Ejemplos con hechicera

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Mestizo de humano y szish, nacido de una relación amorosa entre un capitán szish y una hechicera humana.
Siendo conocidos los quehaceres misteriosos de alguna vieja hechicera ferminibí que hablando unas veces con el agua y otras con el fuego, o mirando sin pestañear una palangana de agua, intentaba conseguir algunas pistas con las que hallar los tesoros perdidos, de los que en la actualidad se desconoce si fueron descubiertos por alguno de aquellos buscadores, que en secreto se los apropiaron, o si siguen escondidos aquí en cualquier lugar cercano.
Por otra parte, la hechicera Francesca Findabair, elfa, conocida como la mujer más bella del mundo, se ha convertido en reina de Dol Blathanna, un estado élfico títere de Nilfgaard.
La hechicera cambia a Rience por la niña y les dice que corran.
Con la llegada de la primavera, Geralt, Ciri y Triss parten Rumbo a Ellander, al santuario de la Diosa Melitele, un lugar de confianza dónde Ciri estaría a salvo de los espías y dónde podría iniciarse en el arte de la magia de la mano de la hechicera Yennefer de Vengerberg.
Súbitamente, aparece Triss Merigold, la hechicera que, por petición de Geralt, se encarga de los cuidados de Ciri durante la pubertad.
Es amiga de los brujos de Kaer Morhen y, si bien es hechicera y forastera, es de las pocas personas que saben llegar a la inaccesible fortaleza.
El hechicero debe buscar la ayuda de Omegis, una bella hechicera que conoció en el pasado para permanecer con vida.
Kung Lao viaja al bosque viviente y busca ayuda de una hechicera centenaria llamada Omegis, la cual derrotó a la muerte.
Rinaldo, un guerrero que acude a guerrear en la época de las Cruzadas, se encuentra descansando del combate cuando lo ve la hechicera Armida.
Merlee: Es una hechicera que vive en Puesto Seco-Seco y puede lanzar a cambio de dinero un hechizo a Mario.
¡Linda, hechicera criatura! Pero ¡ay! no pude contemplarla.
Había que verla en aquel retrato: amplio el escote, corto el talle, desnudo el torneado brazo, ricillos en las sienes, rica, donairosa mantilla, y ladeada peineta de boca de olla, ¡ni más ni menos que la reina, doña María Luisa! ¡Con razón los pisaverdes y lechuginos de Pluviosilla se bebían los vientos por mi hechicera tía!.
Mientras hablaba con la frescachona Sabel, la fantasía de un artista podía evocar los cuadros de tentaciones de San Antonio en que aparecen juntas una asquerosa hechicera y una mujer hermosa y sensual, con pezuña de cabra.
¿Pues no lo he de comprender? ¿Soy estúpido acaso para no ver que esa desvergonzada huye de mí, y cada día tengo que cazarla como a una liebre? ¡Sólo está contenta entre los demás labriegos, con la hechicera que le trae y lleva chismes y recados a los mozos! A mí me detesta.
Entró allí cierta hechicera más poderosa que la señora María la Sabia: la política, si tal nombre merece el enredijo de intrigas y miserias que en las aldeas lo recibe.
Tenía delante una pareja hechicera, iluminada por el sol que ya ascendía aproximándose a la mitad del cielo.
Rodrigo Venegas murió entre las llamas para que no se dijese que habia tratado de estafarte, su hijo hará algo más terrible y doloroso, que es no volver a ver a tu hechicera hija hasta haber ganado el millon que reclamas.
Trajano Mirabel le habia dado aquella tarde por hablar de política, y traia mareado a otro señor de su edad, tambien moderado acérrimo, que solia formar parte de su tertulia, pero ni éste ni nadie tenian ya atencion para otra cosa que para mirar a una hechicera mujer, tambien con mantilla blanca, que acababa de presentarse y tomar asiento en un balconcillo del entresuelo de la casa de enfrente.
—¿Qué secreto?—¡Dímelo pronto, ruin hechicera, o te estrujo hasta sacártelo!.
Apénas hubo dicho esto, cuando alzó la voz la hospitalera, que era una vieja, al parecer, de mas de sesenta años, diciendo: Bellaco, charlatan, embaidor y hijo de puta, aquí no hay hechicera alguna: si lo decís por la Camacha, ya ella pagó su pecado, y está donde Dios se sabe: si lo decís por mí, chocarrero, ni yo soy ni he sido hechicera en mi vida, y si he tenido fama de haberlo sido, merced a los testigos falsos y a la ley del encaje, y al juez arrojadizo y mal informado: ya sabe todo el mundo la vida que hago en penitencia, no de los hechizos que no hice, sino de otros muchos pecados, o otros que como pecadora he cometido: así que, socarron tamborilero, salid del hospital, si no, por vida de mi santiguada que os haga salir mas que de paso: y con esto comenzó a dar tantos gritos, y a decir tantas y tan atropelladas injurias a mi amo, que le puso en confusion y sobresalto: finalmente, no dejó que pasase adelante la fiesta en ningun modo.
Entreoyeron las mozas los requiebros de la vieja, y cada una le dijo el nombre de las pascuas: ninguna la llamó vieja, que no fuese con su epíteto y adjetivo de hechicera y de barbuda, de antojadiza, y de otros que por buen respeto se callan, pero lo que mas risa causara a quien entónces las oyera, eran las razones de Guiomar la negra, que por ser portuguesa, y no muy ladina, era estraña la gracia con que la vituperaba.
Es una cierta historia que me pasó con una grande hechicera, discípula de la Camacha de Montilla.
Volvióse a mí mi amo, y dijo: Volved, hijo Gavilan, y con gentil agilidad y destreza deshaced los saltos que habeis hecho, pero ha de ser a devocion de la famosa hechicera, que dicen que hubo en este lugar.
Quedé atónito y confuso, esperando la noche, por ver en lo que paraba aquel misterio o prodigio de haberme hablado la vieja, y como habia oido llamarla de hechicera, esperaba de su vista y habla grandes cosas.
Fuése la gente maldiciendo a la vieja, añadiendo al nombre de hechicera el de bruja, y el de barbuda sobre vieja.
Averiguósele tambien tener sus puntas de hechicera, por cuyos delitos el corregidor la sentenció a cuatrocientos azotes y a estar en una escalera, con una jaula y coroza en medio de la plaza, que fué el mejor dia que aquel año tuvieron los muchachos de Salamanca.
Mira, hijo Montiel, este consejo te doy, que seas bueno en todo cuanto pudieres, y si has de ser malo, procura no parecerlo en todo cuanto pudieres: bruja soy, no te lo niego, bruja y hechicera fué tu madre, que tampoco te lo puedo negar, pero las buenas apariencias de las dos podian acreditarnos en todo el mundo: tres dias ántes que muriese habíamos estado las dos en un valle de los montes Pirineos en una gran jira, y con todo eso, cuando murió fué con tal sosiego y reposo, que si no fueron algunos visajes que hizo un cuarto de hora ántes que rindiese el alma, no parecia sino que estaba en aquella cama como en un tálamo de flores: llevaba atravesados en el corazon sus dos hijos, y nunca quiso, aun en el artículo de la muerte, perdonar a la Camacha, tal era ella de entera y firme en sus cosas: yo le cerré los ojos, y fuí con ella hasta la sepultura: allí la dejé para no verla mas, aunque no tengo perdida la esperanza de verla ántes que muera, porque se ha dicho por el lugar que la han visto algunas personas andar por los cimenterios y encrucijadas en diferentes figuras, y quizá alguna vez la troparé yo, y le preguntaré si manda que haga alguna cosa en descargo de su conciencia.
Bien esperaba yo en el cielo que ántes que estos mis ojos se cerrasen con el último sueño te habia de ver, hijo mio, y ya que te he visto, venga la muerte, y lléveme desta cansada vida: Has de saber, hijo, que en esta villa vivió la mas famosa hechicera que hubo en el mundo, a quien llamaron la Camacha de Montilla: fué tan única en su oficio, que las Eritos, las Circes, las Medeas, de quien he oido decir que están las historias llenas, no la igualaron: ella congelaba las nubes cuando queria, cubriendo con ellas la faz del sol, y cuando se le antojaba, volvia sereno el mas turbado cielo: traia los hombres en un instante de lejas tierras: remediaba maravillosamente las doncellas que habian tenido algun descuido en guardar su entereza: cubria a las viudas de modo que con honestidad fuesen deshonestas: descasaba las casadas, y casaba las que ella queria: por diciembre tenia rosas frescas en su jardin, y por enero segaba trigo, esto de hacer nacer berros en una artesa, era lo ménos que ella hacia, ni el hacer ver en un espejo, o en la uña de una criatura, los vivos o los muertos que le pedian que mostrase: tuvo fama que convertia los hombres en animales, y que se habia servido de un sacristan seis años en forma de asno real y verdaderamente, lo que yo nunca he podido alcanzar cómo se haga, porque lo que se dice de aquellas antiguas magas, que convertian los hombres en bestias, dicen los que mas saben, que no era otra cosa sino que ellas con su mucha hermosura y con sus halagos atraian los hombres de manera a que las quisiesen bien, y los sujetaban de suerte sirviéndose dellos en todo cuanto querian, que parecian bestias, pero en tí, hijo mio, la esperiencia me muestra lo contrario, que sé que eres persona racional, y te veo en semejanza de perro, si ya no es que esto se hace con aquella ciencia que llaman tropelía, que hace parecer una cosa por otra.

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