Ejemplos con morería

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La Morería constituye el núcleo más primitivo, con sus viviendas escalonadas teniendo siempre como eje el Castillo.
En el Barrio de San Pedro manda derribar la antigua y vieja fábrica de tabajo para convertirla en Morería.
Su primera salida como artista profesional fue en el Teatro Zorrilla de Melilla, luego fue contratado por el Casino de la Exposición de Sevilla, más tarde intentó suerte en el tablao madrileño El Corral de la Morería pero aquello no era de su gusto y pronto regresó a Sevilla para enrolarse en diferentes compañías dando actuaciones por Europa y América y lugares tan distantes como Japón,.
La morería del Arrabal, originada a partir de los siglos XIII y XIV.
Con la conquista cristiana de la villa en el siglo XI, esta última zona dio cobijo a la población morisca y pasó a ser conocida como Barrio de la Morería, topónimo que aún se mantiene.
Su carrera musical ha tenido lugar principalmente en Madrid recorriendo diversos tablaos de importancia y compartiendo escenario con los más notables artistas del flamenco como la bailaora Blanca del Rey del Corral de la Morería.
En este primer tramo confluyen en ella las calles Morería, Góngora, Alonso de Aguilar y Conde de Robledo.
San Martín, la más céntrica, unía la explanada del castillo con la importante plaza del Mercado del Pan, el Arco de Santiago permitía el acceso desde el barrio de la Morería a la parte alta de la Villa, más al norte se sitúa la Puerta de la Judería.
En la cornisa entre el segundo y tercer cuerpo justamente en su centro, se encuentra la talla de una cabeza de niña, en la que el artista refleja la leyenda popular sobre el origen de la iglesia y su relación con la joven mártir que fue atada a la cola de dos caballos y arrastrada hasta morir por no renunciar a la fe cristiana de la que era enemigo su padre, un noble de la morería.
La población rebasa el barrio de la Morería y se abren nuevas calles y se construyen nuevas viviendas destinadas a albergar a la población cristiana.
Su núcleo antiguo lo constituye un acervo de estrechas y tortuosos callejones, principalmente en la parte que fue morería, poblado que quedó incorporado plenamente en el siglo XVIII.
La calle del Porche con el porche que le da su nombre, da entrada al Barrío de La Morería.
Las tropas, más que nunca despabiladas aquel día, pusieron espacio cortísimo entre el pensamiento del jefe y el brazo que lo ejecutaba: verdad que tuvieron el auxilio de las fuerzas sutiles de la Marina, que en el momento más oportuno, aproximándose a la costa, cañonearon de firme a la morería que bajaba de la montaña.
Ansúrez, cuya natural capacidad ilustraba todas las cuestiones, sostuvo que las apariencias de desemejanza las daba, más que la religión y el lenguaje, el hecho de no existir en la Morería lo que aquí llamamos modas.
Era el mensajero un señor llamado don Jacob Méndez, que los más de los años viene a España y la recorre de punta a punta, comprando esmeraldas, que ahora están en alza, y aljófar, perlitas menudas, que en la Morería tienen gran salida y precio muy bueno.
Tú sabrás si se hizo mahometano de verdad, o de comedia, con el aquel de sonsacar los secretos de la morería y contárselo todo al Gobierno español.
Era una niña que subía sola, y cantando, por la calle de Segovia, dirigiéndose a la Morería.
Baje usted esa cuestecita por detrás del Sacramento, baje usted siempre hasta que llegue a la calle de Segovia, en seguida sube usted derecha, siempre adelante, hasta encontrar la Morería, entra por ella hasta llegar a la calle de don Pedro, después sigue por esta hasta la plazuela de los Carros, y enfrente de la capilla de San Isidro, encuentra usted la calle del Humilladero.
Era de mediana edad, o más bien joven prematuramente envejecido, rostro enjuto tirando a escuálido, nariz aguileña, ojos negros, trigueño color, la barba rapada, el tipo semítico más perfecto que fuera de la Morería he visto: un castizo árabe sin barbas.
Y duró esta situación hasta que, por azares de la politiquilla local, el duque de la Morería, ya casado, protegió otros Juegos florales y fue nombrada otra Reina joven.
No cesaba de oír voces que la llamaban «reina, reina de la hermosura», y entre ellas, la del duque de la Morería, baja, timbrada, al parecer, por un sentimiento de amor, que murmuraba a su oído mil frases de sentido equívoco, interpretables en el más halagüeño.
Iba Mari-Virginia pálida de emoción, pero el color de su cara se convirtió en rosa vivísima cuando estallaron los aplausos provocados por su presencia, cuando el rumor de la multitud subió a ella incensándola, cuando el diputado, el joven duque de la Morería, cual si nunca la hubiese visto antes, la envolvió en una ojeada que de puro admirativa tenía algo de insolente, y cuando el mantenedor, en un párrafo hecho a torno, declaró que en ella estaba representado todo el hechizo de la mujer de aquella comarca, de árabes ojos de gacela y talle de cimbreante lirio.
Y habiéndose mudado de la posada de Rufina otro día a otra de la Morería, más recatada, pasaron los que faltaron para la Academia en estudiar y escribir los sujetos que les habían dado y en hacer don Cleofás una oración para preludio de ella, como es costumbre y obligación de las presidencias de tales actos, y, llegado el día, se aderezaron lo mejor que pudieron, y al anochecer partieron a la palestra, donde les esperaban todos los ingenios con admiraciones de los suyos, y con los mismos antojos de la preñez pasada se fueron sentando en los lugares que les tocaban, y haciendo señal con la campanilla para obligar al silencio, don Cleofás, llamado el ''Engañado'' en la Academia, hizo una oración excelentísima en verso de silva, cuyos números ataron los oídos al aplauso y desataron los asombros a sus alabanzas.
-No, señora -respondió el criado con resolución-, venga la carta, que yo se la llevaré, aunque hubiera que atravesar por medio toda la morería.
y la paz, que dicen en la Morería.
Este proyecto le pareció más viable que el de irse a Morería y se llevó a cabo.
Y Ketty, la carabina de la hija de los duques de la Morería, lograba con esos billetes lo que tramaba desde tiempo atrás: la complicidad de su señorita, tenerla sujeta, convertida en amiga complaciente.
salvo los de Morería, que bien caro les costó hace poco.
-Islas -añade el erudito un poco asustado ya por la extensión geográfica que van tomando las dudas- son unos lugares encultos y de mucho matorral, y tan aina las hay acuáticas, como de tierra firme, sólo que entonces se llaman islas Celepinas, porque están en Morería.
Las blancas y perfumadas flores del aire de las islas paranaenses, las esbeltas y verdes palmeras de Morería, los encumbrados y robustos cedros del Líbano, los banianos de la India, cuyos gajos cayendo hasta el suelo, toman raíces, formando vastísimas galerías de fresco y tupido follaje, crecen en los invernáculos de los jardines zoológicos en Londres y París.

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