Ejemplos con efectos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Estos efectos se producen sin intención ni culpa del francés, sólo a causa de su obesidad.
Y, sin embargo, el carácter de Águeda estaba bien concebido, y ¡cuan hermosos y trágicos efectos podía haber sacado el autor de la eterna lucha entre la pasión y la ley moral! Bien está que Agueda, católica a la española y montañesa a toda ley, cumpla su deber sin aparato ni estruendo, aunque su resolución le cause dolores mortales.
Dondequiera que el empuje de la voluntad humana se muestra, dondequiera que la , principal elemento artístico y quizá razón suprema de todos los grandes efectos de la poesía, llega a revestirse de la majestad solemne y serena o del poder avasallador y turbulento, la emoción estética se engendra necesariamente y obra con profundísima energía en el ánimo del contemplador, por avezado que esté a lo delicado y a lo tierno.
Añádase, en honor de la verdad, que el tormento surtía contrapuestos efectos en Novillo que en Felicita, pues a Novillo no le robaba carnes, antes se las añadía.
En lo remoto del pasado, los efectos de la prosaica e interesada actividad del mercader que por primera vez pone en relación a un pueblo con otros tienen un incalculable alcance idealizador, puesto que contribuyen eficazmente a multiplicar los instrumentos de la inteligencia, a pulir y suavizar las costumbres y a hacer posibles, quizá, los preceptos de una moral más avanzada.
A continuación frotaba una de aquellas joyas exóticas y falsas con gruesos vidrios tallados, y el pedacito de papel quedaba inmóvil, sin estremecerse bajo los efectos de la atracción.
Freya, como si temiese los efectos de la meditación del capitán, la cortó de pronto con su charla apasionada.
Ferragut, al quedar solo, sintió con más fuerza los efectos de la embriaguez que le dominaba, una embriaguez de sobrio, con la sorpresa fulminante de la novedad.
Los mares cerrados como el Mediterráneo apenas sentían sus efectos.
Miranda, ya un tanto rejuvenecido por los favorables efectos de la primer semana de aguas, se iba con Perico al Casino, al Parque, enderezando la espina dorsal y retorciéndose otra vez los bigotes.
Sin embargo, sería ingrato si no reconociese el favor que me hacen mis feligreses en auxiliar mi pobreza con donativos de semillas y de otros efectos que, sin embargo, procuro que ni sean frecuentes ni costosos, para no causarles con ellos un gravamen que justamente he querido evitar, suprimiendo las obvenciones parroquiales, usadas generalmente.
Pero a los dos días, antes de que se pudieran apreciar los efectos, ya no volvió, como si le repugnase aproximar a sus ubres aquel cuerpecito exangüe que parecía un cadáver.
Así es que, si bien doña Luz, no distinguiéndose en esto de los demás mortales, no pensaba ni sentía todo a la vez, como las causas de su pensar y de su sentir más hondo no tenían punto señalado en nuestro planeta, ni momento marcado en la cronología, los efectos se sustraían también a las leyes de la sucesión y del lugar y parecía que se daban en una eternidad inmóvil.
Contra los efectos de aquella reflección o de aquel instinto de sobra hubiera yo acertado a precaverme.
La es una segunda belleza, que suple por la primera, y que a veces la aventaja, neutralizando los efectos de la fealdad.
Pensemos, si no, un momento en los efectos y excelencias del tabaco.
Pero la complicación de causas trae la complicación de efectos, y por eso vemos en el mundo tantas cosas que nos parecen despropósitos y que nos hacen reír.
Baldomero I, era todo blanduras con su hijo? ¡Efectos de la evolución educativa, paralela de la evolución política! Santa Cruz tenía muy presentes las ferocidades disciplinarias de su padre, los castigos que le imponía, y las privaciones que le había hecho sufrir.
Bien le decía su sagacidad femenil que la obstinación impertinente produce efectos contrarios a los que pretende.
Seguir, mirando de lejos, era un lenguaje o telegrafía , y la persona seguida, aunque no volviese la vista atrás, debía de conocer en sí los efectos del fluido de atracción.
Más de una vez, los ministros a quienes se presentó experimentaron los efectos de fascinación que aquella carátula ejercía sobre el vulgo, y le tomaron por una eminencia no comprendida.
Mas por efecto de la excitación, Mauricia no sentía dolor ni molestia alguna, estaba como bajo la acción de fortísimo anestésico, de los que producen efectos infalibles aunque pasajeros.
Se parecía bastante a su hermano José, pero no conservaba tan bien como este la hermosura de aquella , porque las miserias, las enfermedades y la vida aperreada de los últimos años habían hecho efectos devastadores en su cara y cuerpo.
—No lo dudo, respondió el corregidor teniendo en sus brazos a Preciosa, que los mismos efectos han pasado por la mia que por la vuestra, y mas que tantas particularidades juntas ¿cómo podian suceder si no fuera por milagro?.
Así como entró Ricardo, paseó toda la casa con los ojos, y no vió en toda ella sino un mudo y sosegado silencio, hasta que paró la vista donde Leonisa estaba: en un instante al enamorado Ricardo le sobrevinieron tantos pensamientos, que le suspendieron y alegraron, considerándose veinte pasos a su parecer, o poco mas, desviado de su felicidad y contento, considerábase cautivo, y a su gloria en poder ajeno: estas cosas revolviendo entre sí mismo, se movia poco a poco, y con temor y sobresalto, alegre y triste, temoroso y esforzado se iba llegando al centro en donde estaba el de su alegría, cuando a deshora volvió el rostro Leonisa, y puso los ojos en los de Ricardo que atentamente la miraba: mas cuando las vistas de los dos se encontraron, con diferentes efectos dieron señal de lo que sus almas habian sentido.
Aconsejó la camarera a la reina que para sosegar el mal que podia suceder entre su parentela y la de Ricaredo, que se quitase la causa de por medio, que era Isabela, enviándola a España, y así cesarian los efectos que debian de temerse: añadiendo a estas razones decir que Isabela era católica, y tan cristiana que ninguna de sus persuasiones, que habian sido muchas, la habian podido torcer en nada de su católico intento.
Viéndose maltratar así de su criada, comenzó a dar grandes alaridos y voces, apellidando a la justicia, y al primer grito, como si fuera cosa de encantamento, entró por la sala el corregidor de la ciudad, con mas de veinte personas, entre acompañados y corchetes: el cual, habiendo tenido soplo de las personas que en aquella casa vivian, determinó visitallas aquella noche, y habiendo llamado a la puerta, no le oyeron, como estaban embebecidas en sus pláticas, y los corchetes con dos palancas, de que de noche andan cargados para semejantes efectos, desquiciaron la puerta, y subieron tan queditos, que no fueron sentidos, y desde el principio de los documentos de la tia, hasta la pendencia de la Grijalva estuvo oyendo el corregidor sin perder un punto, y así, cuando entró dijo:.
Todos fueron de parecer que se quedase en el aduar, solo Preciosa tuvo el contrario: y la abuela dijo que ella no podia ir a Sevilla ni a sus contornos, a causa que los años pasados habia hecho una burla en Sevilla a un gorrero llamado Triguillos, muy conocido en ella, al cual le habia hecho meter en una tinaja de agua hasta el cuello, desnudo en carnes, y en la cabeza puesta una corona de cipres esperando el filo de la media noche, para salir de la tinaja a cavar y sacar un gran tesoro que ella le habia hecho creer que estaba en cierta parte de su casa: dijo que como oyó el buen gorrero tocar a maitines, por no perder la coyuntura se dió tanta priesa a salir de la tinaja, que dió con ella y con él en el suelo, y con el golpe y con los cascos se magulló las carnes, derramándose el agua, y él quedó nadando en ella y dando voces, que se anegaba: acudieron al momento su mujer y sus vecinos con luces, y halláronle haciendo efectos de nadador, soplando y arrastrando la barriga por el suelo, y meneando los brazos y las piernas con mucha priesa, y diciendo a grandes voces: Socorro, señores, que me ahogo, tal le tenia el miedo, que verdaderamente pensó que se ahogaba: abrazáronse con él, sacáronle de aquel peligro, volvió en sí, contó la burla de la jitana, y con todo eso cavó en la parte señalada mas de un estado en hondo, a pesar de todos cuantos le decian que era embuste mio, y si no se lo estorbara un vecino suyo, que tocaba ya en los cimientos de su casa, él diera con entrambas en el suelo, si le dejaran cavar todo cuanto él quisiera: súpose este cuento por toda la ciudad, y hasta los muchachos le señalaban con el dedo, y contaban su credulidad y mi embuste.
Y, pues estos lugares son tan acomodados para semejantes efectos, no hay para qué se deje pasar la ocasión, que ahora con tanta comodidad me ofrece sus guedejas.
El miedo que tienes dijo don Quijote te hace, Sancho, que ni veas ni oyas a derechas, porque uno de los efectos del miedo es turbar los sentidos y hacer que las cosas no parezcan lo que son, y si es que tanto temes, retírate a una parte y déjame solo, que solo basto a dar la victoria a la parte a quien yo diere mi ayuda.

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