Ejemplos con laven

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Algunas clases de obreros de las fábricas y de los altos hornos, que por la índole permanente de su trabajo tienen que trabajar necesariamente de día y de noche, lo mismo los días laborables que los festivos, tienen establecidos sus turnos para dormir en una misma cama, y cuando se levanta el uno se acuesta el que le sustituye, pasándose largas temporadas sin que se laven sus ropas y sin que las habitaciones tengan otra ventilación que la que se produce por las rendijas de sus puertas y ventanas.
Es conveniente que los jugadores se laven las manos antes de participar, pues por ser un juego en el que las manos entran en contacto, existe la posibilidad de transmisión de microbios o gérmenes.
El día del cumpleaños de Dani la tía Elisa se pone muy pesada diciendo a los niños que se laven las manos, que no carran, hagan ruido, y Kika usa un conjuro para dormirla.
Sí, volveremos Pero que lo laven ¡pobre niño! Debe de estar en un martirio horrible con ese emplasto en la cara.
Di, tontín, ¿quieres que te laven?.
Que lo laven, ¿por qué no lo lavan?.
Sí quiero respondió Sancho con mucha cólera, pero querría que fuese con toallas más limpias, con lejía mas clara y con manos no tan sucias, que no hay tanta diferencia de mí a mi amo, que a él le laven con agua de ángeles y a mí con lejía de diablos.
No tengáis pena, amigo Sancho dijo la duquesa, que yo haré que mis doncellas os laven, y aun os metan en colada, si fuere menester.
Referiré la parte del oráculo que tocaba a los argivos, cuando en su propio lugar diera razón de sus asuntos: la parte que miraba a los Milesios, que no se hallaban allí presentes, estaba concebida en estos términos: «Entonces, oh Mileto, máquina llena de maldad, serás cena y espléndida presa para no pocos, cuando tus damas laven los pies de cabelluda raza, ni faltarán otros que adornen en Dídimo mi templo.
Entre estos árboles hay algunos cuyas hojas son de tal naturaleza, que con ellas machacadas y disueltas en agua, pintan en sus vestidos aquellos habitantes ciertos animales que nunca se borran por más que se laven, y duran tanto como la lana misma, con la cual parece fueron desde el principio entretejidos.
No me meteré en discusiones ni en consejos, sino que, a modo de broma, haré que mañana le cojan dos esclavos antes de comer, le soplen en un baño y me le laven y frieguen con pasta de almendra, y me lo froten con aromoso diapasma.

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