Ejemplos con montados

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

-Saim Hann: Sus huestes son conocidas como los Jinetes en el Viento, cuyos guerreros acuden a la batalla montados en todo tipo de vehículos de guerra, desde las motocicletas a reacción hasta los tanques gravitatorios.
Hay rumores de que por la zona de Barcelona se vio a una cuadrilla de albañiles montados en el Elba.
-Guardianes en motocicleta: Montados en motocicletas a reacción efectúan ataques relámpago con sus catapultas shuriken para desaparecer tan rápido como han llegado.
En la columna de Trajano, se ve estos escorpiones montados sobre carros tirados por mulas.
E, con unos siete mil Jinetes totalmente equipados y más de doscientos arqueros montados.
El arte dahomeyano es estrictamente cortesano y en los palacios de Ghezo y de Glelé, en Abomé, puede verse todavía uno de los museos históricos más ricos de África negra: bajorrelieves extraordinarios que son como páginas de historia, tronos montados sobre cráneos humanos, tapicerías, alfombras, tintes que exaltan los símbolos regios en un estilo poderoso, en medio de los cuales destaca, como una fuerza de la naturaleza, el búfalo que simboliza a Ghezo.
Entre este palacio y la muralla de mar, en un profundo foso lleno de hierba, por cuyos muros trepaban guirnaldas de rosales, amontonábanse numerosos cañones: unos antiquísimos, montados sobre ruedas, otros modernos, esparcidos por el suelo, esperando, durante años, el momento de ser emplazados.
Pero apenas estos cristales montados en oro se interponían entre ella y el mundo exterior, las dos gotas glaucas tomaban una agudeza perforadora de personas y objetos.
Los menudos pies, montados en altos tacones, vacilaban doloridos cada vez que descendían de la acera al arroyo empedrado con guijarros desiguales.
Una mañana montados en sendos caballos emprendieron secretamente la marcha hacia la ría de Orleo, distante cuatro leguas de Sarrió.
¡Ah, el templo risueño y bonito! Los altares eran hermosos, como los platos montados de un banquete.
Arboles azules sobre campos morados, horizontes amarillos, casas más grandes que los árboles y personas más grandes que las casas, cazadores con escopetas que parecían escobas y majos andaluces, con el trabuco sobre las piernas, montados en briosos corceles que tenían aspecto de ratas.
La industria de la seda iba arruinándose con la competencia que la hacían los franceses, uno tras otro se cerraban los talleres montados a la antigua que durante un siglo habían sostenido la supremacía industrial de Valencia, y don Manuel, que a pesar de su buen sentido comercial tenía empeño en mantener testarudamente la lucha con el exterior, sufrió grandes pérdidas y murió de un berrinche antes que la ruina viniese a coronar su desesperada resistencia.

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