Ejemplos con nunca

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Nosotros no hemos visto nunca a Platero y sin embargo le vemos y le queremos, y cuando pasa a nuestro lado un burrito de los alegres se nos van los ojos tras él y decimos: Ahí va Platero.
Y así este poeta aristocrático, que no habla nunca más que de lo más íntimo de su alma, crea una poesía que contiene en forma pura, selecta y personal todo lo que constituye el encanto único de la tierra andaluza donde vió el sol, una poesía llena de matices de color y de olores delicados e intensos, de flores y de jardines, de fuentes rumorosas en el misterio de las noches estrelladas, de muchachas soñadoras y pálidas, de pueblos dormidos, de paisajes dolientes, de soledad sonora y luminosa, de dulce y triste recogimiento interior.
Pobres niños ,- no llegar nunca ,- la palabra ,- triste de ver ,-.
Tú no has bajado nunca al aljibe, Platero.
La que sale del Hospital nadie se ha atrevido a seguirla del todo, porque no acaba nunca.
Nunca he visto un burro que alfileres en las orejas.
Su pintura me conmueve y me intriga como no lo hicieron nunca los borriquitos de verdad.
Lo esencial era que nunca cantaban la gallina, morían porque debían morir, que el héroe muere siempre a la postre, y no a manos de otros héroes, sino por el vil puñal.
Confío que nunca me motejarás, ni con el pensamiento, por haberte empujado por ese camino.
Para que su gran delito le sea perdonado, tendrá usted que hacer firmísimo propósito de enmienda y prometerme que nunca, nunca, con ningún motivo, dirá usted a Belarmino una palabra desabrida ni le mentará la hija, más que hija, aunque no lo sea de la carne que usted le ha hecho perder.
Dormíamos en grandes dormitorios comunes, que casi nunca barrían.
Otras veces, cuando leía el conjuro de San Gregorio el Magno a la concupiscencia: , lejos de mí las antorchas de la libidinosidad, que la sucia lubricidad no se asiente en las articulaciones de mi cuerpo, la imagen de Angustias se me presentaba más linda, cándida y adorable que nunca, y mis brazos, involuntariamente, se tendían para asirla contra mi pecho.
Como yo la mirase con sorpresa, al verla por primera vez en aquella guisa, ella, con sus graciosas despachaderas, me dijo: ¿Qué miras ahí, papanatas? ¿Es que nunca has visto una mujer en la cama y sin vestir? ¿O es que te parece mal que las viejas cuidemos de sostener y realzar los restos de belleza que nos quedan? Y no vayas a figurarte, ya que como cura serás malicioso, que sois como mulas resabiadas, y los resabios del mal pensar los habéis adquirido en el confesonario, en donde de la gente no aprendéis sino lo malo y lo feo, y eso que no os lo dicen todo, no vayas a figurarte que me pongo estos moños por vanidad, ¡a buena hora! Lo hago por decoro, y por algo más.
¡Qué poco se necesita para la felicidad, y cómo casi nunca llega ese poco!dice para sí la hermana de los Dolores, sin referirse, claro está, a la harina, el azúcar ni los huevos, puesto que no había parado atención en la réplica del francés, sino que estaba abstraída en sus pensamientos.
Nunca te he odiado, lo jurodice Apolonio, al cabo.
Nunca te he odiado, aunque tú me despreciabas.
Nunca te he despreciadomurmura suavemente Belarmino.
No hay más ciencia que la ciencia desinteresada, la ciencia por la ciencia, el amor al saber, el saber que nunca se sabe bastante para cobrar dinero por enseñar lo poco que se sabe.
Belarmino es un idiota de nacimiento y no ha podido pecar nunca.
Nunca se lo motejé, ni con el pensamiento.
Al final de la comida, la señora confirmó su pragmática para siempre en adelante: Queda, pues, entendido, Apolonio, que nunca, nunca, me hablarás en verso.
La señora gozaba abiertamente, y yolos chicos siempre son cruelesno dejaba de pasar un buen rato, aparte de que mi padre y yo no habíamos convivido nunca hasta entonces, y era para mí un ser algo extraño, en todos los sentidos de la palabra.
El Padre Alesón pensó: Si me dedico ahora a trabajos lingüísticos y hermenéuticos, no acabo nunca.
Su deber era abandonarlo todo, vivir de limosna, sufrir penalidades, dormir bajo los porches, alimentarse de hierbas, con tal de seguir la voz del Inteleto y dar con aquellas cosas nunca oídas que el geniecillo interior le prometía.
Había nacido para más nobles y menos provechosos cuidados, bien claro se lo decía su demonio interior, el Inteleto: Belarmino, vamos a discurrir cosas nunca oídas.
El talento, que él se lo figuraba como un ser substantivo, independiente, hasta corpóreo, misterioso huésped interior, comenzaba a rebullir, a desasosegarse, y dando unos golpecitos con los nudillos por la parte de dentro de las paredes del cráneo, le decía: Ea, Belarmino, aquí estoy yo, vamos a discurrir cosas nunca oídas.
Me rozaron, asimismo, otros muchos dramas, que se han perdido en el río de sombras y es probable que nunca aborden a una orilla.
¡Oh, bellísima JUNO, tan celosa como vengativa! Á pesar de tu buena memoria, que siempre se acuerda de la manzana de oro que injustamente fué negada a tu renombrada y nunca bien ponderada hermosura, miro con disgusto que te olvides de lo groseras que nos ha hecho tu favorito HOMERO.

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