Ejemplos con elefante

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Animales como las grandes ballenas o el elefante africano, que poseen los ojos situados lateralmente, tienen un escaso campo de visión tridimensional, mientras que los primates, y muchas especies arborícolas como los perezosos o los cuscús poseen los ojos situados al frente, superponiéndose el campo de visión de ambos ojos en la mayor parte del área, de tal modo que su visión es estereoscópica y la sensación de tridimensionalidad completa.
Sin embargo, el elefante comienza a alejarse rápidamente, sin darle al niño la oportunidad de acompañarlo.
Sin embargo, a Homer no le importa y le dice a Blackheart que viniera al día siguiente para llevarse al elefante.
Si el elefante se iba con él, iba a ser sacrificado.
Bart, contra todos los pronósticos, elige el elefante.
Como premio, puede elegir entre un elefante o el dinero.
Indra es venerado por chinos, coreanos y japoneses taishakuten, así como el dios elefante Ganesha es venerado como el señor Shoten.
Trompy el Elefante : Se llama su nombre porque hace ruido de trompeta, hace ejercicios todo el tiempo, es blanco.
Se trataba de la especie de elefante forestal, hoy extinguido, de menor tamaño que los asiáticos.
Algunos comandantes púnicos gustaban de dirigir la batalla desde lo alto de un elefante, como el propio Aníbal al inicio de su campaña italiana.
Abrazaba al elefante protegiéndose con sus grandes orejas.
Además de personajes como Pepefante, el bonachón elefante que maneja el tren cuyo interior hay un circo, Susanita y el ratón, que come golosinas hechas de chocolate, caramelo y turrón, don Pepito y don José, la gallina turuleta, con su diez huevitos bailarines, la chinita, el mosquito, con su barquito de nuez, están los músicos y principalmente Miliki, como presentador y conductor de la animación.
A este año corresponde el hallazgo de dos grandes tumbas, la llamada Columbario-triclinio y la Tumba del Elefante.
Recuerda que Chiang Rai fue fundada por el Rey Mengrai, y de acuerdo a la leyenda a su elefante blanco le gustó el lugar.
El sello provincial muestra un elefante blanco, el símbolo real.
Por último, en algunos plantígrados como los simios antropomorfos o el elefante las uñas son más o menos aplanadas y sólo cubren parte de la porción distal de los dedos como escudos protectores de zonas muy sensibles.
Tanto del elefante africano como del asiático son conocidos lazos afectivos y copulas homosexuales.
Sin embargo, los romanos no persiguieron al ejército que huía sino que capturaron algún que otro elefante, que sería sacrificado más adelante en el circo en Roma.
Sus manos parecían arañar suavemente su sábana Talvez era un recuerdo tributado a aquel famoso elefante que le regalara Mister Davis.
Las , agarradas del talle o apoyadas unas en los hombros de otras, miraban con virtuosa hostilidad a los mozos, que se pavoneaban en el centro de la plaza, las manos metidas en el cinto, el ancho castoreño echado atrás para dejar al descubierto las rizos de su frente, el cuello envuelto en bordado pañuelo o corbata de cintas, y las alpargatas de inmaculada blancura casi ocultas por la boca del pantalón de pana en forma de pata de elefante.
Tuvo un duelo, pero fue a espadano como él se lo había imaginado, tendido en el suelo, la pistola en la diestra, y salió del lance con un pinchazo en un brazo, algo como una puntada de alfiler en una epidermis de elefante.
Tocaban una ruedecita, y el monstruo elevaba su morro gris, lo movía a un lado o a otro, con la expresión inteligente y la agilidad de una trompa de elefante.
La mandíbula batallaba con el chupón, la dentellada cortante y sólida, con la mucosidad fosforescente que resbala y huye, el golpe de cabeza demoledor como un ariete, con el latigazo de los tentáculos, más gruesos y pesados que la trompa del elefante.
Eran vigorosos, y por esto habían suprimido el cuellola parte más frágil y débil de los organismos terrestres, asemejándose al toro, al elefante, a todos los animales arietes.
Ancló junto a temibles rompientes de la costa occidental de África, bajo un sol que hacía arder la cubierta, para recibir caucho, plumas de avestruz y colmillos de elefante traídos en largas piraguas por remeros negros.
Periquito Miranda, que a causa de la desavenencia de su padre con los del Saloncillo, padecía una peligrosa retención de lirismo, se alivió notablemente insertando en él un sinnúmero de sonetos, sáneos, acrósticos y otras diversas combinaciones métricas, destinadas a pregonar su adoración platónica a la señora del gerente de la fábrica de aceros, una francesota grande y pesada como un elefante, que le hubiera metido fácilmente en el bolsillo.
¿Y tirar de un carro? Ni un elefante tiene su empuje.
Ni sobre el lomo de un elefante, como los indios.
Ansí es, pero bien confesarás que ni has visto ni oido decir jamas que haya hablado ningun elefante, perro, caballo o mona: por donde me doy a entender que este nuestro hablar tan de improviso, cae debajo del número de aquellas cosas que llaman portentos, las cuales cuando se muestran y parecen, tiene averiguado la esperiencia que alguna calamidad grande amenaza a las gentes.
Bien sé que ha habido perros tan agradecidos, que se han arrojado con los cuerpos difuntos de sus amos en la misma sepultura: otros han estado sobre las sepulturas donde estaban enterrados sus señores, sin apartarse dellas, sin comer hasta que se les acababa la vida: sé tambien que despues del elefante, el perro tiene el primer lugar de parecer que tiene entendimiento: luego el caballo, y el último la jimia.

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