Ejemplos con italianos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

, se le cambia el nombre por Itálica con la intención de ser la capital de los rebeldes italianos y erigir en ella un Senado.
Fundado por la colonia italiana en el Perú, fomenta del deporte entre los italianos residentes en el Perú y sus descendientes.
Manuel Mujica Laínez ha escrito una novela muy conocida, Bomarzo, que trata de la historia de Pier Francesco Orsini, el noble jorobado que dio nombre a los famosos y extravagantes jardines italianos de Bomarzo.
Aunque estos vuelos de reconocimiento alertaron a los defensores italianos, al no poseer radar, solamente esperaron.
La facilidad con que los torpederos pudieron poner fuera de combate a grandes buque de guerra italianos predijo el fin de la guerra naval de superficie, y marcó el inicio del control aéreo de los mares.
Estaban allí los tercios españoles mandados por Gonzaga, los alemanes regidos por el duque de Alba, los italianos acaudillados por Colonna, doscientos caballeros de Malta, a cuyo frente marchaba el comendador don Príamo Febrer, el héroe de la familia, y toda la flota navegaba bajo la dirección del gran marino Andrés Doria.
En otra salida de la morisma, el choque era tan furioso, que cejaban los italianos, seguían su ejemplo los alemanes, y el Emperador, rojo de cólera al ver en fuga a sus soldados favoritos, desenvainaba la tizona, pedía su estandarte, metía espuelas al trotón y gritaba al brillante séquito de caballeros que le seguía: ¡Arriba, señores! Si me veis caer con el estandarte, levantad a éste antes que a mí.
Y también pertenecían a los acreedores los cuadros italianos y españoles que adornaban las paredes de dos gabinetes inmediatos, los muebles antiguos con sedas rapadas o rotas, pero de hermosas tallas, todo, en fin, lo que conservaba algún valor entre los restos de la secular herencia.
ª de Juvenal, o livianos cuentos como los que manchan el de Apuleyo, constituyen el fondo de los de la Edad Media y corren en inagotable vena a regar los huertos de Boccacio y de todos los italianos, torpemente remedados por los franceses.
La doctora maldecía a los italianos pensando en Alemania, yo los maldije pensando en ti, viéndome obligada a seguir a mi amiga, a preparar la fuga en dos horas, por miedo a la indignación del populacho Mi única satisfacción fué al enterarme de que veníamos a España.
Los italianos se peleaban entre ellos: unos eran partidarios de la guerra, otros de la neutralidad.
¡Mandolinistas! ¡Bandidos!gritó, como siempre, contra los italianos.
Iban desfilando las banderas de los diversos pueblos con todas las tintas del iris, y detrás de ellas los rusos, de ojos claros y místicos, los ingleses, con la cabeza descubierta, entonando cánticos de religiosa gravedad, los griegos y rumanos, de perfil aquilino, los escandinavos, blancos y rojos, los americanos del Norte, con la ruidosidad de un entusiasmo algo pueril, los hebreos sin patria, amigos del país de las revoluciones igualitarias, los italianos, arrogantes como un coro de tenores heroicos, los españoles y sudamericanos, incansables en sus vítores.
¡Qué falta me hiciste! La doctora estaba preocupada por los sucesos italianos.
Don Mateo, buscando medio de substituir a la orquesta, había dado con un arpista y un violín italianos, y los subvencionó, de su bolsillo particular, para que tocasen.
Hasta el violín y arpista italianos habían emprendido con furor una mazurka que las parejas bailaban levantando extremadamente los pies, dando furiosas patadas en la hierba.
Ignoraba yo entonces que este señor Hérelle era célebre en su patria como traductor, luego de haber vertido al francés las obras de D’Annunzio y otros autores italianos.
Esto no tiene vuelta de hoja, Martínez Los ingleses devoran, los alemanes zampan, los italianos comen, los españoles se alimentan, pero sólo los franceses gozan, y ahí está el quid, Martínez: en gozar, en gozar comiendo.

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