas.
-Allá voy, Ana vive ahora en un equilibrio que es garantía de la salud por la que tanto tiempo hemos suspirado, ya no hay nervios, quiero decir, ya no nos da aquellos sustos, no tiene jamás veleidades de santa, ni me llena la casa de sotanas.
Juan Luna San Pedro, natural de Ilocos -perteneciente a la isla de Luzón- y de abolengo indígena, se llama, por sus predecesores, San Pedro, y se llama también Luna por la innovación de los apellidos en colonias donde sólo dos cosas se conservan inalterables: las facultades omnímodas y las sotanas de los frailes.
estaba en sus glorias y gritaba sin cesar, con voz de lobo marino: «¡Paso al señor obispo!», y entretanto, unos señores monaguillos agitaban, a bordo de un remolcador, pañuelos y sotanas, y unos señores vecinos se cayeron del susto al agua.
Hacía durar sus sotanas mucho tiempo, y como no quería que nadie lo notase, nunca se presentaba en público sino con su traje de obispo, lo cual en verano le molestaba un poco.
La sala en que nos recibieron, y que estaba llena de viejas de la vecindad espantadas de los tiros, era taller de sastrería eclesiástica, y no se veían allí más que sotanas y manteos en corte o en hilván, roquetes y sobrepellices, y algún modelo de bonete colocado sobre una cabeza de sacerdote de cartón.
Deslumbraban a la discípula del Arcipreste de Ulldecona los ricos atavíos eclesiásticos, las áureas dalmáticas y casullas, las albas vaporosas, las sotanas de sarga, olientes a raíz de lirio, o a exquisito rapé del de la Orza del Papa.
¿ No es herético aquel que besa vuestras sotanas,.
el que, tras tres, o cuatro, o seis sotanas,.
Corna el vino, se alegraba la gente y sonreia la madrina con las bromas trasnochadas de sus compañeros de mesa, aquellas tres moles que desbordaban su temblona grasa por el alzacuello desabrochado y el roce de cuyas sotanas hacia enrojecer de satisfacción a la bendita señora.

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