Ejemplos con maleficios

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Kerobal, también conocido como Túrban Querobal: demonio turco, invocado por las brujas en muchos de sus maleficios.
Es de gran eficacia contra envidias y maleficios,.
A lo largo de las tres jornadas la violencia fue tratada desde varios puntos de vista: la persecución a los judíos, represión de la delincuencia, brujería y maleficios.
Se había asociado este libro con la nigromancia y se sabe que la reina Violante lo había solicitado para deshacer maleficios.
Entre sus habilidades mágicas están también los maleficios, que reducen las defensas enemigas.
-Las brujas: se dicen que existen unas cuantas en la comunidad, que aparecen sobre todo antes de Semana Santa en las noches y que hacen sus maleficios por la zona del estadio.
Pero no te asustes si en el sagrado recinto nos encontramos a la , como tú dices, que si al entrar tomamos agua bendita, las quedarán desarmadas de sus atroces maleficios.
Pepita recordaba sus terrores de la niñez, cuando su , para imponerla silencio, la amenazaba con llamar a la , especie de hada maléfica, hija de un , de un caudillo legendario, que vivía como encantada en lo alto del peñasco y únicamente salía de su cueva para quemar las mieses, matar niños y perseguir a los pobres aldeanos con toda clase de maleficios.
En Sevilla hay lo que llaman , hombres malos que se juntan de noche para hacer maleficios y brujerías.
-¿Qué estás diciendo? No hay tales maleficios.
Por orden de la diosa, flagelaron cruelmente a Psiquis, hasta anonadarla, con los más repugnantes maleficios, y la presentaron de nuevo a los ojos de la diosa.
Pero el pueblo iqueño es dado a crecer en lo sobrenatural, y ni con tiranas carretas se le hace entender que es mentira aquello de que las brujas viajan por los aires, montadas en cañas de escoba, y que hacen maleficios, y que leen, sin deletrear, en el libro del porvenir, como yo en un mamotreto del otro siglo.
,Hamlet:Este es el espacio de la noche, apto a los maleficios.
-Doctor ¿cree usted en maleficios? -dije un día a mi antiguo amigo el esclarecido profesor Passaman.
-¿Que si creo en maleficios? -respondió-.
Después pensó: ¿Y cómo los padres de este adolescente pueden separarse de él para encerrarle solo en esta torre derruida? ¿No temerán los maleficios de los genios malos de mi raza que habitan en los escombros y en los lugares desiertos?.
Al oír estas palabras de su hijo, el rey exclamó: ¡El nombre de Alah sobre ti y alrededor de ti!, y ¡oh hijo mío! ¡El te guarde de los maleficios y la locura! ¡Ah, hijo mío! ¿Qué pesadilla has tenido para usar semejante lenguaje? ¿Qué manjares pesados comiste anoche para que la digestión ejerciera un influjo tan funesto en tu cerebro? ¡Por favor, hijo mío, tranquilízate! ¡No volveré en mi vida a contrariarte! ¡Y malditos sean el casamiento, y la hora del casamiento, y cuantos me vuelvan a hablar de casamiento! Entonces Kamaralzamán dijo a su padre: Tus palabras sobre mi cabeza, ¡oh padre mío! ¡Pero júrame antes con el gran juramento que no te has enterado de mi aventura de esta noche con la hermosa joven, que como te probaré, dejó en mí más de una huella de la acción compartida!.
Acordéme entonces de los malos espíritus en que creía el fraile y de aquellos maleficios, aparecidos y fantasmas, de los cuales nuestros campesinos murmuran en silencio al pie del hogar, mientras el fuego que en él arde templa a la par que alumbra, de una manera a propósito para ver visiones y sombras los supersticiosos, el sombrío interior de sus chozas.
No fue, con todo, libre y sencilla enteramente esta facultad, sino con la excepción de que el testador no hubiese sido impulsado de enfermedad, de maleficios, de prisiones o de violencia, o seducido por la mujer: juzgando con mucha razón y justicia que el ser arrastrado con persuasiones fuera de lo recto en nada se diferencia del ser violentado, y poniendo en el mismo punto con la precisión el engaño, y con el dolor los halagos, como igualmente capaces de sacar al hombre de juicio.
dicen que son a propósito para los maleficios y hechicerías que ellos hacen, pero yo creo que muy.
nos alcanzaba que estaba ejerciendo sus maleficios en el joven que habita en la tienda de tu.
Por aquella camisa en que tu Santísimo Hijo fue envuelto, me he de ver libre de malas lenguas, de prisiones, de hechicerías y maleficios, para lo cual me encomiendo a todo lo angélico y sacrosanto, y me han de amparar los Santos Evangelios, y llegaréis derribados a mí como el Señor derribó el día de Pascua a sus enemigos.
Lucía esta mujer un lujos tocado, no exento tampoco de coquetismo: su cabello, negro todavía, no sabemos si por arte de Dios o del diablo, con prendidos y relumbrones, estaba magistralmente peinado y adornada de lazos bi-colores, según cierta moda de la época en determinadas clases, caía sobre su delantera un hermoso cendal de raso anaranjado y una limosnera de terciopelo bien repleta de relicarios y preservativos contra el mal de ojo, contra los hechizos y encantamientos, porque es de advertir que en aquellos tiempos felices, si bien no se cono cian los pasaportes, la policía, ni otras tantos casillas por el estilo que hoy abundan para tormento de la libertad del prójimo, no escaseaban en cambio los malsines, los zánganos y las brujas, de todo lo cual aun nos quedan reminiscencias, y contra cuyos maleficios era necesario ir siempre prevenidos.
Continuando, pues, mis observaciones, diré que los males que he indicado y esta general corrupción y ponzoña provienen de los maleficios extranjeros que han dañado nuestro cuerpo.
Lo extraño es que siendo medianamente instruido, creyese en influencias de las estrellas, en barruntos y aun en maleficios.
Al oír estas palabras, el jeique Abderrahmán sintió gran cólera, y exclamó: ¡Ah maldita! ¡maldita, pérfida, perjura, que no quiere cumplir su juramento! ¡Nada, por lo visto, la corregirá de su magia funesta! Luego añadió: ¡Ya es hora de que termine yo con sus maleficios! Y fué a un armario, sacó de él una torta en un todo semejante a la confeccionada por la maga, la envolvió en un pañuelo y se la entregó a Sonrisa-de-Luna, diciéndole: Merced a esta torta que te doy, recaerá sobre ella el mal que quiera hacerte.
Vióse también un dragón, que estando dormida Olimpia se le enredó al cuerpo, de donde provino, dicen, que se amortiguase el amor y cariño de Filipo, que escaseaba el reposar con ella, bien fuera por temer que usara de algunos encantamientos y maleficios contra él, o bien porque tuviera reparo en dormir con una mujer que se había ayuntado con un ser de naturaleza superior.

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