Ejemplos con excelentes

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El cocinero no necesitaba más ¡gentes excelentes y simpáticas!.
¿Dónde estaba, en los últimos cuarenta años de grandeza imperialista, la hegemonía intelectual de que alardeaban los alemanes? Excelentes peones de la ciencia, sabios tenaces y de vista corta, confinado cada uno en su especialidad, benedictinos del laboratorio, que trabajaban mucho y acertaban algunas veces a través de enormes equivocaciones dadas como verdades por ser suyas: esto era todo.
En efecto, lo hice llamar, lo traté con amistad, le dí excelentes consejos, él se conmovió de verse tratado así, pero me contestó que su mal no tenía remedio, y que había resuelto mejor desterrarse para no seguir siendo el blanco de los odios del pueblo, pero que era difícil para él cambiar de conducta.
Son unas excelentes personas: unos santos.
Y el viejo Luna, saltando de abuelo en abuelo a través de los siglos, recordaba al archiduque Alberto, que renunció la mitra toledana para ir a gobernar los Países Bajos, y al magnífico cardenal Tavera, protector de las artes, todos príncipes excelentes, que habían tratado con cariño a la familia, reconociendo su secular adhesión a la Santa Iglesia Primada.
Nos trae usted excelentes noticias, señora La cosa marcha viento en popa, mejor de lo que yo esperaba.
No há mucho se publicaron las excelentes obras del malogrado Becquer.
Habíale visto en su casa desde que tuvo el don de ver y apreciar las cosas, conocía bien, por opinión de su padre y por experiencia propia, las excelentes prendas y lealtad del hablador.
En el arreglo de esta crujía para convertirla en templo interino, manifestábase el buen deseo, la pulcritud y la inocencia artística de las excelentes señoras que componían la comunidad.
Los faroles de la calle le parecían astros, los transeúntes excelentes personas, movidas de los mejores deseos y de sentimientos nobilísimos.
¿No será bueno, señor escudero, que tenga yo un instinto tan grande y tan natural, en esto de conocer vinos, que, en dándome a oler cualquiera, acierto la patria, el linaje, el sabor, y la dura, y las vueltas que ha de dar, con todas las circunstancias al vino atañederas? Pero no hay de qué maravillarse, si tuve en mi linaje por parte de mi padre los dos más excelentes mojones que en luengos años conoció la Mancha, para prueba de lo cual les sucedió lo que ahora diré: Diéronles a los dos a probar del vino de una cuba, pidiéndoles su parecer del estado, cualidad, bondad o malicia del vino.

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