Ejemplos con muñidores

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Para el Jefe de Estado Mayor Matallana, uno de los principales muñidores de la Batalla de Brunete, las conclusiones más importantes fueron:.
¡Y estaba cansado de oír hablar de ciertos caciques de aldea, perpetuos muñidores electorales, para quienes es una fiesta acompañar candidatos, y comer acá, y cenar allá, y desayunarse en el otro lado con ellos y a sus expensas, y frecuentemente un negocio cada elección después de cada ! Pues de todo esto se olvidaba don Simón al verse rodeado de tanto.
Me imagino los terribles incidentes del acto, tantas firmas en el Ayuntamiento como colegios electorales componen el venturoso distrito, descanso de las urnas, que no habrán tenido que indigestarse de papeletas, algunos vasitos de empinados a mi salud por los muñidores electorales de cada barrio, y luego un acta más limpia que la cosa más limpia del mundo, la cual es, según el gracioso marqués de Albaida, mi amigo,.
No iban cabizbajos, a fuer de muñidores electorales derrotados, sino llenos de regocijo, con gran cháchara y broma, celebrando a más y mejor la somanta administrada a los borrachines cencerreadores.
Y, de esta manera, vió pasar ante sí, como fantásticas visiones que se mofaban de su amoroso delirio, los históricos estandartes del tiempo de la Conquista, los ciriales de la Parroquia, los muñidores con sus pértigas de metal, las devotas que cumplian yendo descalzas, los labriegos con sus capas de paño de Ohanes, los cofrades con sus escapularios y veneras, los Nacionales con sus morriones colgados a la espalda, los músicos con sus piporros o bajones, los chantres con sus papeles de música, los acólitos con sus incensarios.
—Pero ¿qué ocurre?—preguntaban los muñidores, esgrimiendo sus pértigas.
¡Y estaba cansado de oír hablar de ciertos caciques de aldea, perpetuos muñidores electorales, para quienes es una fiesta acompañar candidatos, y comer acá y cenar allá, y desayunarse en el otro lado con ellos y a sus expensas, y frecuentemente un negocio cada elección después de cada paseo! Pues de todo esto se olvidaba don Simón al verse rodeado de tanto caballero.
innumerables verdugos, enemigos declarados de la vida y muñidores de la muerte, y.
Cuando pensaba en esto, cuando pensaba también que se celebraría en mi honor una velada literaria con versos y discursos, me entraban vivas ganas de no morirme, o de resucitar, si es que ya muerto estaba, para que no exhibieran y dieran lustre a costa mía Sainz del Bardal y los demás poetillas, oradorzuelos y muñidores de veladas.

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