Ejemplos con lleve

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Cualquier día se pone mi señora hermana un alfiler menos, un alfiler menos, aunque se la lleve pateta.
¿Qué desea usted ahora? ¿Quiere usted que la lleve a ver alguna curiosidad de este pueblo? ¿El hospital? ¿Los fuertes?.
¡El Demonio me lleve! ¡Se ha quedado la bestia fuera!.
¿Y esos no sospecharán? El Demonio me lleve si hemos conseguido engañarlos en lo otro La verdad es que, por mi parte, tampoco lo pretendí.
¡Y tenían dicho que darían socorro a las viudas y a los huérfanos! ¡El mayorazgo huyóse para no cumplirnos la manda! ¡Cinco lobos dejó alrededor de su silla vacía! ¡Ay, Montenegro, negro de corazón! ¡Por tu imperio se hicieron aquellos pobres a la mar, en una noche tan fiera! ¡Cuando seáis mozos, reclamarle cuentas, mis hijos, que él os dejó sin padre! ¡Mal can le arranque el corazón y lo lleve por este arenal! ¡Mal cuervo le coma los ojos! ¡Malas ortigas le broten en el pecho! ¡Mal avispero le nazca en la lengua!.
¡Nunca tal ví, ser la mujer quien lleve el carozo!.
Doña Luz es una perla oriental, y la perla no repara en el pescador, ni en si vale o no vale, lo que pretende es que la pesque y la lleve a lucir en el Olen del Oclaye.
es que haya un gobierno que distribuya cuanto hay que distribuir, que todo lo arregle, que en todo se entrometa, que nos enseñe lo que hemos de aprender, que nos señale lo que hemos de adorar, que nos haga caminos, que nos lleve las cartas, que cuide de nuestra salud temporal y eterna, y hasta que nos mate la langosta y la filoxera, nos conjure las tempestades, pedriscos, epidemias, epizootias y sequías, y nos ordene y suministre lluvias a tiempo y cosechas abundantes.
Vamos, dame otro abrazo, y ¡que Dios te lleve con bien!.
¿Qué tenemos, viene o qué? ¿O es que le lleva cuentos a don Práxedes? Bueno, señores, que se los lleve.
Pues entonces, que se la lleve a usted el demoniogritó el clérigo con gesto de menosprecio.
La que tenga velas que las saque, la que tenga flores o tiestos bonitos que los lleve allá Y todos estos pingajos que aquí veo colgados, están ahora demás.
Pero al mismo tiempo, si esos brutos se empeñan en impedirme que me lo lleve ¡Ah!, no, yo cargo con él, y que tiren por donde quieran.
Me contento con ser madrina del primer Morenito que nazca, y le diré a mi marido que me lleve a Londres para el bautizo.
Se lo prevengo, señor, para que le lleve el genio y le diga que sí.
Le diré a mi marido que estoy mala y que me lleve a vivir al pueblo ese donde ha cogido la herencia.
Cásese, cásese luego, encomiéndole yo a Satanás, y tome ese reino que se le viene a las manos de vobis, vobis, y, en siendo rey, hágame marqués o adelantado, y luego, siquiera se lo lleve el diablo todo.
Ahora digo, señor Caballero de la Triste Figura, que no solamente puede y debe vuestra merced hacer locuras por ella, sino que, con justo título, puede desesperarse y ahorcarse, que nadie habrá que lo sepa que no diga que hizo demasiado de bien, puesto que le lleve el diablo.
¡Ay, Leonela amiga! ¿No sería mejor que, antes que llegase a poner en ejecución lo que no quiero que sepas, porque no procures estorbarlo, que tomases la daga de Anselmo, que te he pedido, y pasases con ella este infame pecho mío? Pero no hagas tal, que no será razón que yo lleve la pena de la ajena culpa.
Yo los gasté en pro de mi persona y de la de mi mujer, y de mis hijos, y ellos han sido causa de que mi mujer lleve en paciencia los caminos y carreras que he andado sirviendo a mi señor don Quijote, que si, al cabo de tanto tiempo, volviera sin blanca y sin el jumento a mi casa, negra ventura me esperaba, y si hay más que saber de mí, aquí estoy, que responderé al mismo rey en presona, y nadie tiene para qué meterse en si truje o no truje, si gasté o no gasté, que si los palos que me dieron en estos viajes se hubieran de pagar a dinero, aunque no se tasaran sino a cuatro maravedís cada uno, en otros cien escudos no había para pagarme la mitad, y cada uno meta la mano en su pecho, y no se ponga a juzgar lo blanco por negro y lo negro por blanco, que cada uno es como Dios le hizo, y aun peor muchas veces.
¿Qué diablos es esto? ¿Qué descaecimiento es éste? ¿Estamos aquí, o en Francia? Mas que se lleve Satanás a cuantas Dulcineas hay en el mundo, pues vale más la salud de un solo caballero andante que todos los encantos y transformaciones de la tierra.
No ha de ser así replicó el otro, porque se han de echar dentro de las talegas, porque no se las lleve el aire, media docena de guijarros lindos y pelados, que pesen tanto los unos como los otros, y desta manera nos podremos atalegar sin hacernos mal ni daño.
¡Oh malaventurado escudero, alma de cántaro, corazón de alcornoque, de entrañas guijeñas y apedernaladas! Si te mandaran, ladrón desuellacaras, que te arrojaras de una alta torre al suelo, si te pidieran, enemigo del género humano, que te comieras una docena de sapos, dos de lagartos y tres de culebras, si te persuadieran a que mataras a tu mujer y a tus hijos con algún truculento y agudo alfanje, no fuera maravilla que te mostraras melindroso y esquivo, pero hacer caso de tres mil y trecientos azotes, que no hay niño de la doctrina, por ruin que sea, que no se los lleve cada mes, admira, adarva, espanta a todas las entrañas piadosas de los que lo escuchan, y aun las de todos aquellos que lo vinieren a saber con el discurso del tiempo.
¿Adónde vas a parar, Sancho, que seas maldito? dijo don Quijote, que cuando comienzas a ensartar refranes y cuentos, no te puede esperar sino el mesmo Judas, que te lleve.
El diablo me lleve dijo a esta sazón Sancho entre sí si este mi amo no es tólogo, y si no lo es, que lo parece como un güevo a otro.

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