Ejemplos con rectamente

una organización social espontánea, autónoma, no coactiva, un orden voluntario cooperativo basado en la ética objetiva y universal de la libertad y la justicia rectamente entendida como el derecho individual de propiedad privada.

Rectamente erguido iba su cuerpo, entonces.

En pocas semanas, Colón alcanza lo que no pudo conseguir en varios años, gracias a la comprensión inteligente y al carácter firme y resuelto de un hombre de claustro, rectamente aconsejado por un médico de pueblo.

Allí emprenden rumbo y se van caminando de manera curva puesto que en la zona nadie puede caminar rectamente, ya que, mientras más derecho se vaya más riesgo hay.

Cuando Febrer llegó al pueblo se dirigió rectamente a la iglesia.

Palabras y sonrisas conducían rectamente al matrimonio, sólo era posible el trato con las jóvenes para hablar de la formación de una nueva familia.

Entró con paso decidido, sin saludar a nadie, seguido del perro, que olisqueaba sus piernas con gruñido cariñoso, y fue rectamente a ocupar la silla vacía junto a Margalida: el lugar reservado a los pretendientes.

Primeramente un largo relato de los bienes que aún poseía Jaime antes de partir de Mallorca, esclavos de toda clase de gravámenes e hipotecas, luego una lista de sus acreedores, que era mayor que la de los bienes, seguida de una relación de intereses y obligaciones, enmarañada red en la que se perdía la memoria de Febrer, pero por en medio de la cual caminaba Valls rectamente, con la seguridad de los de su raza para desentrañar los más confusos negocios.

Jaime, tan pronto los veía subiendo a lo más alto, como descendiendo cabeza abajo, pero ellos, en su ilusión, creían marchar rectamente, admirando a cada vuelta nuevos espacios, nuevas cosas.

Mina fué rectamente en busca de lo que le había atraído cuando estaba al otro lado de la tierra.

Entonces pretendió avanzar lo mismo que antes, y la máquina perseguidora cambió otra vez de dirección, marchando rectamente a su encuentro.

Sólo iban transcurridos unos segundos, cuando empezó a marcarse sobre el agua un dorso obscuro, de vertiginosa carrera, que venía rectamente hacia el vapor.

El , con el práctico en el puente, aceleró su marcha, poniendo la proa rectamente a Montevideo.

El sueño cerró las bocas de los oficiales, y Santiuste se adormeció pensando en su compromiso de referir puntual y rectamente cuanto viese.

Hasta sentía cierto goce secreto provocándolo, marchando rectamente hacia él.

Pero Pepeta se fué rectamente a la cama, apartando a las otras mujeres.

Su buen natural, rectamente encaminado en su niñez y en su adolescencia por las lecciones del aya, no la había abandonado nunca.

Al entrar en el patio, dirigiéronse rectamente a la cuadra.

Aparentaba tener sobre cuarenta años: su cabeza rectamente conformada y airosa, sus ojos vivos, sus finos modales, y la gallardía de su cuerpo, que más bien era pequeño que grande, le hacían agradable a la vista.

Estando los campos cubiertos de agua, es más necesario que nunca seguir rectamente la dirección de la rastrillada, porque reblandecida la tierra por la humedad, el peligro del guadal es inminente a cada paso.

En las noches más tenebrosas él marcha rectamente a donde quiere.

opinión, que es antigua y aprobada por todos los filósofos, bien y rectamente se dirá.

tiempo se ha de enojar uno, y hasta cuánto lo puede hacer uno rectamente, y dónde.

rectamente, que es quitar del que hizo el agravio y añadir al que lo recibió hasta reducirlos.

cierta manera, está rectamente dispuesto, y lo uno a lo otro no contradice.

no argüían bien, ni colegían sus conclusiones rectamente, porque no distinguían.

Y es el Arcángel, que rectamente se desploma sobre una babilónica ciudad.

- Hablad más comedido, señora, y relatad vuestro negocio, sin improperios de vuestro marido, que el señor juez de los divorcios, que está delante, mirará rectamente por vuestra justicia.

Entonces la pulga, dando brincos, saltó a la cama en que dormía el mercader, fué rectamente hacia las posaderas, y en ellas le picó como nunca había picado pulga alguna en trasero humano.

Ello es que marchábamos, casi rectamente ya, por las elevadísimas mesetas de una serie de lomas, con dirección al Mediterráneo, cuya soledad azul se dilataba a nuestros pies, como una campiña sin límites vista desde las murallas de una ciudad.