Ejemplos con humillaba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Además, la ofendía de palabra y obra, la humillaba y la golpeaba.
Y él, convencido de su éxito, se empequeñecía, se humillaba ante el oficiante, como un simple acólito, mirando algunas veces al público con el rabillo del ojo para que no perdiese ni el más pequeño detalle de su religiosa abnegación.
Sin embargo, no quiso discutir, porque le humillaba defender tal supuesto, aunque fuese delante de su cuñada.
Leopoldina comenzó a alborotar, conmovida a su manera, gritando que aquellos indecentillos eran unos ángeles del cielo, unos santos chiquititos a quienes era necesario venerar, y que en cuanto llegara a la corte había de enviarles a cada uno un par de medias negras, hechas por sus propias manos, con el estambre más fino que pudiera hallarse Riéronse todos, Currita callaba, sin embargo, sintiendo un extraño enternecimiento que la humillaba y que se apresuraba por lo mismo a combatir, oponiendo a su benéfico influjo el parapeto del orgullo, del inquebrantable orgullo, que viene a ser en el alma como la fortaleza del mal Aquellos tres novicios, aquellos tres Pedros Fernández en embrión, humillándose por a una mendiga, hiciéronle comprender que aquel otro Pedro Fernández habría podido imponérsele por a ella, orgullosa Grande de España, y una luz súbita, semejante a la de un relámpago que ilumina a la vez que aterra, hízole ver claramente lo que antes sospechaba: que aquella carta, que aquella ofensa no venía de un desconocido, de un pobre fraile, de un Pedro Fernández, porque aquella puerta primera que se le cerraba en la vida, no era la puerta de Loyola, era la puerta de Dios.
La generosidad del Comendador humillaba su orgullo, y por más que trataba de empequeñecerla o de afear y envilecer sus causas fingiéndoselas vulgares, absurdas o caprichosas, dicha generosidad resplandecía siempre y la ofendía.
No puedo decir que me humillaba su dignidad, porque la amaba de tal modo que su dignidad era la dignidad mía, pero la posición en que ella se había colocado respecto a mí me desesperaba.
contento, sí, contento, no le humillaba.
Había quedado ridículo con este verdadero disfraz: un domingo que la estrenó sus amigos rieron de él y su esposa con este fiasco que la humillaba se resistió a acompañarle a un paseo proyectado.
Se arregló lo mejor que pudo, y muy triste, pensando que se humillaba mucho, se dirigió a la casa del Ministro.
Aquella mirada la resistían pocos, a unos les daba miedo, a otros asco, pero cuando algún audaz la sufría, el Magistral la humillaba cubriéndola con el telón carnoso de unos párpados anchos, gruesos, insignificantes, como es siempre la carne informe.
Pero otras veces, las más, era el recuerdo de sus sueños de niño, precoz para ambicionar, el que le asaltaba, y entonces veía en aquella ciudad que se humillaba a sus plantas en derredor el colmo de sus deseos más locos.
Y para vengarse de aquella afrenta continua que la humillaba a sus propios ojos y a los ojos de quienes la rodeaban, no aguardaba más que una ocasión, bien una ausencia fortuita del califa, bien un viaje, bien una ocupación cualquiera, que le permitiese obrar con libertad.
Se humillaba Ana a los designios de Dios, pero no por esto desaparecía el disgusto de sí misma, ni el valor para seguir la lucha se recobraba.
¡Y esta señora le humillaba así! ¡Cómo se reiría de él Visita, aunque lo disimulaba, y el mismo Paco! ¿qué pensaría? ¡Ah Regenta, Regenta, si venzo al fin!.
Teresa era la única que mandaba con una palabra, con una mirada, con un gesto, aquel carácter fiero que se humillaba bajo la mano de una mujer, y que bajo la de un hombre cualquiera hubiérase rebelado como una serpiente al sentirse pisoteada.
La idea sola de pertenecer a un tan mal caballero como el conde Lemus, y de ser el juguete de una villana intriga, la humillaba en términos de arrojarse a cualquier violento extremo por apartar de sí semejante mengua.
Richelieu sabía que combatiendo a Inglaterra combatía a Buckingham, que venciendo a Inglaterra vencía a Buckingham, y que humillando a Inglaterra ante los ojos de Europa humillaba a Buckingham a los ojos de la reina.
Le humillaba que el héroe debiera algo a este bandido.
Don Sotero aguantó la descarga sobre el cogote, pues tan humillada tenía la cabeza, y quiso conjurar la tormenta con su táctica habitual de mansedumbre, pero don Plácido, más indignado cuanto más el otro se humillaba, atajó sus dulces palabras con éstas, que salían de su boca echando chispas:.

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