Ejemplos con riscos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Constituyó durante siglos, aparte de su función militar, el límite entre la zona urbana y la rural de la ciudad, delimitando el perímetro interior, que prácticamente quedó inalterado desde el siglo XVI hasta el siglo XIX englobando lo que eran los dos barrios centrales de la ciudad -Vegueta y Triana- y algunos de los arrabales que ascendían por las lomas de las montañas cercanas y que se conocen con el nombre genérico de Riscos , tomando estos últimos el nombre del Santo bajo cuya advocación se encontraba la Ermita en ellos edificada.
En partes de Sudáfrica el pohutukawa crece tan bien que es considerado una especie invasora, también se está naturalizando en los riscos costeros de la región de Sydney, Australia, se le ha introducido en el España tan al norte como La Coruña y en Inglaterra en el extremo sur.
Tierras yermas, campos cultivables, colinas de creta, riscos y arenas costeras.
Estos corresponden a hogueras con grandes cantidades de salitre en riscos a orillas del mar, que al tocar con el mar producen grandes estruendos y una atmósfera especial en toda la ciudad.
Estos riscos de granito se alzan en el extremo norte del Circo de la Pedriza Posterior y tienen unas formas peculiares gracias a la acción del viento y el agua.
Las cinco águilas blancas simbolizan los cinco elevados riscos siempre cubiertos de nieve.
En las laderas de este cerro abundan las rocas, riscos y canchales de granito, muy propios de La Pedriza.
En el circo de la Pedriza Posterior abundan los riscos, canchales y rocas de muy diversas formas, al igual que en el resto de La Pedriza.
Lugares donde se puede encontrar el echium callithyrsum: en los riscos sobre San Mateo y Lagunetas, Tenteniguada,.
También existen formaciones calcáreas como los Riscos de Cartajima.
Aldea recogida a la sombra de los riscos de la garganta del Mataviejas que gira en torno a su estrecha calle, paralela al rio, donde aún hay casas habitadas con la arquitectura popular de la zona.
Castro celtibérico levantado por los turmogos que eligieron los más elevados riscos que bordean la garganta del rio Mataviejas.
Dentro y fuera del recinto conventual existen numerosas ermitas diseminadas en su mayoría por los riscos circundantes, cuyas ruinas se conservan en la actualidad.
Obligado a combatir con sus perseguidores, el prófugo se hizo fuerte entre los riscos de una quebrada y tras un largo tiroteo acabó con todos sus adversarios.
Habita sobre rocas, riscos costeros, muros, laderas secas en casi toda Europa.
Una cuadrilla de bandoleros ha presenciado el combate desde los riscos, y al ver huir a los turcos sale a su encuentro, disparando los pedreñales y esgrimiendo sus dagas.
El instinto de la nacionalidad cristiana revolviéndose contra los invasores, el repliegue de toda el alma española a los riscos de Covadonga para caer de nuevo sobre el conquistador, era una mentira.
Era aquella naturaleza agreste y sombría, y hacíanla pavorosa los muchos saltos de agua que se despeñaban de los riscos, el continuo lamentar de la corriente del río detenida por las peñas y la falta de sol que ocultaban ya en aquella hora las dos altas montañas.
Olvidando sus acostumbradas correrías por montes y riscos, la sacaba todas las tardes, sin faltar una, a dar paseítos higiénicos, que crecían gradualmente, y Nucha, apoyada en su brazo, recorría el valle en que los Pazos de Ulloa se esconden, sentándose en los murallones y en los ribazos al sentirse muy fatigada.
Las correrías de Manuel iban haciéndose interminables, y de ellas regresaba cada vez más taciturno y melancólico, siendo cosa que ya daba espanto verlo llegar, despues de meses enteros de ausencia, curtido por el sol o por la lluvia, deshechos piés y manos de trepar por inaccesibles riscos, desgarradas a veces sus carnes por los dientes y las uñas del lobo, del jabalí y de otros animales feroces, y siempre vestido con pieles de sus adversarios,—única gala del pequeño Nemrod despues de tan desiguales luchas.
—Tan árida y escabrosa es aquella region, que nadie ha entrado nunca en codicia de disputar a los animales silvestres el pacífico, inmemorial disfrute de las escasas hierbas y atroces matorrales que festonean sus riscos, por lo que, ni siquiera hoy, despues de la desamortizacion y venta de todo lo criado, figura tal arrabal del Planeta en el catastro de la riqueza pública.
Con diferentes pensamientos de los del cadí navegaban Ricardo y Mahamut, y así sin querer tocar en tierra en ninguna parte, pasaron a la vista de Alejandría de golfo lanzado, y sin amainar velas, y sin tener necesidad de aprovecharse de los remos, llegaron a la fuerte isla de Corfú, donde hicieron agua, y luego sin detenerse pasaron por los infamados riscos acroceraunos, y desde léjos al segundo dia descubrieron a Paquino, promontorio de la fertilísima Tinacria, a vista de la cual y de la insigne isla de Malta volaron, que no con ménos lijereza navegaba el dichoso leño.
de los años, pues tengo diez y nueve y no llego a veinte, se consume y marchita debajo de la corteza de una rústica labradora, y si ahora no lo parezco, es merced particular que me ha hecho el señor Merlín, que está presente, sólo porque te enternezca mi belleza, que las lágrimas de una afligida hermosura vuelven en algodón los riscos, y los tigres en ovejas.
En verdad, señora respondió Sancho, que en mi vida he bebido de malicia, con sed bien podría ser, porque no tengo nada de hipócrita: bebo cuando tengo gana, y cuando no la tengo y cuando me lo dan, por no parecer o melindroso o malcriado, que a un brindis de un amigo, ¿qué corazón ha de haber tan de mármol que no haga la razón? Pero, aunque las calzo, no las ensucio, cuanto más, que los escuderos de los caballeros andantes, casi de ordinario beben agua, porque siempre andan por florestas, selvas y prados, montañas y riscos, sin hallar una misericordia de vino, si dan por ella un ojo.
Seguramente puede vuestra merced entrar y espaciarse en este castillo, que, aunque es estrecho y mal acomodado, no hay estrecheza ni incomodidad en el mundo que no dé lugar a las armas y a las letras, y más si las armas y letras traen por guía y adalid a la fermosura, como la traen las letras de vuestra merced en esta fermosa doncella, a quien deben no sólo abrirse y manifestarse los castillos, sino apartarse los riscos, y devidirse y abajarse las montañas, para dalle acogida.
¡Ay, desdichada, y cuán más agradable compañía harán estos riscos y malezas a mi intención, pues me darán lugar para que con quejas comunique mi desgracia al cielo, que no la de ningún hombre humano, pues no hay ninguno en la tierra de quien se pueda esperar consejo en las dudas, alivio en las quejas, ni remedio en los males!.
Buscando las aventuras por entre las duras peñas, maldiciendo entrañas duras, que entre riscos y entre breñas halla el triste desventuras, hirióle amor con su azote, no con su blanda correa, y, en tocándole el cogote, aquí lloró don Quijote ausencias de Dulcinea del Toboso.
Toma bien las señas, que yo procuraré no apartarme destos contornos dijo don Quijote, y aun tendré cuidado de subirme por estos más altos riscos, por ver si te descubro cuando vuelvas.
Parecióle bien el consejo a don Quijote, y, tomando de la rienda a Rocinante, y Sancho del cabestro a su asno, después de haber puesto sobre él los relieves que de la cena quedaron, comenzaron a caminar por el prado arriba a tiento, porque la escuridad de la noche no les dejaba ver cosa alguna, mas, no hubieron andado docientos pasos, cuando llegó a sus oídos un grande ruido de agua, como que de algunos grandes y levantados riscos se despeñaba.
De tanta confusión no las arenas del padre Tajo oirán los tristes ecos, ni del famoso Betis las olivas: que allí se esparcirán mis duras penas en altos riscos y en profundos huecos, con muerta lengua y con palabras vivas, o ya en escuros valles, o en esquivas playas, desnudas de contrato humano, o adonde el sol jamás mostró su lumbre, o entre la venenosa muchedumbre de fieras que alimenta el libio llano, que, puesto que en los páramos desiertos los ecos roncos de mi mal, inciertos, suenen con tu rigor tan sin segundo, por privilegio de mis cortos hados, serán llevados por el ancho mundo.

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