Ejemplos con pegaba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Otra fuente del siglo XVI señala que había una gran rosa de piedra dorada bajo el gablete, que contenía una piedra roja, de modo que cuando el sol pegaba en esa parte, no se podía mirar hacia allí debido a los destellos.
Huecuf : el diablo con una cola larga y si le pegaba a una persona este podía llegar a morir, estaba siempre montado en un caballo.
Su cambio de nombre de Randy Poffo surgió en el Campeonato de Wrestling de Georgia donde Ole Anderson dijo que el nombre de Poffo no le pegaba a alguien que luchaba como un salvaje.
La mal alimentaba, con patatas y pan duro, no le pegaba pero sí que la pellizcaba, y le había prohibido salir a las ventanas y balcones.
Ese día ya puso el par del violín que él mismo inventara y que le daría celebridad: El haber jugado al polo me hizo pensar que, igual que se le pegaba a la bola por el lado izquierdo, al toro también se le podía dar por la izquierda.
De esta etapa en Avellaneda recuerdo varias actuaciones superlativas, y unos cuantos goles, ya que si bien no llegaba mucho al área rival, le pegaba muy bien desde afuera.
Se les pegaba con palos de goma.
Era su padre quien le pegaba, y un padre puede pegar, porque así demuestra que se interesa por sus hijos.
En los cuchicheos, en las sonrisas, hasta en los juegos más inocentes de sus compañeras, veía burlas y desprecios, y en esta creencia, las ponía a todas como ropa de pascua, se pegaba con algunas, y concluía por volver a su casa, todos los días, llorando soñados agravios hasta de sus maestras.
El vagabundo Colón y Fonterrosa, marino gallego, portugués, judío o lo que fuese, pudo ver grandes ventajas en este parentesco por la semejanza de apellido, y más aún si deseaba ocultar su origen en una época en que el cristianismo pegaba duro sobre los de raza hebraica y preparaba su expulsión de muchas naciones.
De pronto, como si experimentase la necesidad de ser protegido, huía y se pegaba a las faldas de su madre, que, atenta a la conversación, no hacía caso de sus llamamientos insistentes.
Cuando el amenazó con su bastón a un mastín que se pegaba a las piernas de sus amos, aquella gente sencilla se decidió a salir del templo antes que abandonar al fiel compañero de su vida selvática.
Celesto se había colado dentro de la giraldilla, y estaba causando entre las mozas mucha risa y algazara con sus dicharachos y muecas: las abrazaba, les pasaba la mano por el rostro cuando bien le venía, les pegaba fuertes empujones, sin que ninguna se diese por ofendida.
Adoración se pegaba a doña Jacinta desde que la veía entrar.
Era Jacinta que le pegaba un paraguazo.
¡Ay, Dios mío, si tuviera aquí un revólver, ahora mismo, ahora mismo, sin titubear un instante, le pegaba un tiro por la espalda y le partía el corazón! No merece que se le mate por delante.
La que parecía mejor, seguramente la pegaba.
Jacinta le daba bromas por su forzada esclavitud, y él, hallando distracción en aquellas guasitas, hizo como que le pegaba, la cogió por un brazo, le atenazó la barba con los dedos, le sacudió la cabeza, después le dio bofetadas, terribles bofetadas, y luego muchísimos porrazos en diferentes partes del cuerpo, y grandes pinchazos o estocadas con el dedo índice muy tieso.
Temía que se avergonzase e indignara de que su padre, no un criollo jugador y botarate, sino todo un hidalgo español, se la pegaba a su madre con una mulata sucia, que purga sus penas y pecados en un hospital de caridad.

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