Ejemplos con paradisíaca

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Este forma el croquis del departamento, rodeado de una mazorca de maíz, primera producción agrícola de nuestros antepasados lencas, luego en el centro la mano poderosa de trabajador y hombre de empresa, levantando con fe la nueva pujanza agrícola: café y algodón, y en la parte inferior, la paradisíaca Bahía del Espíritu Santo con la industria salinera y la espléndida riqueza pesquera.
Sostiene la existencia de una vastísima organización universal creada en gran parte para fomentar la evolución de las criaturas materiales hasta el nivel de perfección paradisíaca, basando fundamentalmente esa evolución en la experiencia personal de la criatura.
El contraste entre la vida paradisíaca en Tahití y el regreso a la rutina de a bordo desemboca en un motín dirigido por Christian, que regresa a Tahití con la Bounty abandonando a Bligh y unos cuantos de sus fieles en una chalupa en alta mar.
Cuatro hermosas mujeres: Saoia, Elizabeth, Rebeca y Eloína, se encuentran en el marco de la paradisíaca Isla de Margarita, entre la necesidad y la conveniencia para afrontar con sus parejas los temas de la fidelidad y el amor navegando en las difíciles aguas del interés personal y los sentimientos verdaderos.
La escena paradisíaca da una impresión religiosa al lector.
Campiña paradisíaca , así podría titularse la segunda escena: el paisaje se abre en una amplitud creciente.
Estos días se le ve a la playa repleta de personas, visitada por todo tipo de turistas como americanos, mexicanos, colombianos y otros de sitios lejanos como coreanos, orientales, canadienses y un poco de europeos como españoles y entre otros y todos con un mismo propósito divertirse en esta paradisíaca playa y disfrutar al máximo cada minuto en esta playa.
Espiándola, se entera de que se está organizando un viaje a una isla paradisíaca llamada Uikokahonia.
Lo que él quería conocer era el motivo que la había llevado a Java, la isla paradisíaca y misteriosa.
Continuaba su existencia como si el mundo viviese en una felicidad paradisíaca, unas veces en espera de Freya, evocando en su memoria las esplendideces de su cuerpo, los refinamientos y sensaciones nuevas que le procuraba su pasión, otras abrazado a la realidad, con un arrobamiento que borraba y suprimía todo lo que no fuese ellos dos.
Los dulces vientos alisios empujaban al buque hacia el Sudoeste, manteniendo una serenidad paradisíaca en el cielo y en el mar.
Y yo, que en aquel antro sublime y ante el misterio de aquellas divinas hembras no sabía decir más que palabras de una inocencia paradisíaca, concluí de este modo el concepto de Floriana: Andando, sí, que es tarde.
Esta idea del buen Portela, me le pinta como un administrativo forrado de inocencia paradisíaca.
Y enfrente de este gran ejército manejado por el Padre Paulí, un candidato de una buena fe paradisíaca, que hacía discursos sobre la regeneración material de la nación y la política hidráulica, pidiendo canales y pantanos, como si a un país cual Vizcaya, en el que llueve todo el año, pudiera interesarle lo que sólo importaba a los , en sus llanuras de Castilla secas, bajo un sol de África.
Juan, deseoso de prolongar aquella emoción paradisíaca, exclamó sin tener en cuenta el intenso frío:.
Mucho trabajo nos costó entrar en el coliseo, pues aquella tarde la concurrencia era extraordinaria, pero al fin, gracias a que habíamos acudido temprano, ocupamos los mejores asientos de la región paradisíaca, donde se concertaban todos los discordes ruidos de la pasión literaria, y todos los malos olores de un público que no brillaba por su cultura.
Desde allí no se veía más que el cielo mitológico y la gradería paradisíaca.
Claro que me agarré a lo primero con dientes y uñas, pero se me partía el corazón al despedirme de mi paradisíaca banqueta.
Y yo, que en aquel antro sublime y ante el misterio de aquellas divinas hembras no sabía decir más que palabras de una inocencia paradisíaca, concluí de este modo el concepto de Floriana: Andando, sí, que es tarde».
En las caras de toda esta gente, así la de a pie como la de coche, así la de alto como la de rastrero pelaje, observé una tranquilidad paradisíaca.
Pero en honor a la verdad -dice nuestro diligente corresponsal-, debemos decir que el mozo, que en cuanto se relaciona al arte vive todavía en una desnudez paradisíaca, nos parece un hombrecito cuando llega el momento de jugarse capital e intereses, pues en los imponentes ancianos que le correspondieron, metió la barriguita como un hombre, se perfiló como si estuviese delante de una cámara fotográfica, y cuando sonó la hora de tocar a tarará, entró las dos veces a por azúcar de pilón, con tan buenísima voluntad, que casi se quedó dormido en el morrillo, y los bicharracos dieron la última voltereta sin adoptar disposiciones testamentarias.

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