Ejemplos con oratorias

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Otro autor es Quintiliano natural de Calahorra con su libro Instituciones Oratorias, donde propone como modelo de la lengua a Cicerón e intenta restaurar el ideal de una formación integral y humanística del orador, y Plinio el Joven con su obra El panegírico de Trajano y en especial sus Cartas que nos descubren muchos detalles y costumbres desconocidas de su tiempo, así como el abuso de las lecturas públicas y el nombre de los autores que a ellos se entregaron.
Los discursos conservados son declamaciones y charlas públicas, como era costumbre en la época, y fueron pronunciadas en ciertas ocasiones, como el matrimonio de Severo y la muerte de su hijo Rufino, o se declamaban simplemente en el curso de exhibiciones oratorias.
La teoría llena los espacios en blanco afirmando que los estudiantes de los sofistas querían adquirir habilidades oratorias para poder influir sobre la Asamblea ateniense, y por tanto ser ricos y respetados.
Durante la campaña presidencial de Vasconcelos, el futuro presidente López Mateos puso a las órdenes del candidato sus cualidades oratorias.
Sus facultades oratorias y la profundidad de su pensamiento concentraron en él grandes esperanzas.
Y consignó uno de aquellos, que en una de las sesiones oratorias, le sirvió de tema el pueblo de Israel, y con lenguaje expresivo y sublime enarró las maravillas de aquel pueblo excepcional : que no era posible decir cosas más hermosas y poéticas, pero que cuando el orador se consideró en la cumbre del monte Nebo y presentó al pueblo israelita y a Moisés contemplando la tierra prometida, su elocuencia fue nueva, sorprendente, y lo sublime parecía poco ante aquel espíritu transfigurado por el pudor cuasi divino de las ideas.
Solía concurrir a la sobremesa del buen hidalgo campesino, y como por su trato se revelaba excelente muchacho, ameno, decidor y cantor de ideales generosos, Halconero y Lucila veían con gusto su compañía, y le celebraban las gracias oratorias.
Diole caldos de ranas, que aseguró eran eficacísimos para estimular las facultades oratorias, y no obteniendo el resultado que se esperaba, discurrió aplicarle un remedio cabalístico llamado el , palabra mágica de origen caldeo, que, según el médico famosísimo Sereno Sammónico, tiene la virtud de despertar en la humana laringe el apetito de la conversación.
En el Congreso brilla por su perorar discreto y persuasivo, sin ringorrangos, y brillaría más si el ministerialismo no quitara sal a su elocuencia, pues defendiendo a los que están en candelero, que es como estar en la picota de la impopularidad, no se ganan las palmas oratorias.
-Es verdad que tales cosas dije, pero has de tener en cuenta que yo me hallaba entonces en uno de esos momentos de inspiración, en los cuales pronuncio las sorprendentes piezas oratorias que me han dado tanta fama.
Pero el tribuno no estaba dispuesto a renunciar al regocijo que su lectura provocaría en el público, era duro para el privarse de un gran éxito de hilaridad, y empezó a dar a conocer los citados datos, confiando en sus habilidades oratorias, que le permitirían emplear después esta misma lectura como un arma contra los gobernantes.
Mariano Rosas estaba en lo más fuerte del entrevero, lucía su remarcable retentiva y hacía gala de sus habilidades oratorias.
Con el auxilio de las formas dialécticas traveseaban en demasía los ingenios sutiles y cavilosos, con las formas oratorias se envuelven a menudo los espíritus huecos.
En el Congreso brilla por su perorar discreto y persuasivo, sin ringorrangos, y brillaría más si el ministerialismo no quitara sal a su elocuencia, pues defendiendo a los que están en candelero, que es como estar en la picota de la impopularidad, no se ganan las palmas oratorias.
¡Hipócrita!, sus frases oratorias me hacían efecto semejante al chirrido de una máquina sin aceite, que ataca los nervios y da dolor de cabeza.
Solía concurrir a la sobremesa del buen hidalgo campesino, y como por su trato se revelaba excelente muchacho, ameno, decidor y cantor de ideales generosos, Halconero y Lucila veían con gusto su compañía, y le celebraban las gracias oratorias.
El alcalde municipal señor Unzueta, que era a un tiempo propietario de ''El amigo del pueblo'', tomó la palabra en el cementerio y su discurso, que se publicó más tarde en ''La Voz Regionalista'', empezaba: Aunque no tengo las dotes oratorias que otros, agradezco el honroso encargo que la Sociedad de Socorros Mutuos ha depositado en mí, para dar el último adiós al amigo noble y caballeroso, al empleado cumplidor y al ciudadano integérrimo, que en este ataúd de duro roble.
Son libertades oratorias, hijas de la improvisación, que yo mismo empiezo por no creer.

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