Ejemplos con rechazas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Si te miras en el espejo del alma ves que peleas con otros o los rechazas porque estás en pelea contigo mismo.
Rechazas el novio gordinflón, desprecias el curita hipócrita.
En tu busca vengo, si me rechazas, no me queda más sitio para morir que la cárcel o un hospital, si es que quieren recibirme en él al conocer mi nombre.
Entonces el mercader, atolondrado por las locuras de aquel bruto, le dijo: ¡Ni tú, ni tu familia, ni todos los de vuestra tribu, habéis comido en toda vuestra vida por valor de cien dinares! Pero voy a hacerte la última oferta, y si la rechazas, iré a ver al príncipe Scharkán y le daré cuenta de los malos tratos sufridos por esta joven, que seguramente has robado, ¡oh miserable saqueador!.
Entonces te aproximarás gentilmente al kadí y, le dirás: ¡no quiero divorciarme! Y te preguntará ¡Cómo! ¿Rechazas los cinco mil dinares que van a darte, y los efectos por valor de mil dinares y el caballo de mil dinares, por seguir con una mujer? Tú contestarás: ¡Entiendo que cada cabello de esa mujer vale diez mil dinares! Por eso conservo a la propietaria de ten preciada cabellera.
-Tú también me conoces, pero tú no me rechazas.
Tú lo sabes, y sin embargo me rechazas.
-¡Y yo te ofrezco los medios para salir de este estado y los rechazas! ¡Te señalo el amor exclusivo de Dios como término dulcísimo de tus ansias, y dudas todavía!.
-¿Huyes y me rechazas?, continuó ella con un simulado ardid de coquetismo, ¿no es verdad que soy ridícula hasta la locura, al aspirar ostensiblemente nada menos que a tu amor, que es por muchos conceptos un imposible? ¡Pobre antorcha que se extingue ya por falta de pábulo y que solo arroja un moribundo destello que la ciega! Es cierto: yo debiera mantenerme a la línea que la naturaleza marca a sus periodos, pero he aquí que una explosión vana y frívola me seduce, me arrebata y traslimita mi mente hasta un extremo vedado a este astro oscurecido ya en su ocaso.
-¿Con qué es decir que rechazas mi mandato? gritó ella enfurecida a su vez y en tono de amenazadora autoridad.
Cerca ya de la puerta sintió sobre su cuello la ardiente respiración de la hermosa: «¿Me rechazas? ¿Me rechazas?».
—- Yo soy impura y tu me rechazas .

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Ariiba