Ejemplos con robadores

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En la casa no habían dejado los robadores ni una hilacha.
La vuestra fermosura, señora mía, puede facer de su persona lo que más le viniere en talante, porque ya la soberbia de vuestros robadores yace por el suelo, derribada por este mi fuerte brazo, y, porque no penéis por saber el nombre de vuestro libertador, sabed que yo me llamo don Quijote de la Mancha, caballero andante y aventurero, y cautivo de la sin par y hermosa doña Dulcinea del Toboso, y, en pago del beneficio que de mí habéis recebido, no quiero otra cosa sino que volváis al Toboso, y que de mi parte os presentéis ante esta señora y le digáis lo que por vuestra libertad he fecho.
De las otras personas que fuera de aquestos ya nombrados e de sus vías biven, así como piratas o cursarios, ladrones, robadores, violentadores, inçensores, vagabundos, vaibitas, giróvagos, infieles, paganos e de atales, non fiz mençión, ca encartados o fuera echados de la virtuosa vida e líçita non fazen estado por sí, nin son miembros sanos del cuerpo místico universal de la espeçia humana e congregaçión del mundo.
Aun de otra guisa se puede este exemplo aprovechar, que se disponga, si menester será, en el ofiçio de las armas por defendimiento de la fe cathólica, de su prínçipe e de su tierra, de su lealtad e de la cosa pública, e aun de la justiçia particular e manifiesta, non dubde poner su persona en peligros fasta la muerte inclusivamente, contrallando a los depredadores o robadores, que, así como las arpías, ensuzian e desordenan la mesa del estado común, lançe las tales e aparte en islas non abitables, es a saber acabadamente tuelga e tire tal embargo e amate la recordaçión de los malos fechos, ca los cavalleros son braços del cuerpo místico e çevil, dotados, siquiera ordenados a defendimiento, guarda e reposo de los otros miembros.
Para tal uso tenía el su palaçio lleno de robadores e malfechores.
Pero este mismo sentimiento, llevado a la exageración, impone ayunos que Dios no acepta, frío en el invierno y calor en el verano, mal cuidado de la salud, abandono en las enfermedades, mortifica con privaciones a la familia, niega todo favor a los amigos, cierra la mano para los pobres, endurece cruelmente el corazón para toda clase de infortunios, atormenta con sospechas, temores, zozobras, prolonga las vigilias, engendra el insomnio, persigue y agita con la aparición de espectros robadores los breves momentos de sueño, haciendo que no pueda lograr descanso.
—¿Qué es esto —decían—, dónde están los robadores de tantos robados? Pues aquí no.
En la casa no habían dejado los robadores ni una hilacha.

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