Ejemplos con serna

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Con la edición de los cuentos completos hasta esa fecha de Ricardo Serna, se logra llevar al gran público una obra minuciosa, bien hecha y poco difundida aún, en la que cada pieza es, por sí misma, un ejemplo de escritura.
Gómez de la Serna relata este momento: María, fuerte en su estatura contrahecha, ha minado su naturaleza, que cae enferma con una enfermedad de consunción que no hay quién pueda atajar.
Ramón Gómez de la Serna es testigo de su regreso: María vivía en estudios abandonados, a los que no habían vuelto los que desperdigó la guerra y comenzó a pintar pieles cubistas, pucheros, maquinillas de moler café, especieros, botes, anatomía de las cosas, mezcladas a la anatomía de los seres.
La pluma de Ramón Gómez de la Serna, nos deja su mejor descripción: Menudita, con su pelo castaño despeinado en flotantes Abuelos, con su mirada de niña, mirada susurrante de pájaro con triste alegría.
Tan amante de la belleza, sufría con su deformidad hasta un grado impresionante, escribe su prima Josefina de la Serna.
el Premio de narrativa Ramón Gómez de la Serna, que otorga el Ayuntamiento de Madrid.
El Virrey José de La Serna destacó al Coronel Juan Ramón Rodil en la isla, al mando de una guarnición perteneciente al Batallón Arequipa.
Esta situación de persecución hizo que se reunieran en la casa de Juan de Arjona, con regular recurrencia, personas víctimas del gobierno, entre ellas se susupo la asistencia de París, Manuel Arjona, Sardá, Acero, José María De la Serna y otros personajes que planearon tomarse el Batallón de Húsares y la Brigada de Artillería para llevar al poder al expresidente José Miguel Paey con el propósito de salvarse de la persecución y preservar el partido bolivariano y la Gran Colombia.
Esta vez nos felicitamos porque se haya podido rescatar, para un público más general, una colección de magníficos trabajos de Ricardo Serna, escritor de vocación y de refinado y excelente lenguaje.
El laberinto de los goliardos es, ante todo, una inquietante y deleitosa novela en la que Ricardo Serna nos presenta un personaje narrador, Jaime Iturbe, que se fija y dibuja enseguida en la mente de los lectores como el factótum esencial del relato.
El juego literario y los gozos de la creación laberíntica, cobran en esta nueva entrega de Ricardo Serna un especial protagonismo.
Ricardo Serna nos permite un reencuentro con ese Miguel grande y calvo de las tertulias del café Niké, un hombre niño, un profesor de ensueños y de espumas.
Serna quiere hacerse uno con el bardo de los años grises de posguerra, y huir luego por el túnel del tiempo hacia esa otra Zaragoza en la que la monotonía de la vida sólo eran capaces de romperla los sueños de los orates o las palabras acres de los poetas nuevos y sensibles.
Los textos podremos entenderlos mejor cuanto más hondamente conozcamos de antemano la obra labordetiana, pero aun desconociéndola por completo, los versos de Serna nos trasladarán a una España del pasado donde palpitaba el dolor y el sentimiento.
A través de un lenguaje escogido, pero no por ello menos natural y espontáneo, Serna nos incorpora a sus mundos irreales donde nada es cierto y todo es verdad.
La Serna del Monte es un municipio de España, en la provincia y comunidad autónoma de Madrid.
Una parte de ellos pertenecen a la etapa de aprendizaje del escritor, en la que Ricardo Serna no ahorra esfuerzos a la hora de reinventar y experimentar con el lenguaje.
En este primer libro de Ricardo Serna, publicado en Palencia como consecuencia directa de un galardón literario, se editan diecisiete cuentos del autor aragonés.
Su estilo literario, sus maneras de hacer y decir o los argumentos de sus obras, han sido valorados positivamente a lo largo de los años por críticos, académicos y escritores de talla, como Tomás Salvador, Alonso Zamora Vicente, Carmen Kurtz, Miguel Delibes o Soledad Puértolas, entre otros, maestros de la palabra a los que Serna respeta y admira profundamente.
Leonor quería un nombre muy español para su creación, por lo que no dudó en consultar a los amigos y compañeros de tertulia de su marido Manuel de Góngora, escritor y redactor jefe de la revista Blanco y Negro, entre los que se encontraban intelectuales de la talla de Luis Escobar, comediógrafo y director teatral, Jacinto Guerrero, músico y autor de zarzuelas, Felipe Sassone, novelista y diplomático, Eugenio d'Ors, filósofo y académico y Victor de la Serna, periodista.
El Condado de los Andes, es un Título nobiliario español, creado por el rey Fernando VII para premiar la labor desarrollada en Perú por el virrey Don José de la Serna y Martinez de Hinojosa.
José Antonio de la Serna, junto al arzobispo Ríos y Guzmán que se mostró solícito en esta coyuntura.
Poco después, el rey nombró al mariscal de campo José de la Serna en lugar de Sánchez Salvador.
La contienda fue contra el jefe realista mariscal José Álvarez de La Serna e Hinojosa, quién estaba a cargo de la tercera y más grande invasión realista, proveniente del Virreinato del Perú con el propósito de recapturar para la corona española el último baluarte independentista que quedaba en Sudamérica.
La serna, reserva señorial o terra indominicata, correspondía a aquella extensión de cultivo explotada directamente por el señor.
Serna, uso señorial de los más generalizados.
La Acebeda, Alameda del Valle, El Atazar, Berzosa del Lozoya, El Berrueco, Braojos, Buitrago del Lozoya, Bustarviejo, Cabanillas de la Sierra, La Cabrera, Canencia, Cervera de Buitrago, Garganta de los Montes, Gargantilla del Lozoya y Pinilla de Buitrago, Gascones, Guadalix de la Sierra, La Hiruela, Horcajo de la Sierra, Horcajuelo de la Sierra, Lozoya, Madarcos, Miraflores de la Sierra, El Molar, Montejo de la Sierra, Navalafuente, Navarredonda y San Mamés, Patones, Pedrezuela, Pinilla del Valle, Piñuécar-Gandullas, Prádena del Rincón, Puebla de la Sierra, Rascafría, Redueña, Robledillo de la Jara, Robregordo, La Serna del Monte, Somosierra, Soto del Real, Torrelaguna, Torremocha de Jarama, Valdemanco, El Vellón, Venturada, Zarzalejo, Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias, Puentes Viejas.
Ahora, con la instalación de la Universidad de San Buenaventura, regentada por la misma comunidad franciscana, ésta ha ocupado lo que fue el viejo convento y parte del colegio Fray Rafael de la Serna, lo que obligó a construir un nuevo convento sobre la Calle de Boyacá, contiguo al templo.
Este oficio lo ejercía el herrero de La Serna del Monte en los lugares de Gandullas y Piñuecar.
El territorio de La Serna formaba parte, en la Edad Media, del término de Braojos.

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