Ejemplos con humildemente

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Por este motivo Cusi fue en busca del Inca Viracocha llevando consigo el ídolo chanca y parte de los objetos tomados, al llegar al refugio de Viracocha tendió los trofeos en el piso y humildemente solicitó que en su calidad de soberano tomara posesión de todos los bienes, este aún sorprendido por la victoria vio confirmada la hazaña del príncipe cuando el capitán chanca Huaman Huaraca que trataba con él los términos de su sumisión, reconoció los despojos de su gente y rompió en llanto.
Con tan poca cantidad, la familia Múzquiz-Bezares vivía humildemente.
No es el episcopado otra cosa que ofertar humildemente aquello que destella por antonomasia, Jesucristo.
El mundo de adentro es la traducción en castellano de Ukhupacha, un vocablo quechua vinculado a lo místico, lo profundo y lo espiritual, y esto es lo que pretendemos plasmar humildemente con nuestras voces e instrumentos.
Joyce Meyer Ministries humildemente lamenta no haber prestado atención a determinados Valores atribuidos específicos de esos artículos que han dado lugar a graves tergiversaciones.
Reciben el impacto y de repente se alejan del pueblo, Sokka exclama si se perdió algo emocionante, por lo que Katara le dice que espera que haya aprendido la lección, Sokka responde humildemente que sí.
La orgullosa ciudad mandava humildemente os seus deputados ao general português para pedir que nomeasse o corregedor que devia governar a cidade, y muchas ciudades de las províncias próximas tales como Segóvia, Toledo, Talavera, Ávila y otras, enviaram também os seus emissários implorarem a protecção do nosso general.
Dios omnipotente, dador de todos los bienes, te suplicamos humildemente que por la intercesión de nuestro Padre San Benito, infundas tu bendición + sobre esta sagrada medalla, a fin de que quien la lleve, dedicándose a las buenas obras, merezca conseguir la salud del alma y del cuerpo, la gracia de la santificación, y todas la indulgencias que se nos otorgan, y que por la ayuda de tu misericordia se esfuerce en evitar las asechanzas y engaños del enemigo, y merezca aparecer santo y limpio en tu presencia.
Seguro de su comprensión y benevolencia postrado ante Su Santidad, besa, humildemente vuestra sandalia el más sumiso de vuestros hijos.
No sabía qué decir, su alma simple parecía recogerse humildemente, no encontrando palabras para expresar sus pensamientos.
Hablaba humildemente, celebrando con grandes extremos el honor que le hacía Febrer al aceptar su invitación.
El era partidario de los antiguos, en sus compras, sólo había adquirido obras de pintores muertos, pero le bastaba saber que Julio pensaba como su amigo, para admitir humildemente todas las teorías de éste.
Con asombro de Desnoyers, el alemán acogió esta rociada humildemente, asintiendo con movimientos de cabeza a las últimas palabras del patrón.
Suplicó humildemente para que no se marchase, con voz entrecortada y fosca.
El sonreía humildemente ante estas alusiones y cruzaba miradas con su sobrino.
Ha aprovechado algunas ideas sobre la agricultura y horticultura, y las ha puesto en práctica aquí con tal éxito, que da gusto ver su , como él la llama humildemente.
Tú me perdonas, Juandijo Lucía antes de que hubieran pasado algunos momentos, bajos los ojos y la voz, como pecador contrito que pide humildemente la absolución de su pecado.
Porque como desde que los imagino hasta que los acabo voy poniendo en ellos tanto de mi alma, al fin ya no llegan a ser telas, sino mi alma misma, y me da vergüenza de que me la vean, y me parece que he pecado con atreverme a asuntos que están mejor para nube que para colores, y como solo yo sé cuánta paloma arrulla, y cuánta violeta se abre, y cuánta estrella lucen lo que pinto, como yo sola siento cómo me duele el corazón, o se me llena todo el pecho de lágrimas o me laten las sienes, como si me las azotasen alas, cuando estoy pintando, como nadie más que yo sabe que esos pedazos de lienzo, por desdichados que me salgan, son pedazos de entrañas mías en que he puesto con mi mejor voluntad lo mejor que hay en mí, ¡me da como una soberbia de pensar que si los enseño en público, uno de esos críticos sabios o cabalierines presuntuosos me diga, por lucir un nombre recién aprendido de pintor extranjero, o una linda frase, que esto que yo hago es de Chaplin o de Lefevre, o a mi cuadrito , que he descargado sobre él una escopeta llena de colores! ¿Te acuerdas? ¡como si no supiera yo que cada flor de aquellas es una persona que yo conozco, y no hubiera yo estudiado tres o cuatro personas de un mismo carácter, antes de simbolizar el carácter en una flor, como si no supiese yo quién es aquella rosa roja, altiva, con sombras negras, que se levanta por sobre todas las demás en su tallo sin hojas, y aquella otra flor azul que mira al cielo como si fuese a hacerse pájaro y a tender a él las alas, y aquel aguinaldo lindo que trepa humildemente, como un niño castigado, por el tallo de la rosa roja.
Comenzó la misa ante la imagen de san Ignacio, del lado de allá de la reja, la de Albornoz, flaca y macilenta, paseó a poco la vista por todas partes, buscando algún sitio en que sentarse, y no hallándolo, hízolo humildemente en el suelo, sobre las frías losas, un anciano, pobre mendigo de Azpeitia, levantóse al punto del extremo de un banco y quiso cederle su puesto, mas ella, agradeciéndoselo con cariñosa sonrisa, no aceptó.
El abogado se acariciaba el abdómen con cierta complacencia de epulón, y Linares bajaba los ojos humildemente, y enclavijaba las manos larguiluchas y exangües, como diciendo: ¡Soy un gran pecador!.
Recibe humildemente cuanto él te mande, mira que no se mueve la hoja del árbol sin la voluntad de Dios.
Por esta causa, sin entender de qué se trataba, contestó humildemente: Tiene usted mucha razón pero mucha razón.
Sí señorrespondió humildemente la prójima, que entendía lo de la religión, pero no lo de la edificación.
Ni olvidará tampoco su partida precipitada, sin dar tiempo a recoger el equipaje, cómo ensilló con sus propias inexpertas manos la yegua, cómo, desplegando una maestría debida a la urgencia, había montado, espoleado, salido a galope, ejecutando todos estos actos mecánicamente, cual entre sueños, sin aguardar a que se disipase el corto hervor de la sangre, sin querer ver a la niña ni darle un beso, porque comprendía, estaba seguro de que, si lo hiciera, sería capaz de postrarse a los pies del señorito, rogándole humildemente que le permitiese quedarse allí en los Pazos, aunque fuese de pastor de ganado o jornalero.
Cuando el padre se retiraba ya, murmurando Adiós, Nuchiña, hija querida , la novia le asió la diestra y se la besó humildemente, con labios secos, abrasados de calentura.
La verdad es que nodeclaró Julián humildemente.
Las once de la mañana iban a dar cuando el jóven salió del despacho de su protector, y no eran todavía las once y media cuando ya estaba hecho un ascua de oro, en la silenciosa plaza de su mismo apellido, pero no sentado esta vez en el fatídico poyo que tantas amarguras le recordaba, sino paseándose humildemente a la puerta del Colegio de Niñas, en la esperanza de que Soledad siguiese yendo todavía a él, y contando por milésimas los instantes que faltaban para las doce.
Con esto se consolaron, y acordaron que Isabela no fuese vestida humildemente como prisionera, sino como esposa, pues ya lo era de tan principal esposo como su hijo.
—Si algun favor, oh Ricardo, imaginas que yo hice a Cornelio en el tiempo que tú andabas de mí enamorado y celoso, imagina que fué tan honesto, como guiado por la voluntad y órden de mis padres, que atentos a que le moviesen a ser mi esposo, permitian que se los diese: si quedas desto satisfecho, bien lo estarás de lo que de mí te ha mostrado la esperiencia cerca de mi honestidad y recato: esto digo por darte a entender, Ricardo, que siempre fuí mia, sin estar sujeta a otro que a mis padres, a quien ahora humildemente, como es razon, suplico me den licencia y libertad para disponer la que tu mucha valentía y liberalidad me ha dado.
Ni yo engendré ni parí a mi señora, puesto que la contemplo como conviene que sea una dama que contenga en sí las partes que puedan hacerla famosa en todas las del mundo, como son: hermosa, sin tacha, grave sin soberbia, amorosa con honestidad, agradecida por cortés, cortés por bien criada, y, finalmente, alta por linaje, a causa que sobre la buena sangre resplandece y campea la hermosura con más grados de perfeción que en las hermosas humildemente nacidas.

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