Ejemplos con inmundicia

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En algunos casos, el esposo despierta de un sueño, con inmundicia, desorientado y lejos del hogar.
Como estaba en la capilla del Evangelio de la Ermita de la Virgen sin nada que le protegiera de la inmundicia que causan las moscas y el manoseo de las gentes , da directrices para su conservación:.
En casa de Jasper, este le dice a Brian que ha sido nominado para los premios de cine X, encantado Brian con la noticia enseguida se enorgullece a pesar de no ser el trabajo que él quería, Jasper le sugiere que llame a su familia pero Brian dice que no quiere enseñar ninguna inmundicia.
A veces, en algún lugar del camino donde en un tiempo llevó a sus hombres, solían caer sentado, borracho, a revolcarse en su inmundicia.
Es un ser benévolo a pesar de su horrible apariencia y el sonido perturbador que produce su lengua al succionar la inmundicia.
Cuáles veces, por embromar al juerguista, le retiraban la escala de sábanas y no se la echaban sino de mañana, con el tiempo preciso para que se presentase a la primera inspección, haciéndole pasar varias horas de congoja en el barranco, entre maleza e inmundicia, acaso bajo la lluvia.
Con esa palabra vulgar me parece que me cubres de inmundicia.
Porque mi papá es indiano, y trae todas las noches mucho dinero a casa, cuando viene de la tertulia, adonde va también el juez, el papá de ésta, y si no comieran tanta inmundicia algunas niñas zanguangas que yo sé, no estarían tan pringosas y tendrían mejor educación.
En cuanto al macelo público don Rosendo se preguntaba con sorpresa cómo la villa podía consentir que existiese un foco de inmundicia como el actual, que era un verdadero padrón de ignominia.
En cuanto una joven se arrodillaba a sus pies para confesarse, se creía en el caso de insinuarle que el mundo estaba corrompido, que no había por dónde cogerle, el condenarse facilísimo, el amor terrenal una inmundicia, los mismos afectos de hija y de hermana despreciables, el tiempo para merecer la salvación muy limitado.
Defender los intereses morales y materiales de las provincias, sostener su vida autonómica, independiente, frente a la acción y poderío absorbentes de la capital, foco de inmundicia que envenenaba la savia de la nación y secaba todos sus veneros de riqueza.
Era ya mi casa albergue de mendigos y vagos, que me la llenaban de su inmundicia.
Eran felices, y sus almas serenas flotaban sobre tanta inmundicia sin contaminarse de ella, como la luz que pasa por los aires infectos sin obscurecerse ni ensuciarse.
Dos periódicos que, a juicio de muchos, pertenecían a la secta de los masones, publicaron violentos artículos contra los tribunales de España, que recluyen al pobre como un criminal y le barren de las calles como una inmundicia, y se cruzan de brazos y cierran los ojos ante el poderoso que oculta sus crímenes bajo una armadura de oro, contra la cual se hace pedazos la espada de la justicia.
Sin volver atrás la vista, brincó entre zarzales, franqueó zanjas de inmundicia, y hasta que no se puso a larga distancia, no tomó resuello.
¿Merecía yo que se arrastrara por la inmundicia de una cárcel la sagrada orden que profeso? Dime tú ahora con qué cara me presento yo en una iglesia pidiendo misa.
Esto no está bien, no está bien, y espero que os corrijáis, si no queréis ser los sepulcros blanqueados de que nos habla el Evangelio, llenos de podredumbre, me entiende usted, y de inmundicia por dentro, y limpios por fuera eso es.
Si yo no tratara de enseñar a esta gente la buena crianza, vendría usted luego con el Santísimo y tendría que entrar pisando lodo, y cuanta inmundicia hay.
¡Dios mío! ¿De qué le vale a uno el poner su honor por encima de todas las cosas? Viene un cualquiera y lo pisotea, y lo llena de inmundicia.
¿Hay nada más hermoso que la muerte? ¡Morir, acabar de penar, desprenderse de todas estas miserias, de tantos dolores y de toda la inmundicia terrenal! ¿Hay nada que pueda compararse a este bien supremo? ¿Concibe el alma nada más sublime?.
¡Será posible que la abyección, que la indignidad, que la inmundicia misma del pecado atraiga, estimule, sea un aperitivo, como las guindillas rabiosas, para el paladar estragado de los esclavos del vicio! Y que en esto caigan, no personas de poco más o menos, sino señores de nacimiento, de rango, señores que.
Nadie se vio libre de la inmundicia con que rociaba a los Ministros, a los diputados moderados, a las autoridades todas.
Así lavaron al país de inmundicia.
Por allá sangre, por acá inmundicia.
Por las calles se les encontraba borrachos, llenos de inmundicia, y se revolcaban en el lodo, engullendo vorazmente la comida que sacaban a viva fuerza de las casas.
El trapero se quedó muy satisfecho de su apotegma, y volviendo a inclinarse, enterró su gancho investigador en el montón de inmundicia que delante tenía.
Para llegar a la escalera, que estaba en lo profundo, se corrían mil peligros a causa de las sinuosidades del terreno, en el cual los hoyos, llenos de inmundicia, alternaban con puntiagudos guijarros, alzados media cuarta.
Era un centro urinario: la secreción pública había trocado aquel rincón en foco de inmundicia, y especialmente por las noches la ofrenda líquida aumentaba de tal modo, que el escribiente y su hermano hacían propósito firme de abandonar el local.
¿Yo había de tener atrevimiento de ensuciar el yelmo de vuesa merced? ¡Hallado le habéis el atrevido! A la fe, señor, a lo que Dios me da a entender, también debo yo de tener encantadores que me persiguen como a hechura y miembro de vuesa merced, y habrán puesto ahí esa inmundicia para mover a cólera su paciencia y hacer que me muela, como suele, las costillas.
Y vuelvo a decir que se tenga cuenta con mi sustento y con el de mi rucio, que es lo que en este negocio importa y hace más al caso, y, en siendo hora, vamos a rondar, que es mi intención limpiar esta ínsula de todo género de inmundicia y de gente vagamunda, holgazanes, y mal entretenida, porque quiero que sepáis, amigos, que la gente baldía y perezosa es en la república lo mesmo que los zánganos en las colmenas, que se comen la miel que las trabajadoras abejas hacen.

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