Ejemplos con proemio

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Esta obra, como la sucesiva Bellum Iugurthinum, se abre con un amplio proemio en el que el autor ilustra sus consideraciones ideológicas.
En el proemio el propio Boccaccio es Filostrato y señala a su propio amor que le ha rechazado.
En la edición alemana de sus Obras completas, el compilador Moeller van den Bruck encabeza la versión de Pobres gentes con un proemio en el que hace resaltar también cómo Dostoyevski plantea en estas páginas un problema social y lo resuelve intuitivamente en nombre del amor, con la efusiva videncia del arte, y no al modo de los filósofos racionalistas, que se elevan a ese amor o filantropía mediante largos y fríos razonamientos.
Escritos literarios: el Proemio o Proemio e carta al condestable don Pedro de Portugal,.
Fue, además, uno de los primeros historiadores de la literatura española y le preocupó cuestiones de poética, como demuestra el prólogo que puso a sus obras, el Proemio e carta al condestable don Pedro de Portugal.
En la antigüedad consistía el proemio en un fragmento cantado que precedía a las composiciones que ejecutaban los citaristas o, por lo menos, tal es la acepción de la palabra griega empleada por Píndaro.
Carta proemio: es aquella que sirve de prólogo a un libro.
Este proemio aparece ya en Hecateo de Mileto.
En primer lugar, la existencia de un proemio autobiográfico donde se destaca la importancia del hecho a tratar.
Egidio Viganó y un proemio que recuerda la fidelidad a Don Bosco.
Salustio no estuvo animado solo por motivos de carácter artístico e histórico, como sostiene en el proemio de la obra, sino que se dejó llevar por el clima político vigente, componiendo un libelo muy polémico y tendencioso.
La obra se presenta con la estructura típica de las monografías de la historiografía helenista, según un esquema muy preciso: un proemio, el retrato del protagonista, varios excursus políticos y morales y al final un análisis de los discursos pronunciados por los personajes y por los dioses indicando los documentos que han servido de fuente.
El Marqués de Santillana lo recuerda en su Proemio y carta al Condestable de Portugal, al hacer un repaso por la poesía en lenguas romances, con estas escuetas palabras: Fernán Sánchez Calavera, comendador de la orden de Calatrava, compuso asaz buenos decires.
Y aquí tosió dos veces, emitió un par de gruñidos por vía de proemio, y continuó:.
—Por cierto, señoras hermanas y compañeras mias, que nunca mi intento fué, es, ni será otro que daros gusto y contento en cuanto mis fuerzas alcanzaren, y así no se me hará cuesta arriba este juramento que me piden, pero quisiera yo que se fiara algo de mi palabra, porque dada de tal persona como yo soy, era lo mismo que hacer una obligacion guarentigia, y quiero hacer saber a vuesa merced que debajo del sayal hay al, y que debajo de mala capa suele estar un buen bebedor, mas para que todas estén seguras de mi buen deseo, determino de jurar como católico y buen varon: y así juro por la intemerata eficacia donde mas santa y largamente se contiene, y por las entradas y salidas del santo Líbano monte, y por todo aquello que en su proemio encierra la verdadera historia de Carlomagno, con la muerte del gigante Fierabras, de no salir ni pasar del juramento hecho, y del mandamiento de la mas mínima y desechada destas señoras, so pena que si otra cosa hiciere o quisiere hacer, desde ahora para entónces, y desde entónces para ahora lo doy por nulo, y no hecho ni valedero.
Otro menos perseverante que Santiago habría abandonado el proyecto, pero mi paisano, que aspiraba a ser émulo de Colón en la constancia, se puso entonces a escribir un libro con el propósito de remitirlo al rey con un memorial, cuyo tenor copia en el proemio de su abultado manuscrito.
Admiré su profundo juicio, y le obedecí, reduciendo estas hojas al menor número posible, no obstante la repugnancia que arriba dije, y empiezo observando lo mismo respecto a esta introducción preliminar, advertencia, prólogo, proemio, prefacio, o lo que sea, por no aumentar el número de los que entran confesando lo tedioso de estas especies de preparaciones y, no obstante su confesión, prosiguen con el mismo vicio, ofendiendo gravemente al prójimo con el abuso de su paciencia.
Pero non ignoredes en el primero conçebimiento d'esta obra fue mi entinçión explicadamente e por menudo poner la aplicaçión a cada una d'estas diferençias de los nombrados estados en esta manera: que un capítulo fuese de la ficçión o istoria del trabajo e otro de la exposiçión o alegoría e otro de la verdat o çertidumbre del fecho cómo fue o passó, e doze siguientes capítulos en cada uno aplicando aquel trabajo a su estado por orden suçesivamente, segúnt en el proemio son escriptos.
En tanto que dizen los istoriales que si Hércules esta obra no fiziera e cumpliera, afirmando e sosteniendo la astrología, aquélla oy peresçida fuera e fallesçiera al humano entendimiento tan noble materia, por la cual demostrativamente e semejable de verdat conçibe el divinal cognosçimiento, segúnt Tholomeo ha dicho en el proemio del su Almagesti, confirmando que la astrología es senda que lieva los omnes a Dios, es a saber dales d'Él notiçia.
E por tal vía será fecho cada uno d'éstos otro Hércules vençiendo, e vençerá el gigante Anteo e sera exemplo a la conservaçión del bienaventurado estado de maestro, del cual las sagradas Escripturas fablan en muchos lugares, comparando los maestros e doctores al firmamiento, al sol, a la luna, a las estrellas, como pone sant Gerónimo trasuntivamente en el proemio de la Biblia, a mostrar que ellos deven seer firmes como el firmamento e incorruptibles por tales viçios, claros como el sol dando lumbre a exemplar e doctrina a todo el mundo, limpios como la luna de toda corporal infecçión, çentillantes como estrellas por castimonia, puridat, elocuençia e traditiva.
No espere vuestra paternidad un proemio de disculpas por no averos escrito hasta agora, que una de las cosas en que tengo hecha esperiencia del Amor que ay entre nosotros es parecerme que no puedo ofender a vuestra paternidad en cosa de las que hago, aunque sea tan mala como aver dexado de escrviros tantos días, esta seguridad es tan rara en las amistades como lo son las partes vuestras que fueron causa de nuestra amistad.
Y aquí debiera poner fin a este proemio, asaz enojoso para mí por el fin que lleva, mas no quiero dejar la pluma sin resarcirla del disgusto de escribirle, dedicándola un instante a más placentera ocupación.

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