Ejemplos con primer

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Léase el primer párrafo de este cuento en voz alta haciendo los cambios necesarios para decirlo todo en tiempo pasado.
Llegaban al primer naranjo, cuando Platero, que holgazaneaba por allí, contagiado del juego, se unió a ellas en su vivo correr.
Esta carta se cruzó con otra que Xuantipa había escrito a Angustias de sobremesa, fresca aún la noticia de la fuga y en el primer impulso de la iracundia:.
Merced al estanco que obtuvo Simón sin dificultad, a los ahorros que trajo de la aldea y al crédito, aunque muy limitado, que no tardó en abrírsele en algunos depósitos al por mayor, en el primer año de establecido en la villa duplicó su capital.
Cuando don Simón suspende, dos veces al día, sus tareas, sube al primer piso, y atravesando alfombradas estancias, alfombradas, así como suena, entra en un gabinete lujosamente amueblado también, y allí se cambia la bata por un elegante traje de calle, se quita el gorro de la cabeza, en la cual ocasión puede vérsela coronada por una calva nada aristocrática por cierto, y se pone el grave, reluciente sombrero de copa.
La totalidad y fusión de todos ellos, predominando cada manera según la razón del pensamiento: Cervantes, el primer pensador español.
Dentro de pocas horas, en el primer tren, saldrá Angustias camino de Castrofuerte, con una carta para don Abel Parras, un canónigo viejo, gordo, pacífico y bonachón, que es mi mejor amigo.
El primer deber de los decentes y bien nacidos es atender al decoro de su persona.
Todos los esfuerzos de la primera, todas sus meditaciones, todos sus desvelos y todas sus consultas al espejo antes de darse a luz en los sitios más públicos de la villa, hecha un brazo de mar y cargada de relumbrones, no lograron colocarla en jerarquía más alta que la correspondiente al nombre de , con el cual se la designó desde el primer día en que se hizo notar por sus humos estrafalarios.
El primer efecto de una presentación jamás se olvida en la sociedad, máxime cuando ésta es reducida y presuntuosa.
El primer cantor cristiano fué San Ambrosio de Milán, cuyo corazón era como un grano de incienso entre brasas.
Estamos en la ciudad, en una de sus calles principales y frente a un portal no muy limpio, pero sí muy espacioso, subimos el primer tramo de la ancha escalera que de él arranca, atravesamos, sin detenernos, la puerta del entresuelo, en la cual se lee, sobre bruñida chapa metálica, el siguiente letrero: SIMÓN C.
Cuando Apolonio vió el primer par de calzado yanqui, exclamó: Esta es invención de salvajes.
Cuando los emisarios del cardenal Besarión vieron en casa de Constantino Lascaris el primer libro impreso, burláronse riendo de la estúpida invención, y dijeron: Entre los bárbaros tenía que nacer la ocurrencia, y en una villa de Alemania.
Por entonces llegó a Pilares el primer fonógrafo.
Pero ¿cómo evitaría olvidarlo, si estaba a solas casi siempre? El Inteleto le cuchicheó algo dentro del cráneo, y Belarmino salió a la calle, fué andando hasta la aldea, y en el primer caserío encargó que le buscasen una urraca y se la llevasen al cuchitril.
Mi primer viaje por ferrocarril: ¡lo que hube de gozar! En León doblábamos el rumbo y cambiábamos a un tren directo hasta Pilares, que partía de allí mismo.
Su progenitor Xuan, el Tipo, vinatero, procedente de Toro, fué el primer usufructuario del dicho apéndice o alias, y lo debía a que, estando irritado, y se irritaba a menudo, amenazaba con quitar el tipo al.
Bien penetrada de esta verdad, Juana la sintió en su alma, como un toro siente en el morrillo el primer par de banderillas, hízose más áspera y brutal que de costumbre, y se prometió arrollar cuanto hallara por delante, creyendo demostrar así, mejor que con dulzura y sencillez, que era tan digna como la más encopetada de ocupar el puesto que no se le concedía.
Y del primer empujón la echó fuera de la cama.
Al amanecer le vió Roseta en el camino, casi oculto tras el tronco de una morera, mirándola con zozobra, como un niño que teme la reprimenda y está arrepentido, dispuesto a huir al primer gesto de desagrado.
Era el primer parroquiano de su establecimiento: jamás se acostaba satisfecho si no había bebido en sus tres comidas medio cántaro de vino.
Después salía un lobo a morderla, con un hocico que recordaba vagamente al odiado , y reñían los dos animales a dentelladas, y salía su padre con un garrote, y ella lloraba como si la soltasen en las espaldas los garrotazos que recibía su pobre perro, y así seguía desbarrando su imaginación, pero viendo siempre en las atropelladas escenas de su ensueño al nieto del tío , con sus ojos azules y su cara de muchacha cubierta por un vello rubio, que era el primer asomo de la edad viril.
Todo esto sin contar que Teresa, más de una vez, se encerraba en su , y abriendo un cajón de la cómoda, desliaba pañuelos sobre pañuelos para extasiarse ante un montoncillo de monedas de plata, el primer dinero que su marido había hecho sudar a las tierras.
Todo lo que ocurría ahora lo esperaba él ¡hijo mío! Ya se lo había dicho el primer día que le encontró instalado en las tierras malditas: ¡Le traerían desgracia!.
Causó estupefacción en el primer momento la presencia de Roseta: algo así como la entrada de un moro en la iglesia de Alboraya en plena misa mayor.
Era el primer amor, la expansión de la juventud apenas despierta, que se contenta con verse, con hablar y reir, sin sombra alguna de deseo.

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