Ejemplos con guardacantón

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pablo Ortiz y Santa Cruz, ¡Obispo in pártibus de Malvaria! El mejor día, luego que me deje el reuma, le largo un artículo morrocotudo, en latín, en latín crespo y ciceroniano, y entonces ya veremos, ya veremos si es capaz de entender una palabra ¡una sola! ¡Y el otro! ¡otro que bien baila! ¿Ocaña, Jacinto Ocaña, el que vino de Pluviosilla tan sabio como un guardacantón, y que ahora regenta la Escuela del Cura? Este no habla mal de mí en los mentideros, ni me insulta en los periódicas, ni se burla de mis canas en la botica de Meconio, no, pero un día, en El Puerto de Vigo , en la tienda de mi compadre don Venancio, cuando ya se acercaban los exámenes, dijo que no quería que yo fuese de sinodal a su escuela porque mi método es anacrónico.
Se fue pian pianino, y se sentó en la puerta, en un guardacantón que hay allí.
Largos días pasó Cafetera meditando sobre el asunto, y ya casi olvidado de él estaba una mañana en que había ''libado'' bastante, sentado sobre un guardacantón, fumando una colilla, a caza de fletes para el bote y en espera de sus amigos para jugar al cané.
Una especie de tití con largos bigotes de estopa, ayudado por un monigote algo carcomido y renqueando, sube sobre un guardacantón y hace que protesta contra el intruso y que arenga a los grupos, y los señala con el dedo, y después, a sí mismo, y después, a la casona, y después, a la otra casa.
¿Me quieren decir ustedes si el pito que yo toco en esta orquesta no puede tocarlo el guardacantón de la esquina? Firmar lo que otros hacen, cargar con la ociosidad de lo malo y no disfrutar de la gloria de lo poco bueno que se me obliga a hacer, oír perradas de todo el mundo y no tener derecho para replicar a nadie, cuando todos tienen el de ponerme de vuelta y media y el de conspirar contra mí.
El asunto que se desenvuelve en el remitido y que, según el humilde sentir del comunicante, encierra gran interés para toda la población, es un guardacantón que sobresale media pulgada más de lo que previenen las ordenanzas, o un árbol que se seca en el paseo.
-No, señor, sobre el guardacantón de la calle X.
-Escuchad, tratad de encontraros con ella y de tener una explicación, decidle: ¡La paz o la guerra! Palabra de gentilhombre de que nunca diré nada de vos, de que jamás haré nada contra vos, por vuestra parte, juramento solemne de permanecer neutral respecto a mí, si no, voy en busca del canciller, voy en busca del rey, voy en busca del verdugo, amotino la corte contra vos, os denuncio por marcada, os hago meter a juicio, y si os absuelven, pues entonces os mato, palabra de gentilhombre, en la esquina de cualquier guardacantón, como mataría a un perro rabioso.
Dala, si quieres, dientes de marfil, mejillas de grana, blancura marmórea, labios de rubí, ojos de azabache, zafiro o esmeralda, cabellos de oro, y añade las demás piedras e ingredientes de estilo para hacer un retrato, que hable por lo parecido lo mismo que un guardacantón.
El Mikeldico idolua, más que ídolo parece un guardacantón.
Puso la gorra del chiquillo sobre un guardacantón, y lanzó una piedra que despidió la gorra á algunos metros de distancia.
La palabra honestidad ha estado y está en la boca de cual¬quier atorrante que se para en el primer guardacantón y exclama que el país necesita gente honesta.

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