Ejemplos con enfermizo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Poco se sabe de la vida de este joven, que probablemente fue un muchacho enfermizo.
El principal cambio lo constituye el propio vampiro, convertido en Graf von Orlok, un monstruo de aspecto esquelético, enfermizo, con orejas puntiagudas, ojos prominentes, nariz ganchuda y dientes puntiagudos, que extiende la enfermedad a su paso y que viaja a la ciudad de Bremen en busca de víctimas.
Poco se sabe de él más allá de que parece estar metido en el ejército americano y que siente un amor enfermizo y obsesivo por Diva.
Ángel es un joven enfermizo e inseguro, y María lo acepta de inmediato y lo trata con cariño.
Contrajo una neumonía a los tres años y fue un niño enfermizo, aquejado de difteria y otras dolencias graves.
A diferencia de su hermano, Teclis es muy débil y enfermizo, y tiene que tomar regularmente unas pociones hechas por él mismo que le dan energía suficente para aguantar.
Está casada con Sindo aunque su relación es más similar a la de una madre sobreprotectora con un hijo enfermizo.
En los poemas de Ikky , Yoso aparece como un personaje enfermizo obsesionado con los bienes materiales, que era capaz de vender el Zen con el fin de incrementar la prosperidad del templo.
Su suelo, es bastante húmedo, por cuya razón el clima es enfermizo, y propenso a tercianas reumas.
Fruto de éste matrimonio nació un único hijo, débil y enfermizo, que murió poco antes de cumplir dos años.
Se siente abrumado por el enfermizo amor que Nanjou Kouji le tiene, pero lo aprecia, con el tiempo también llegará a amarlo.
Enjutos hidalgos de color enfermizo pasaban silenciosos las horas muertas encendiendo unos manojos de hierbajos, a modo de trozos de cuerda, llamados tobaco , y arrojando humo por su boca como demonios que ardiesen interiormente.
Los fuertes payeses sujetaron fácilmente con sólo una mano al enfermizo muchacho, pero éste, incapaz de moverse, desahogó su rabia tendiendo un puño hacia el camino, mientras las amenazas e insultos salían a borbotones de su boca.
Dos veces había visitado la Cartuja sólo por ver de cerca los lugares inmortalizados por el amor triste y enfermizo de una pareja de seres famosos.
A la vista salta que la naturaleza y la realidad no son en el sistema de Zola y sus discípulos más que un par de testaferros, tras de los cuales se oculta un romanticismo enfermizo, caduco y de mala ley, donde, por sibaritismo de estilo, se rehuye la expresión natural, que suele ser noble, y se persigue con pésima delectación y artificio visible la expresión más violenta y torcida, por imaginar los autores que tiene.
Freya la habló, interesada por su aspecto enfermizo y resignado.
Ulises vió señoras vestidas de blanco haciéndose abanicar, tendidas en sillones, por sus pequeños pajes chinescos, vió militares bronceados y enjutos, con aspecto enfermizo, que parecían galvanizados por la guerra que los arrancaba a la siesta asiática, y niñas, muchas niñas, contentas de ir a Francia, el país de sus ensueños, olvidando en esta felicidad que sus padres marchaban tal vez a la muerte.
Así, a puro esfuerzo, entre flaquezas e impulsos, entre dentelladas y sonrisas, sin morder el mérito ajeno, caminando siempre del lado de los pobres, y sin andar de pedigüeño por entre bastidores y escaleras, se hizo hombre, ¡grande hombre!, el niño bondadoso del hogar infeliz, el sufrido presidiario de las canteras de Medina, el joven enfermizo y desterrado de la península ibera, nuestro José Martí.
Bajaba a la caída de la tarde al claustro, y en la puerta del Mollete uníase al otro vigilante, un hombre de aspecto enfermizo, que tosía tanto como Luna y no abandonaba la manta en pleno verano.
Gabriel, con su aspecto enfermizo, su misterioso ensimismamiento y la historia confusa de sus grandes viajes por el mundo, no le inspiraba menos interés.
Los dos eran de aspecto enfermizo: el desequilibrio orgánico parecía atraerles fraternalmente.
Era pequeño y de constitución débil, resaltando en él desde el primer golpe de vista la desproporción entre el cuerpo enfermizo y la cabeza enorme.
En el pilar que divide las dos hojas de la puerta, Jesús, con corona y manto de rey, flaco, estirado, con el aire enfermizo y mísero que los imagineros medioevales daban a sus figuras para expresar la divina sublimidad.
¿Cómo creer que gustase de un fraile enfermizo y casi viejo la que había sido fría, insensible y desamorada con un mozo galán, robusto y gallardo? Esto hubiera sido monstruoso.
Husmeaba la ganancia a cien leguas, colocaba los capitales ajenos con la mayor seguridad, tenía esclavizada la fortuna, y a pesar de esto, ¡qué sencillo! ¡Con qué modesta afabilidad trataba a los pequeños! Era un señor pequeñín, enfermizo por el exceso de trabajo, con gafas de oro y esa sonrisa atractiva y cándida cuyo secreto sólo poseen los grandes hombres de negocio o los Padres de la Compañía.
¡Deforme, enfermizo, y malo! Sí, Rodolfo, ese niño es malo.
El pobre niño, lisiado, enfermizo, horrendamente precoz, era ruin, mezquino, insolente, atrevido y deslenguado.
Cierto es que la miserable condición de Pepillo, enfermizo y lisiado, explicaba muy bien los mimos y consentimientos de sus padres.
Causóme dolorosa impresión la figura de aquel pobre niño enfermizo y lisiado.
Y ese ha sido el miserable que abusando de su fuerza maltrató al pobre Maxi, débil y enfermizo ¡Ay, mundo amargo!.

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