Ejemplos con repoblase

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Las talas excesivas que se produjeron a partir del siglo XVIII destinadas a los trabajos en la ferrerías, la construcción naval e incluso la elaboración de papel llevaron a la Diputación de Vizcaya a decry¡tar que se repoblase las superficies taladas, dichas repoblaciones se realizaron con especies más comerciales.
Noticiosos los Tebanos de que los Lacedemonios y los Atenienses habían enviado embajadores al gran Rey para negociar una alianza, mandaron también por su parte a Pelópidas, con muy buen consejo, a causa de su gran nombradía. Ya desde el principio, al pasar por las provincias del rey, fue muy considerado e hizo gran ruido, porque no cundió tibiamente o como rumor vago por el Asia la fama de los encuentros sostenidos contra los Lacedemonios, sino que, apenas se divulgó la voz de la batalla de Leuctra, aumentada e impelida cada día con algún nuevo triunfo, se extendió hasta los países más remotos. Así, cuando llegó al palacio, apenas le vieron los Sátrapas, los de la guardia y los generales, comenzaron con admiración a decirse: “Éste es el que derribó el imperio de la tierra y del mar, de que estaban apoderados los Lacedemonios, y el que contuvo entre el Taigeto y el Eurotas aquella Esparta que poco antes había hecho la guerra al gran rey y a los Persas, llevándola hasta Suza y Ecbátana por medio de Agesilao”. A Artojerjes le habían sido de gran placer estos sucesos, así mostró admirar a Pelópidas aun más allá de su fama, y quiso hacer ostentación de que le honraba y obsequiaba sobre cuantos habían merecido su estimación. Túvole todavía en más luego que vio su figura y que oyó sus razonamientos, más enérgicos que los de los Atenienses, y más sencillos que los de los Lacedemonios, y, como sucede ordinariamente a los reyes, no disimuló su aprecio hacia tan singular varón, ni se ocultó a los otros embajadores que le trataba con mayor distinción. Entre todos los Griegos, parece haber sido el Lacedemonio Antálcidas quien de él había recibido más señalado honor, cual fue el haberle enviado, bañada en esencias, la corona que mientras bebía ornaba su cabeza. A Pelópidas no le hizo un regalo igual, pero le envió presentes ricos y del mayor valor, y condescendió con sus proposiciones: “que fuesen independientes todos los Griegos y se repoblase Mesena, y que los Tebanos fuesen tenidos por amigos hereditarios del rey”. Recibida esta respuesta, y de los dones sólo los que pudieran ser una muestra de aprecio y benevolencia, se restituyó a su patria, con lo que todavía quedaron más desacreditados los otros embajadores. Así, los Atenienses, puesto en juicio Timágoras, le condenaron a muerte, si fue por el exceso de los dones, justísimamente, pues no sólo admitió oro y plata, sino un lecho de grandísimo precio y esclavos que lo preparasen, como si los Griegos no supiesen este ministerio, y, además de esto, ochenta vacas con sus vaqueros, porque necesitaba tomar la leche para cierta enfermedad. Finalmente, fue conducido en silla de manos hasta el mar, siendo el rey quien pagó a los mozos el jornal. Mas no parece haber sido este soborno lo que principalmente irritó a los Atenienses, ya que a Epícrates el Cosario, que no negaba haber recibido regalos del rey, y que se atrevió a presentar un proyecto de decreto para que cada año, en lugar de los nueve arcontes, se nombrasen nueve embajadores cerca del rey, tomados entre los plebeyos y pobres, a fin de que volvieran ricos, el pueblo se lo tomó a risa, por tanto, su principal encono fue porque todo se hizo en consideración a los Tebanos, sin reflexionar que la gloria de Pelópidas era de más influjo que los discursos y las palabrerías para con un hombre que siempre se ponía de parte de los que en las armas eran superiores.

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