Ejemplos con sacerdote

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

No sólo yo, todos los demás comensales nos aplicamos a escudriñar, descarados, en nuestro flamante sacerdote, como cumpliendo una obligación.
Todo lo cual valió al pobre sacerdote una tempestad de murmullos, entre los cuales tuvo que sentarse, abandonando en seguida el salón, por no autorizar con su presencia la discusión de un punto para él indiscutible.
En confesión, de penitente a sacerdote, podría confiarme las cuitas de su pecho, de mujer a hombre, jamás.
Preguntábame, en la soledad de mi conciencia, ¿son éstas malicias de Satanás, que me inducen a imaginaciones impías? ¿O son, por el contrario, insinuaciones divinas con que se me hace patente que debo servir al Señor antes como buen casado que como sacerdote melancólico? Consulté con el confesor, el cual respondió afirmativamente a la primera pregunta, eran malicias de Satanás, que yo vencería sin esfuerzo.
Dijiste al principio que el muchacho ya no está en condiciones de ser un buen sacerdote.
De una parte, ese mancebo ya no está en condiciones de ser un buen sacerdote.
El anónimo era creación literaria de Felicita, pintaba, con recargada sensiblería, los amores desgraciados de don Pedrito y Angustias, hasta el instante en que la pasión avasalladora les arrebataba en un torbellino y les impelía al rapto, refería que unos perseguidores desalmados iban a los alcances de los amantes evadidos, con propósito de destruir su felicidad, esbozaba, con trazos al carbón, el cuadro venidero de una doncella sin honor, de todos despreciada, y de un sacerdote indigno, caso que no se les permitiese casarse, y, por epílogo, suplicaba de los Padre dominicos y de los marqueses de San Madrigal que intercediesen con el obispo, con el cual tenían notorio metimiento, para que obligase al descarriado seminarista a cumplir como hombre cabal con la chica.
Pero ahora resulta que soy dromedario por ser sacerdote.
Aludían al desierto de indiferencia en que se mueven así el gobernante como el sacerdote, a la sobriedad que practican o deben practicar, a la pesada carga que conducen a hombros, y, finalmente, la joroba simbolizaba la responsabilidad que llevan adherida a la propia espina dorsal, y que en el gobernante es doble, para con Dios y para con los hombres, y en el sacerdote sencilla, sólo para con Dios.
Dromedario significaba sacerdote o ministro del Señor, después de un proceso evolutivo semejante.
Además, eres honrado, veraz y tienes buen corazón, todo lo que se necesita para ser sacerdote caritativo y digno.
Yo, como sacerdote que soy, soy creyente.
No, señora, no es chistereplicó el sacerdote.
Superada esta primera e insulsa impresión de santito alfeñicado, de la fisonomía del sacerdote emanaba un no sé qué de personal y sugestivo.
He dicho más arriba nuestro flamante sacerdote, y no hay adjetivo que mejor le cuadrase.
Un Martes Santo, a la comida del mediodía, apareció en la mesa un huésped inédito: un sacerdote prebendado.
Pero de cintura arriba mostrábase el señorío, la dignidad del sacerdote de la instrucción , como él afirmaba, lo que le distinguía de toda la gente de las barracas, gusarapos pegados al surco: una corbata de colores chillones sobre la sucia pechera, bigote cano y cerdoso partiendo su rostro mofletudo y arrebolado, y una gorra azul con visera de hule, recuerdo de uno de los muchos empleos que había desempeñado en su accidentada vida.
Él solo conocía el secreto de sus toneles, atravesando con su vista las viejas duelas, apreciaba la calidad de la sangre que contenían, era el sumo sacerdote de este templo del alcohol, y al querer obsequiar a alguien, sacaba, con tanta devoción como si llevase entre las manos la custodia, un vaso en el que centelleaba el líquido color de topacio con irisada corona de brillantes.
Aunque eres pobre te casarás, sí, porque no te has de quedar soltero, como don Román, tu maestro, ni has de ser sacerdote.
No, yo no, porque soy sacerdote, ministro de un culto, y por ende no soy ciudadano más que a medias.
El sacerdote les pagaba una corta pensión.
El sacerdote que la tomó bajo su protección la puso allí, al verse obligado a desempeñar la cura de almas en un pueblo de la sierra, que a la sazón estaba infestada de guerrilleros y bandidos.
La otra gloria villaverdina fué un buen clérigo que nunca se acordó de su pueblo natal, un sacerdote austero, sencillo y trabajador, gran teólogo,al decir de don Román Lópezque llegó a canónigo angelopolitano, y después a obispo, honor a que nunca aspiraron los villaverdinos, que nunca pensaron alcanzar, y que los llenó de alegría ¡Obispo un hijo de Villaverde! ¡Cielos! ¡Qué dicha! Desde entonces sueñan mis paisanos con que Villaverde llegue a ciudad episcopal.
Me parece que veo al sacerdote, venerable anciano de aspecto dulcísimo como San Vicente de Paul, que, seguido de los acólitos que vestían mantos nuevos y sobrepellices limpias, descendía, trayendo en una mano áureo copón, y en la otra la Forma Inmaculada.
Muchos hacen esto ¡Ay, Jesús Divino, no sé cómo hay quien le mire la cara a un hombre no siendo sacerdote!.
¿Qué es esto que siento? ¿Por qué no me matas, Dios mío? ¿Por qué no me hundes para siempre en el Infierno? Es espantoso, pero lo confieso, lo confieso a solas a Dios, que me oye, y lo confesaré ante el sacerdote.
Yo, como sacerdote, no puedo aconsejar tal cosa.
Hasta las graves y metódicas prácticas del buen sacerdote se alteraban siempre que se tratase de algún asunto referente a su precoz pupilo.
¿Sabes que me parece singular ese señor sacerdote?.

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