Ejemplos con pausa

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Belarmino hizo una pausa, a la rebusca de locuciones explícitas y amables.
¡Cosas de la viday, después de una pausa, añadióy de la muerte! ¡Descansa en paz, Novillo bueno, Novillo fiel, Novillo amante!.
Y como sobrevino una pausa, doña Emerenciana saltó:
Villamelón retrocedió un paso como quien espera un cachete, y Currita adelantó otro, diciendo después de una pausa:.
Y tras una pausa, en la que permaneció cabizbajo, dijo golpeándose el pecho:.
Hizo una pausa, me vió de arriba abajo, y agregó:.
Pero Guillermina ¡Qué mujer esa!prosiguió la de Jáuregui, después de una triste pausa, poniendo los ojos en blanco.
Después de una larga pausa, Fortunata, con muchísimo trabajo, se determinó a responder esto: Yo no se lo he dicho.
Conmovido y casi llorando, aunque no estaba , brindó por la noble compañía, por los nobles señores de la casa y por aquí una pausa de emoción y una cariñosa mirada a Jacinta y porque la noble familia tuviera pronto sucesión, como él esperaba y sospechaba y creía.
Yo creodijo Belén, después de una grave pausa, que eso debes consultarlo con el confesor.
Por Dios, no me digas eso murmuró Jacinta, después de una pausa en que quiso hablar y no pudo.
Después de una pausa, durante la cual viniéronle al pensamiento muchas cosas pasadas, creyó oportuno decir algo, conforme a las ideas que aquella casa imponía: ¿Y para qué me buscaba a mí ese hombre? ¿para qué? Para perderme otra vez.
¡Vaya la que me ha hecho!murmuró después de una pausa, mirando al suelo.
¿Y a Nicolás le has echado otra chinita? preguntó ella después de una pausa, queriendo alegrar conversación tan lúgubre.
¡Probrecilla!dijo Rubín, echando los terrones de azúcar en el vaso, con aquella pausa que constituía un verdadero placer.
Y pasado mañana tambiéndijo tras una pausa y con ansiedad la insensata mujer.
Después de una larga pausa, durante la cual Jacinta se pegó a su marido como para defenderle de una agresión, el infeliz dijo esto, empezando muy bajito como si secreteara, y elevando gradualmente la voz hasta terminar de una manera estentórea: Y si usted descubre que su mujer, la Venus de Médicis, la de las carnes de raso, la del cuello de cisne, la de los ojos cual estrellas si usted descubre que esa divinidad, a quien usted ama con frenesí, esa dama que fue tan pura, si usted descubre, repito, que falta a sus deberes y acude a misteriosas citas con un duque, con un grande de España, sí señor, con el mismísimo duque de Tal.
Durante la breve pausa que siguió a los últimos conceptos de Guillermina, el infeliz hombre cayó en su conciencia como en un pozo, y allí se vio tal cual era realmente, despojado de los trapos de oropel en que su amor propio le envolvía, pensó lo que otras veces había pensado, y se dijo en sustancia: Si soy un verídico mulo, un buen Juan que no sabe matar un mosquito, y esta diabla de santa tiene dentro el cuerpo al Pae Eterno.

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