Ejemplos con mastelero
Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.
En los buques con arboladura de madera el tamborete era de ese mismo material y de forma rectangular, con dos agujeros, uno generalmente cuadrado que ajustaba a la espiga del calcés del palo o mastelero y el otro, redondo, a proa del anterior, por donde pasa la coz del mastelero o mastelerillo, cuya mecha encaja en el correspondiente agujero de la cofa o cruceta.
La fragata perdió el mastelero mayor y el de palo de mesana y fue acorralada contra la costa.
Una borrasca les separó y el Serio perdió el palo mayor y el mastelero de velacho, pero consiguió entrar en la Bahía de Santa Catalina.
En los palos metálicos el tamborete se reduce a un doble zuncho de hierro o acero, fijo uno de ellos al palo y el otro al mastelero.
En las embarcaciones de vela el tamborete es la pieza que junto con la cofa o cruceta, sirve para unir un palo macho y un mastelero o dos masteleros entre sí.
Tuvo bastante destreza en aquel crítico instante para engancharse de pies y manos en la burda del mastelero, y pudo deslizarse hasta coger la escala del obenque mayor.
Ayer nada menos me dijo que me resolviera y se lo entregara, seguro de que le pondría más derecho que un mastelero de gavia.
El abuelo de su madre había sido ahorcado en el mastelero de una fragata por tratante de esclavos.
Ya no se movió más sino con movimientos pequeños, y en su convulsión postrera, temblaban las rotas jarcias, y el mastelero de trinquete con la doble cruz formada por las vergas se doblaba como un báculo roto.
Tuvo bastante destreza en aquel crítico instante para engancharse de pies y manos en la burda del mastelero, y pudo deslizarse hasta coger la escala del obenque mayor.
-¡Bajad el gallardete hasta la mitad del mastelero! -gritó en seguida-.
Ahora, si es de esos atravesaos que dan al diablo que hacer, y le torna a uno sobre ojo, ¡válgame Dios!, lo mejor que se le antoja es mandarle a uno a fregar la perilla del mastelero de mesana, o a tomar un riso a la gavia más alta, sin necesidad, en una noche de borrasca.
