Ejemplos con gárrulo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Callad y haced lo que en vuestro gárrulo lenguaje llamáis la vista gorda, perdonándoos la falta que unos contra otros y otros contra unos habéis cometido.
El Pedregoso, gárrulo y cantante en las quebradas, sesgo y cerúleo en los planíos, corta en dos partes la ciudad.
El Pedregoso, el gárrulo Pedregoso corría, como siempre, límpido y parlero, como le vi tantas veces cuando era yo niño: espumoso al tropezar con una roca, cerúleo y adormecido en sus pozas umbrías, bajo el dosel de los álamos, queriendo arrastrar a su paso las espiras lánguidas de los convólvulos perennes.
La vega toda revivía, el Pedregoso corría gárrulo y cantante, como si sus ondas repitieran quedito la extraña harmonía de los repiques.
Ni la hermosura del paisaje ni el aspecto incomparable de las montañas, coronadas por el Citlaltépetl con brillante cono de nieve, ni la belleza sin igual del Pedregoso que corría gárrulo y cantante, distrajeron mi mente y ahuyentaron de mi alma la tristeza.
Tenía la cara granulosa y el pescuezo como el de un pavo, con una nuez muy grande, el pelo escobillón, y se expresaba en términos muy distintos del gárrulo lenguaje de su amigo: Al Rey Luis XVIdijo, y a la Reina Doña María Antonieta les cortaron la cabeza, naturalmente, porque no querían darle libertad al pueblo.
¡Qué desvaríos engendra el furor de partido! Corría esto parejas con la necia confianza del Gobierno español, que, aun después de declarada la guerra, no había tomado disposiciones de ninguna clase, hallándose sus tropas sin más recursos ni elementos que el parlerío de los milicianos y el gárrulo charlatanismo de los clubs.
-Vamos -grité a Inés ordenándole imperiosamente que me siguiera, y despreciando aquel gárrulo estilo revolucionario que tan en boga estaba entonces entre afrancesados y masones-.
¡Oh siglo gárrulo y lenguaraz! ¡Mire usted qué mina han descubierto!.
En el grupo más gárrulo y vocinglero se hacía abierta profesión de incredulidad religiosa.
El manteo del Magistral las atraía, las arrastraba por la piedra en pos de sí con un ruido de marejada rítmico y gárrulo.
Cuando las congojas la anegaban en mares de tristeza, que parecían sin orillas, cuando se sentía como aislada del mundo, abandonada sin remedio, ya no llamaba a Quintanar, aunque era el único ser vivo de quien entonces se acordaba, prefería dejarle tranquilo allá fuera, porque si venía le hacía daño con aquel desdén gárrulo y absurdo de los padecimientos nerviosos.
Y mientras abajo sonaba el ruido confuso y gárrulo de las despedidas y preparativos de marcha, y detrás el estrépito de los que corrían en la galería, y allá en el cielo, de tarde en tarde, el bramido del trueno, la Regenta, sin notar las gotas de agua en el rostro, o encontrando deliciosa aquella frescura, oía por la primera vez de su vida una declaración de amor apasionada pero respetuosa, discreta, toda idealismo, llena de salvedades y eufemismos que las circunstancias y el estado de Ana exigían, con lo cual crecía su encanto, irresistible para aquella mujer que sentía las emociones de los quince años al frisar con los treinta.
Callad y haced lo que en vuestro gárrulo lenguaje llamáis la vista gorda, perdonándoos la falta que unos contra otros y otros contra unos habéis cometido.
Una voz que llamaba y contenía desde adentro a los mastines, entre el alerta gárrulo de las aves domésticas alborotadas, pareció ser olfateada extrañamente por el fatigado y tembloroso solípedo que estornudó repetidas veces, enristró casi horizontalmente las orejas hacia delante, y, encabritándose, probó a quitarme los frenos de la mano en son de escape.
A veces, con el hórrido tintero y la pluma oxidada, que manoseaba el vulgo más gárrulo, Verlaine escribía un poema de maravilla.

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