Ejemplos con lloros

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El primer día llevaban por las calles estatuas de Adonis dispuestas como cadáveres, realizando todos los ritos propios de los funerales, golpeándose y gritando lamentos, en imitación de los lloros de Afrodita por la muerte de su amado.
¿Verdad? También a mí me le sacó y me relató en él unas cosas muy apuradas de comer y beber lloros .
Hallábase ya en su centro Miranda, habiendo cesado los lloros y reaparecido el buen humor y el temple normal del ánimo.
Las alarmas y lloros de doña Luisa aumentaron su nerviosidad.
La madre, sin dejar de quererlas, se cansaba pronto, sus lloros la impacientaban, y cuando trataba de hacerlas callar no sabía, concluía por aturdirse y sofocarse.
Cuando se convenció de que no podíamos salvarle, rompió en lloros y aclamaciones a la Virgen, lo mismo que don Tomás.
Menos lloros: aquello era poca cosa, la prueba estaba en que podía mover el brazo, aunque cada vez sentía mayor peso en el hombro.
Eso de los noviazgos sólo servía para disgustos y lloros.
Y no dejaron de molestarle también y entorpecerle ciertas disensiones domésticas, pues Refugio, que ya se estaba dando pisto de gobernadora, y se había despedido de sus amigas con ofrecimientos de protección a todo el género humano, se quedó helada cuando su señor le dijo que no la podía llevar Pucheros, lloros, apóstrofes, quejas, gritos Pero, hija de mi alma, hazte cargo de las cosas, no seas así.
Imagínese, pues, el que leyere la emocion, los comentarios en voz baja y los dulces lloros que habria al otro lado de la puerta, en tanto que Manuel prendia a las ropas del Niño Jesus, o colgaba de su cuello y de sus brazos, los restos del naufragio de sus esperanzas.
No resultó ni sombra de culpabilidad en la criada anciana, pero Librada confesó de plano entre lloros y suspiros todas sus bellaquerías que sintetizamos del modo siguiente:.
-¿A qué vienen estos lloros? -dijo su madre abrazándola-.
-Pero ¿a qué vienen esos lloros?.
Por amor de Dios, señor mío, que no vea yo en cueros a vuestra merced, que me dará mucha lástima y no podré dejar de llorar, y tengo tal la cabeza, del llanto que anoche hice por el rucio, que no estoy para meterme en nuevos lloros, y si es que vuestra merced gusta de que yo vea algunas locuras, hágalas vestido, breves y las que le vinieren más a cuento.
Y podrá ser que viniese a contentarme con sola la imitación de Amadís, que sin hacer locuras de daño, sino de lloros y sentimientos, alcanzó tanta fama como el que más.
Estas palabras nos avergonzaron tanto, que contuvimos nuestros lloros.
Lamentos y lloros, gritos y grandes alaridos.
En la buhardilla del Tuerto se oyen gritos y porrazos de su mujer, y lloros y disculpas de los chiquillos que los reciben.
La buhardilla del Tuerto apenas se abría, ni en ella se escuchaban las risas, los lloros y los golpes de costumbre.
que en mis lloros se ceba el inhumano,.
Cuando ésta se acaba por cansancio, comienza la criatura a tomar fisonomía y a entretener a su madre con gorgoritos, sin dejar por eso de alborotar la casa con sus lloros.
Pasaron dos años, y Brígida dió a luz una niña que no trajo un pan debajo del brazo, ni ramo de olivo en la mano, antes obligó a su madre, a quien la naturaleza había negado la necesaria robustez para sustentarla, a nutrirse de más caros y escogidos alimentos, con lo cual, y las noches pasadas en vela por los lloros incesantes de la recién nacida, don Pelayo se desesperaba, y don Lope gruñía, y la infeliz madre se acongojaba, y en la casona no se lograba momento de paz ni de sosiego.
A los alegres, serenos e claros soles, nublados escuros e pluuias vemos suceder, a los solazes e plazeres, dolores e muertes los ocupan, a las risas e deleytes, llantos e lloros e passiones mortales los siguen, finalmente, a mucho descanso e sosiego, mucho pesar e tristeza.
y la causa de mis desesperaciones y lloros.
Eran las cinco de la madrugada, volvía yo de pasar la última noche, no diré de amor, sino de amarguísimos lloros y desgarradora contienda, con mi antigua querida la viuda de T.
puede ser una vida que comienza entre los gritos de la madre que la da y los lloros del hijo.
pucheros, y en lugar de los acordes instrumentos y voces regaladas, se oyeron lloros, y al.
Había también en las nodrizas su cuidado y arte particular, de manera que criaban a los niños sin fajas, procurando hacerlos liberales en sus miembros y su figura, fáciles y no melindrosos para ser alimentados, imperturbables en las tinieblas, sin miedo en la soledad, y no incómodos y fastidiosos con sus lloros.
Porque aquel mismo, que se mostraba precavido y desconfiado en los momentos en que nada había de siniestro, ahora, cuando todos se abandonaban a una aflicción excesiva y a un dolor que no los dejaba para nada, él sólo discurría por la ciudad con paso sosegado, con semblante sereno y con afables palabras, haciendo desechar los lloros mujeriles y disipando los corrillos de los que se congregan en los parajes públicos para lamentar tales calamidades.
Obró, pues, sin contradicción más grandes e ilustres hazañas que ninguno de los Griegos antes de él, no hubo quien le aventajase en aquellas acciones a cuya práctica suelen los sofistas excitar en sus panegíricos a los Griegos: de los males que en lo antiguo afligieron a la Grecia, debió a su fortuna el que le hubiese sacado puro y sin mancha: a los bárbaros y a los tiranos les hizo experimentar su valor y su pericia, como a los Griegos, y a todos sus amigos su justicia y su mansedumbre: erigió a sus ciudadanos muchos trofeos de otros tantos combates, que no les costaron lágrimas ni lloros, y en ocho años aún no cabales entregó la Sicilia a sus habitantes, libre de sus envejecidos y como nativos males.

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