Ejemplos con perjudique

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Termina con una premonición sobre su propio final: la posibilidad de ser acusado injustamente ante un tribunal, reafirmándose en su voluntad de buscar el mayor bien para los ciudadanos, y no su placer, aunque ello le perjudique.
El coquetismo, pues todo hay que decirlo, ya nos perjudique, ya nos favorezca, ha sido en mí defensa contra la soledad del alma, un medio de producir alegría, movimiento, bullicio de cosas y personas, un arte de guerra para devolver al mundo mis sufrimientos, que en gran parte, de él y de sus leyes recibía yo.
En ella, cual si lo presintiera, dio la medida de su saber: si a primera vista no seduce, examinada despacio causa impresión muy honda: esta ejecutada con voluntaria desigualdad que acrecienta el efecto que causa: el campo, tierra, peñascos, cielo y fondo hechos con rápida maestría, las figuras, y en particular las cabezas, minuciosamente construidas, sin que su pequeñez perjudique ni mengüe la impresión que producen, porque a poco que se miren, como si crecieran, parecen de tamaño natural.
dejará perjudicar de otro que voluntariamente también le perjudique, de manera,.
dora sobriedad, sin que la sobriedad perjudique en lo menor.
-Eso, de ningún modo, yo no sufro que se perjudique a mi hija por una persona extraña a nuestra familia.
Si esta legislación municipal tiene indubitablemente por objeto el bien público, mal puede estimarse, como irrevocable nada, que le perjudique.
Nace éste, y aun favorecido por la fortuna, difícil será que no le perjudique la falta de conocimientos higiénicos de su madre.
Detrás de la casa hay un huerto cercado de pared seca, orlado, por la parte interior de ésta, de una hermosa andana, y lleno de lozanos frutales que los dueños cuidan con singular cariño, por más que su sombra perjudique a las hortalizas.
Los mercaderes tal y cual son comerciantes musulmanes de Damasco, extraños a nuestro país y a nuestra religión cristiana, pero como han comerciado en nuestro país, y el comercio constituye la prosperidad de una nación y su riqueza, y como no son hombres de guerra, sino hombres pacíficos, les damos este salvoconducto para que nadie los perjudique en su persona ni en sus intereses, y no se les reclame diezmo alguno, ni derecho de entrada ni salida por sus mercancías.
De todo ello te puedes henchir, hija mía, sin el menor riesgo de que te perjudique ni en la salud física ni en la moral: antes al contrario, caerá como fecundante rocío sobre la hermosa primavera de tu vida, y dando mayor firmeza y desarrollo a lo mucho bueno que ya tienes, hará que sea mejor que ello todavía lo que vayas acopiando.

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