Ejemplos con embeleso

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

De hecho, el tiempo pasa insensible en su embeleso.
Define la Matemática, y en los mismos términos desta ciencia, se rie y burla de el Mundo: Pensava yo allá en la edad de mis sensilleses que el Mundo era aquello que vemos en el embeleso de este engaño tan creyéndome todas las demás, hasta que empezé a estudiar un poco de Perspectiva, por la qual conocí, que lo que vemos no es lo mismo que miramos, pues en todas las partes de la Perspectiva, experimentamos un engaño diferente que nos manifiesta los motivos de risa que nos da el Mundo Luzes, cuerpos, y líneas son otras partes de la Perspectiva, y en estas también me enseñó esta ciencia del mismo desengaño, pues la luz en refracción de los cuerpos fuerza las líneas, deforma, que enseña luz donde no la hay, de donde se origina que vemos el sol antes de salir Ya pues que en ciencia de Matemáticas he aplicado lo que es el mundo, no se estrañe que la melancólica urañez de un Matemático, se ria de çel quando le enseña esta ciencia quan diferente es lo que se ve de lo que se mira, que no estraño lo que dixo aquel poeta:.
Embocábamos la calle de Segovia, cuando mi brava compañera me habló así: Tito mío, estas diabluras de los rapaces y el embeleso de las parejas de enamorados, me consuelan de la mísera vida que arrastro en esta tu decaída tierra.
Ambos advertirán el mas mínimo desliz de la voz, de un instrumento, del compás, ambos admirarán el arte y el acierto del compositor, ambos gozarán con el mágico embeleso, pero mientras el cerebro y el corazon del uno habrán salido apenas de su estado ordinario y no percibirán mas que un placer , se habrán exaltado sobre manera el corazon y el cerebro del otro: su fantasía se sentirá con multiplicadas fuerzas, bullirán en su cabeza los pensamientos y las imágenes, cual si al son del mágico instrumento descendieran sobre su frente inspiraciones divinas.
El embeleso le duró al griego Luis Augusto unos minutos.
Y heme de nuevo, apenas apuntaron los calores de julio, en la placentera residencia de Albano, libre y bien atendido, compartiendo mis horas entre los paseos por las alamedas que conducen a Castel Gandolfo, o por la nueva vía Apia, y el trajín de la biblioteca, que me recibió como un viejo amigo brindándome con todo el embeleso de sus mil libros interesantes, apetitosos, llenos de erudición los unos, de amenidad los otros.
Magdalena lo vería, y al contemplarle siendo el embeleso de otra dama ilustre, conocería el valor de lo desdeñado, y lloraría su insensatez, y él podría entonces vengar el desdén con otro más inclemente, o adquirir por conquista lo que solicitó como esclavo.
Algo de esta curiosidad debía sentir también la misma narradora, sobre todo cuando su hija Petra, por no creer, sin duda, bastante marcados los trazos de determinadas siluetas, como, verbigracia, las de las famosas de Sotillo, había salido en su ayuda con el santo fin de darles el necesario relieve con aquella magistral donosura de que Dios la había dotado, y era el embeleso de su madre, voto de excepción en la materia: en estos casos, y aún en otros más, doña Angustias miraba también a Irene con el rabillo del ojo, como la miraba Petrilla muy a menudo, picada igualmente de la misma curiosidad.
Santiago oía estas puerilidades con gusto, ya que no con el embeleso con que las oyes tú, alma de mi alma, que tu corazón fresco y creyente y puro, es necesario tener para embelesarse con estas puerilidades.
Una vez prestado, con la debida solemnidad, de rodillas, la mano sobre los Santos Evangelios, el juramento que confirmaba mi investidura, pasé a sentarme en los escaños, prestando voluble atención al rezo perezoso con que aquellos señores, mis compadres de la patria, en corto número allí reunidos, examinaban y discutían los Aranceles de Aduanas, y fue tal mi embeleso ante tan entretenido asunto, que habría caído en profundo sopor si no escapara del salón, buscando mayor amenidad en el de Conferencias, ancho vestíbulo de lo que ha de ser teatro.
fueron, y mientras dura el embeleso de esta contemplación, parece.
mucho más, mandándose mudar, se veía libre de la jarana del parto, lo que no era chica ganga, del embeleso del muchacho, del barullo, de las mujeres.
Poco antes de empezar la última primavera, encontrándome en esta inmensa oficina llamada Madrid, donde sólo hay aire respirable para los días de prosperidad y ventura, plugo a Dios enviarme uno de aquellos dolores que sólo se pueden comparar al embeleso de que nos privan.

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