Ejemplos con llegasen

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Todos los seres eran como habían sido los que marcharon delante de ellos, como serían los que llegasen detrás.
Ellos destrozan su cuerpo en las minas, ellos dan el mineral, y sin mineral ¿qué sería de esta tierra? Los buenos, los del país, no hacemos más que vigilar su trabajo y aprovecharnos del privilegio de haber nacido aquí antes que ellos llegasen.
Comenzaba a despertar la explotación de las minas y se hablaba de limpiar el Nervión, convirtiéndolo en un puerto para que los vapores llegasen hasta el mismo paseo del Arenal.
Mandóles la reina que se llegasen cerca: alzó los ojos Isabela a mirar los que decian ser españoles, y mas de Cádiz, con deseo de saber si por ventura conocian a sus padres.
Pidió Tomas le diesen alguna funda donde pusiese aquel vaso quebradizo de su cuerpo, porque al vestirse algun vestido estrecho no se quebrase, y así le dieron una ropa parda y una camisa muy ancha, que él se vistió con mucho tiento y se ciñó con una cuerda de algodon: no quiso zapatos en ninguna manera, y el órden que tuvo para que le diesen de comer sin que a él llegasen, fué poner en la punta de una vara una vasera de orinal, en la cual le ponian alguna cosa de fruta de las que la sazon del tiempo les ofrecia: carne ni pescado no lo queria, no bebia sino en fuente o en rio, y esto con las manos: cuando andaba por las calles, iba por la mitad dellas, mirando a los tejados, temeroso no le cayese alguna teja encima y le quebrase: los veranos dormia en el campo a cielo abierto, y los inviernos se metia en algun meson, y en el pajar se enterraba hasta la garganta, diciendo que aquella era la mas propia y mas segura cama que podian tener los hombres de vidrio: cuando tronaba, temblaba como un azogado, y se salia al campo y no entraba en poblado hasta haber pasado la tempestad, tuviéronle encerrado sus amigos mucho tiempo, pero viendo que su desgracia pasaba adelante, determinaron de condescender con lo que él les pedia, que era le dejasen andar libre, y así le dejaron, y él salió por la ciudad causando admiracion y lástima a todos los que le conocian.
Juan en medio del camino, y estuvo con el rostro descubierto a que llegasen los caminantes, y en llegando cerca, el talle, el brio, el poderoso caballo, la bizarría del vestido y las luces de los diamantes, llevaron tras sí los ojos de cuantos allí venian, especialmente los del duque de Ferrara, que era uno dellos, el cual como puso los ojos en el cintillo, luego se dió a entender que el que le traia era D.
De allí a poco asomó la justicia con las prisioneras, y ántes que llegasen, pusieron mano los estudiantes con tal brio y denuedo, que a poco rato no les esperó porqueron en la calle, si bien no pudieron librar mas que a la Esperanza: porque así como los corchetes vieron trabada la pelea, los que llevaban a Claudia y a la Grijalva se fueron con ellas por otra calle, y las pusieron en la cárcel.
Pero, bien considerado, ¿qué se le ha de dar a la señora Aldonza Lorenzo, digo, a la señora Dulcinea del Toboso, de que se le vayan a hincar de rodillas delante della los vencidos que vuestra merced le envía y ha de enviar? Porque podría ser que, al tiempo que ellos llegasen, estuviese ella rastrillando lino, o trillando en las eras, y ellos se corriesen de verla, y ella se riese y enfadase del presente.
Detúvole el cansancio a don Quijote, y, más enojado que vengado, se sentó en el camino, esperando a que Sancho, Rocinante y el rucio llegasen.
Cuenta, pues, la historia, que antes que a la casa de placer o castillo llegasen, se adelantó el duque y dio orden a todos sus criados del modo que habían de tratar a don Quijote, el cual, como llegó con la duquesa a las puertas del castillo, al instante salieron dél dos lacayos o palafreneros, vestidos hasta en pies de unas ropas que llaman de levantar, de finísimo raso carmesí, y, cogiendo a don Quijote en brazos, sin ser oído ni visto, le dijeron:.
Con los referidos atavíos, y con gentil donaire y gallardía, salió don Quijote a otra sala, donde el estudiante le estaba esperando para entretenerle en tanto que las mesas se ponían, que, por la venida de tan noble huésped, quería la señora doña Cristina mostrar que sabía y podía regalar a los que a su casa llegasen.

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