Ejemplos con infernal

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Para poder enfrentarse contra un espadachín infernal, el jugador deberá haber eliminado al espadachín infernal anterior.
Durante el combate, Sir Dani vuelve la fuerza del enemigo en su contra, enfrentando el vehículo del hechicero contra el demonio, quien finalmente vuelve a su abismo infernal.
El conjunto de qlifot es llamado el Árbol de la Muerte o Árbol Infernal.
Él lo perdería todo, y su sobrina, olvidada y tranquila hasta entonces, iba a trocar el aburrimiento de su casa, monótono y triste, pero que al fin era una paz, por una vida infernal de disgustos, humillaciones y desprecios.
Mujer infernal, está usted condenada sin remisión.
Ignoraba si su fin había sido instantáneo, fulminante, saliendo del mundo con una sonrisa de inconsciencia, o si había pasado largas horas de suplicio abandonado en el campo, retorciéndose como un reptil, rodando por los círculos de un dolor infernal antes de sumirse en la nada.
Había llevado una orden a través de un fuego infernal, después de haber caído muertos tres mensajeros sin poder cumplir el mismo encargo.
No tenían mas que arrojar en el estrecho una cantidad de minas flotantes, y el río azul que se desliza por los Dardanelos las arrastraba hacia los buques sitiadores, destruyéndolos con infernal estallido.
Todo en él estaba gobernado por la infernal atracción que ejerce la hembra.
El capitán, un salvaje del mar, taciturno y supersticioso, mostraba el puño al promontorio, maldiciéndolo como a una divinidad infernal.
El pobre diablo, sin darse cuenta de ello, siguió bailando cada vez con más infernal arrebato.
La orquesta, callada un instante, tornó a su infernal preludio.
Ellos, siguiendo al glorioso San Ignacio, habían contenido la infernal propaganda de Lutero, atajando la revolución religiosa, prestando a los pueblos latinos la gran merced de evitarles este contagio.
¡Un Luna, el hijo del señor Esteban, el antiguo jardinero de la Primada, con el que conversaban los canónigos y hasta los arzobispos mezclado entre la gentuza infernal que quiere destruir el mundo! Por esto, cuando Eusebio el y otros chismosillos de la casa me preguntaban si podrías ser tú el Luna de que hablaban los periódicos, yo decía que mi hermano estaba en América y que me escribías de tarde en tarde, por andar ocupado en grandes negocios.
La sed, una sed infernal, le desgarraba las entrañas, le oprimía la garganta y hacía arder su boca.
La bufonada provocó grandes risotadas, y , para asombrar más a sus admiradores, ofreció el manjar infernal al que aún se sostenía firme, mientras él, por su parte, lo iba devorando con la misma indiferencia que si fuese pan.
Dentro de las blancas barracas había ojos que atisbaban curiosos por las rendijas, tal vez bocas que reían con un gozo infernal, pero ni una voz que dijera: ¡Aquí estoy!.
Le mataría, sí señor, le mataría, y después, ¡qué escena tan trágica! el teniente a sus pies, atravesado de una estocada, Amparito, desmelenada, sollozante, increpando al cielo, y él erguido como gigantesco fantasma, el ensangrentado acero en la mano, y en el rostro una sonrisa desesperada, infernal, loca, algo que recordase el último acto del.
Amparito se sintió tan entusiasmada, que hasta envió una sonrisa amable al cafetín de enfrente, donde el padre de tal obra despachaba cepitas tras el mostrador, mientras su mujer, lavada y peinada como en días de gran fiesta, con los robustos brazos arremangados y delantal blanco, estaba en la puerta sentada ante un fogón, con el barreño de la masa al lado, arrojando en la laguna de aceite hirviente las agujereadas pellas, que se doraban al instante, entre infernal chisporroteo.
Mientras su mujer le desnudaba, el pobre chico la sorprendió con estas palabras, que a ella le parecieron infernal inspiración de un cerebro dado a los demonios: Veremos si esta noche sueño lo mismo que soñé anoche.
Estaba reducida a usar tan sólo la tercera parte de los vocablos que emplear solía, y aún no se le quitaban los escrúpulos, sospechando que tuviese en algún eco infernal las voces más comunes.
Dicho crucero era como un segundo departamento del café, y estaba invadido por estudiantes, en su mayoría gallegos y leoneses, que metían una bulla infernal.
Volvió a sonreír Patricia con infernal malicia, y ¿Qué pero qué? balbució la señora acercándose de puntillas a la puerta de la sala.
En medio de la infernal risa, brotaba esta frase que a Fortunata le ponía los pelos de punta: ¿Te lo digo? ¿te lo digo?.
Se le llevaron en burlesca procesión, él delante, aislado por su propio tizne, y ya con la dignidad tan por los suelos, que empezaba a dar , los chicos detrás haciendo una bulla infernal, y la tarasca aquella del moño lacio amenazándolos con si no se quitaban de en medio.
Pasáronle por la mente ideas extrañas, la mancha del pecado era tal, que aun a la misma inocencia extendía su sombra, y el maldito se reía detrás de su infernal careta, gozoso de ver que todos se ocupaban de él, aunque fuera para escarnecerle.
Encorvada la horrenda sibila, alumbrada por el vivo fuego del hogar y la luz de la lámpara, ponía miedo su estoposa pelambrera, su catadura de bruja en aquelarre, más monstruosa por el bocio enorme, ya que le desfiguraba el cuello y remedaba un segundo rostro, rostro de visión infernal, sin ojos ni labios, liso y reluciente a modo de manzana cocida.
Con tales afectos dijo las razones pasadas Clemente, que estuvo en duda Andres si las habia dicho como enamorado o como comedido, que la infernal enfermedad celosa es tan delicada y de tal manera, que en los átomos del sol se pega, y de los que tocan a la cosa amada se fatiga el amante y se desespera, pero con todo esto no tuvo celos confirmados, mas fiado de la bondad de Preciosa, que de la ventura suya, que siempre los enamorados se tienen por infelices en tanto que no alcanzan lo que desean.
Y el portero infernal de los tres rostros, con otras mil quimeras y mil monstros, lleven el doloroso contrapunto, que otra pompa mejor no me parece que la merece un amador difunto.
El rugir del león, del lobo fiero el temeroso aullido, el silbo horrendo de escamosa serpiente, el espantable baladro de algún monstruo, el agorero graznar de la corneja, y el estruendo del viento contrastado en mar instable, del ya vencido toro el implacable bramido, y de la viuda tortolilla el sentible arrullar, el triste canto del envidiado búho, con el llanto de toda la infernal negra cuadrilla, salgan con la doliente ánima fuera, mezclados en un son, de tal manera que se confundan los sentidos todos, pues la pena cruel que en mí se halla para contalla pide nuevos modos.

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