Ejemplos con hallándola

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡Lo ve usted!acertó a pronunciar por fin, buscando en los ángulos de su boca la sonrisa, y hallándola a duras penas.
Miranda se reía, sentado próximo a su novia, mirándola de cerca y hallándola muy linda, transformada casi con el tocado de viaje y la animación que encendía sus mejillas y arrebolaba su fresca tez.
Jacobo forcejeaba como el lobo cogido en la trampa para buscar una salida, y no hallándola, exclamó al fin, rompiendo el freno de las formas, último que suele romper el más inepto de los diplomáticos:.
Una vez que había ido a Lada, varios jóvenes que salían de un café le dijeron algunas frases obscenas: otra vez, unos señores que habían venido de caza a Riofrío, hallándola sola en un camino, le dijeron también palabrotas groseras, y uno de ellos se propasó a vías de hecho.
Por fin, muchos días después de haber hablado con doña Manuela, determinó sondear a Leocadia, y hallándola una tarde leyendo en el comedor, mientras don José reposaba y la madre había salido, se acercó, llevando él otro libro en la mano.
Esto había sucedido natural, sencillamente, sin provocación de una parte o cálculo de otra, sobre todo sin intención en Lázaro, que se encontraba preso en una red, no porque se la preparasen, ni porque él, hallándola tendida, entrase en ella, sino porque los lazos estaban preparados en torno suyo por la fuerza y la naturaleza de las cosas.
Rafael la echó ménos, y como si le faltara el alma, preguntó por ella, y nadie le supo dar razon dónde se habia ido, y así sin esperar mas, desesperado salió a buscarla, y acudió adonde le dijeron que posaba Calvete, por si habia ido allá a procurar alguna cabalgadura en que irse, y no hallándola allí, andaba como loco por las calles, buscándola de unas partes a otras, y pensando si por ventura se habia vuelto a las galeras, llegó a la marina, y un poco ántes que llegase, oyó que a grandes voces llamaban desde tierra el esquife de la capitana, y conoció que quien las daba era la hermosa Leocadia, la cual recelosa de algun desman, sintiendo pasos a sus espaldas, empuñó la espada, y esperó apercebida que llegase D.
Yo me reportaré respondió Sancho, pero, ¿con qué paciencia podré llevar que quiera vuestra merced que de sola una vez que vi la casa de nuestra ama, la haya de saber siempre y hallarla a media noche, no hallándola vuestra merced, que la debe de haber visto millares de veces?.
Volvió luego muy triste a decírselo a Camila, y, no hallándola en la cama ni en toda la casa, quedó asombrado.
Las voces que el mísero manteado daba fueron tantas, que llegaron a los oídos de su amo, el cual, determinándose a escuchar atentamente, creyó que alguna nueva aventura le venía, hasta que claramente conoció que el que gritaba era su escudero, y, volviendo las riendas, con un penado galope llegó a la venta, y, hallándola cerrada, la rodeó por ver si hallaba por donde entrar, pero no hubo llegado a las paredes del corral, que no eran muy altas, cuando vio el mal juego que se le hacía a su escudero.
La buscó allí, y no hallándola todavía, creyó que andaría recorriendo la huerta, examinando sus flores y viendo los estragos del temporal, y aun se dijo que Manuela hacía mal en exponerse así a la humedad de la mañana, después de haber estado indispuesta el día aÍlterior, que iba a empaparse con el agua de los árboles y a mojarse horriblemente los pies en el lodo de la huerta, que era un bosque espeso, cruzado de apantles por todas partes y que se llenaba de charcos con la menor lluvia.
Con todo no hallándola en los jardines, creyó que únicamente por allí se hubiese extraviado.
La sacristana, mi señora, tenía perdida toda la mala querencia al barbero, el cual, como la sintiese enferma de la voluntad, hallándola sola la derramó los celos por el rostro y cuerpo en cantidad de mojicones, aprovechándose después de la pretina, con que la desconcertó un brazo y acardenaló todo el cuerpo, jurando una y otra vez de no volver para siempre a su amistad, y que dello daba por testigo al tiempo, de que ella estaba harto más sentida que de los golpes recebidos.
-¡Se ha casado conmigo por amor!- repetía sin poder arrojar de sí tal creencia, sino, por el contrario, hallándola mezclada en todos sus pensamientos con desesperante pesadez.
Creemos más: creemos que Juanita, con su espíritu superior, había abarcado toda el alma de aquel joven, y hallándola muy digna de compasión, capaz de enmienda, merecedora de dicha, propia para hacer la felicidad de otras almas.
Recibida Leocadia en casa del opulento negociante Ribelles, como señorita de compañía de sus hijas, el hermano del banquero, solterón más rico aún, al regreso de uno de sus frecuentes viajes al extranjero, hallándola sola cuando volvía de escoltar a sus sobrinas, la detuvo, y sin preámbulo le dijo.
Había venido a echar un vistazo a la señora, y hallándola despierta, habló con ella.
No hallándola y recorriendo toda la casa, fue a dar al cuarto donde estaba la enferma.
Llegó Octavio a mi desdichada casa, y vio entrar y salir toda la gente de la ciudad, y admirado entró él también con los demás, y buscando a Claudia, y hallándola triste y llorosa, le contó cómo acabando de cenar entró mi madre donde yo estaba, para saber qué mal me afligía, y como no me halló, preguntó por mí, a lo que todas respondieron que sobre la cama me habían dejado cuando salieron a servirla, y que habiéndome buscado por toda la casa y fuera, como hallasen las llaves de los escritorios sobre la cama, y la puerta que salía al corredor, que siempre estaba cerrada, abierta, y mirados los escritorios, y vista la falta de ellos, luego vieron que no faltaba en vano.
Arquelao, que por el polvo levantado con aquel movimiento conjeturó lo que era, dejó en paz a Hortensio y se dirigió al sitio de donde partió Sila en su ala derecha para derrotarla, hallándola falta de caudillo.
Reconocióla el Mérito, y no hallándola tinta en sangre, se la volvió.
Llegó a vestirse la rica y vistosa púrpura, y hallándola forrada, no en martas de piedad,.
Si desgarráis vuestra carne con la imperceptible punta de un puñal, si abrís con una bala siempre insegura vuestra cabeza, sensible al más leve dolor, ciertamente que sufriréis, y dejaréis odiosamente la vida, hallándola en medio de una agonía desesperada, mejor que un reposo a tanta costa comprado.
No hallándola, miró la fecha de la que acababa de leer, y se calmó, era de hoy.

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