Ejemplos con recatos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Bueno fuera en esta sazon preguntar a Carrizales, a no saber que dormia, que ¿adónde estaban sus advertidos recatos, sus recelos, sus advertimientos, sus persuasiones, los altos muros de su casa, el no haber entrado en ella ni aun en sombra álguien que tuviese nombre de varon, el torno estrecho, las gruesas paredes, las ventanas sin luz, el encerramiento notable, la gran dote en que a Leonora habia dotado, los regalos continuos que la hacia, el buen tratamiento de sus criadas y esclavas, el no faltar un punto a todo aquello que él imaginaba que habian menester y que podian desear? Pero ya queda dicho que no habia para qué preguntárselo, porque dormia mas de aquello que fuera menester: y si él lo oyera, y acaso respondiera, no podia dar mejor respuesta que encoger los hombros, enarcar las cejas y decir: todo aqueso derribó por los fundamentos la astucia, a lo que yo creo, de un mozo holgazan y vicioso, y la malicia de una falsa dueña, con la inadvertencia de una muchacha rogada y persuadida: libre Dios a cada uno de tales enemigos, contra los cuales no hay escudo de prudencia que defienda, ni espada de recato que corte.
No os quiero decir, señores, porque seria proceder en infinito, los términos, las trazas y los modos por donde el duque y yo vinimos a conseguir al cabo de dos años los deseos que en aquellas bodas nacieron, porque ni guardas, ni recatos, ni honrosas amonestaciones, ni otra humana diligencia fué bastante para estorbar el juntarnos, que en fin hubo de ser debajo de la palabra, que él me dió, de ser mi esposo, porque sin ella fuera imposible rendir la roca de la valerosa presuncion mia: mil veces le dije que públicamente me pidiese a mi hermano, pues no era posible que me negase, y que no habia que dar disculpas al vulgo de la culpa que le pondrian de la desigualdad de nuestro casamiento, pues no desmentia en nada la nobleza del linaje Bentibolli a la suya Estense.
Todos estos recatos míos, que él debía de tener por desdenes, debieron de ser causa de avivar más su lascivo apetito, que este nombre quiero dar a la voluntad que me mostraba, la cual, si ella fuera como debía, no la supiérades vosotros ahora, porque hubiera faltado la ocasión de decírosla.
Recatos impertinentes, honestidad contra el uso, son nubes que me la encubren cuando más verla procuro.
Por Dios, que esta vez no os han de valer vuestras valentías ni vuestro recatos!.
Gente dormida, ¿no oís? ¿Cómo, y tan temprano tenéis atrancada la puerta? Los recatos de mi Leonarda deben de andar por aquí.

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