Ejemplos con empresas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Sin embargo, yo me negué a aceptar la herencia, a no ser con una condición: que constase en el testamento que me dejaba su fortuna al modo de fideicomiso para que yo la emplease en aquellas empresas y obras de utilidad y beneficio del prójimo que yo juzgase conveniente.
Todavía pasaron más antes que Pereda se decidiese a abandonar sus jándalos, sus mayorazgos y sus raqueros, y a ensanchar el radio de sus empresas, imaginando fábulas de mayor complicación y cuadros más amplios.
Los niños son todo lo contrario: parece que tienen a gala asociarse, para sus juegos y empresas, a todo lo más perdido y desarrapado que encuentran en la calle.
Apolonio comenzaba a engolfarse en el negro ponto de las empresas mercantiles.
La estabilidad de la residencia en un punto determinado, los lazos establecidos, cada día más firmes, y que hubieran sido sin duda lazos de fervoroso afecto respecto de un hombre que tan fácilmente cautivaba el corazón de los otros, la posibilidad de una posición económica relativamente holgada, que para ello tenía aptitudes, condiciones, simpatía, relaciones e inteligencia bastantes, aunque tal vez no el carácter que se necesita para estas apacibles empresas, un tanto vulgares, todo esto lo renunció, momento tras momento, un día tras otro de su vida.
Se incorporaron a las partidas insignificantes que corrían la Mancha, y pasaron después a Valencia y Cataluña, ganosos de empresas más importantes para a causa de Dios y el rey que robar muías e imponer contribuciones a los ricos.
Y cuando poco a poco el elemento autóctono se separa del invasor y surgen las pequeñas nacionalidades cristianas, los árabes y los antiguos españolessi es que después del incesante cruzamiento de sangre puede marcarse un límite entre las dos razaspelean caballerescamente, sin exterminarse luego de la victoria, estimándose mutuamente, con grandes intervalos de paz, como si quisieran retrasar el momento de la definitiva separación y uniéndose muchas veces para empresas comunes.
De seguir la misma política de tolerancia religiosa, de confusión de razas, de trabajo industrial y agrícola, con preferencia a las empresas militares, ¿dónde estaríamos ahora?.
Lo que viene luego es la España teutónica y flamenca, convertida en una colonia de Alemania, sirviendo como un soldado mercenario bajo banderas extranjeras, arruinándose en empresas que nada le interesaban, derramando la sangre y el oro por los compromisos del llamado Sacro Imperio Romano Germánico.
Fuera de la Iglesia no existía otro porvenir que ser aventurero en aquella América que de nada servía a la nación, pues la convertían en una caja de caudales del rey, o ser soldado de oficio en Europa, batiéndose por la reconstitución del Sacro Imperio Germánico, por la supeditación del Papa al Emperador y por la extinción de la Reforma religiosa, empresas que en nada interesaban a España, y eran, sin embargo, sangrías sueltas por las que se escapaba su vida.
Mientras se vive aquí en Toledo, se sueña con la gloria, con empresas arriesgadas, con batallas gigantescas y triunfos ruidosos.
Veía de repente la riqueza como base y resorte de todas las empresas guerreras.
Además, ¿y la gloria? Ustedes, jóvenes llenos de ilusiones, exuberantes de acometividad, con energías para empresas nuevas, ¿se resignan con esa profesión de vigilantes y cuidadores de un pueblo? Su porvenir es tan monótono como el de un clérigo de la catedral.
Es de su Vocación que llega tarde, cuando España está muerta, por fortuna, para las empresas aventureras.
Comer, beber, dormir y retratar a todo bicho viviente que cruzaba ante la magnífica lente de su cámara oscura eran las útiles tareas que llenaban y aun hacían rebosar la vida de aquel ilustre prócer, a cuyos abuelos cabía tanta parte en las gloriosas empresas de la antigua España.
Su constitución física distaba mucho de corresponder a sus bríos espirituales, y, aunque no tenía aún cuarenta años, ya en sus últimas cartas se quejaba dulcemente de lo quebrantado de su salud, que le impedía trabajar en empresas activas, y le estorbaba algo en sus estudios.
El espíritu es fuerte y lo sufre todo, pero nuestro cuerpo es débil, y el espíritu que encerrado en él acomete empresas inhumanas, superiores a las fuerzas del cuerpo, acaba por matarle.
—Las bibliotecas reunidas con mil afanes por el hombre estudioso, los libros con dedicatoria, los retratos de familia, los muebles consagrados por el uso, el medallón que ya fué tumba, el abanico que agitó la virgen, el reclinatorio en que rezó la desposada la noche de novios, el bastón de alcalde, tan respetado y temido en tal o cual alboroto, la charretera que saludaron tantos soldados, el sable que acometió tan altas empresas, el sofá que oyó una conversación de amores, el tintero con que se escribió una grande obra, el caballete en que estuvo colgado un renombrado lienzo, el anillo nupcial, lo que legó un moribundo a un vivo, lo que un vivo dedicó a un muerto, la pistola que empleó el suicida, lo querido, lo venerado, lo íntimo, lo consuetudinario, lo familiar, lo que se regó con llanto, lo que se tiñó con sangre, lo que calentó nuestro cuerpo, lo que se empapó con el sudor de nuestra frente, nuestro pasado, nuestra historia, nuestro ser,.
¡Y la mejor protectora de los mozos! A la edad que ya tiene, cobra un maternal afecto a los galanes de las muchachas nuevas, se deja llamar por ellos, y les ayuda en sus empresas amorosas, con tal que sean lícitas y honestas.
Era tan admirable su tino aritmético, que ni una sola vez pasó más allá de la indecisa raya que tan fácilmente traspasan los ricos, llegaba el fin de mes y siempre había un con el cual ayudaba a ciertas empresas caritativas de que se hablará más adelante.
Hacía algún tiempo que a esta se le había despertado vivo entusiasmo por las empresas de la Pacheco, y a más de reservarle todo el dinero que podía, se picaba los dedos cosiendo para ella durante largas horas.
La mayor parte de sus empresas políticas eran soñadas, y sólo las creían ya poquísimos oyentes, entre los cuales Ido del Sagrario era el de mayores tragaderas.
La moral del pueblo se rebelaba, más entonces que ahora, a considerar las defraudaciones a la Hacienda como verdaderos pecados, y conforme con este criterio, Estupiñá no sentía alboroto en su conciencia cuando ponía feliz remate a una de aquellas empresas.
Baldomero II a mayores empresas.
¿Quién sabe si, luego que acabase con su mujer y con don Julián, se le ocurriría al señorito quitar la vida a la nené? Semejante pensamiento devolvió a Perucho toda la actividad y energía que acostumbraba desplegar para el logro de sus azarosas empresas en corrales, gallineros y establos.
—Eso creo yo bien, dijo Monipodio, porque tengo por tan buen oficial al Desmochado, que si no fuera por tan justo impedimento, ya él hubiera dado al cabo con mayores empresas.
Y desta manera fue nombrando muchos caballeros del uno y del otro escuadrón, que él se imaginaba, y a todos les dio sus armas, colores, empresas y motes de improviso, llevado de la imaginación de su nunca vista locura, y, sin parar, prosiguió diciendo:.
Niéguenme, asimesmo, que no fue a buscar las aventuras a Alemania don Fernando de Guevara, donde se combatió con micer Jorge, caballero de la casa del duque de Austria, digan que fueron burla las justas de Suero de Quiñones, del Paso, las empresas de mosén Luis de Falces contra don Gonzalo de Guzmán, caballero castellano, con otras muchas hazañas hechas por caballeros cristianos, déstos y de los reinos estranjeros, tan auténticas y verdaderas, que torno a decir que el que las negase carecería de toda razón y buen discurso.
Y así, prosiguiendo su historia, dice que, así como don Quijote se emboscó en la floresta, encinar o selva junto al gran Toboso, mandó a Sancho volver a la ciudad, y que no volviese a su presencia sin haber primero hablado de su parte a su señora, pidiéndola fuese servida de dejarse ver de su cautivo caballero, y se dignase de echarle su bendición, para que pudiese esperar por ella felicísimos sucesos de todos sus acometimientos y dificultosas empresas.
Bajó del recuesto y acercóse al escuadrón, tanto, que distintamente vio las banderas, juzgó de las colores y notó las empresas que en ellas traían, especialmente una que en un estandarte o jirón de raso blanco venía, en el cual estaba pintado muy al vivo un asno como un pequeño sardesco, la cabeza levantada, la boca abierta y la lengua de fuera, en acto y postura como si estuviera rebuznando, alrededor dél estaban escritos de letras grandes estos dos versos:.

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