Ejemplos con dicacidad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Si estos basiliscos parlantes poseen algún barniz de cultura, pretenden encubrir su infamia con el pabellón de la espiritualidad. Vana esperanza, están condenados a perseguir la gracia y tropezar con la perfidia. Su burla no es sonrisa, es mueca. El ejercicio puede tornarles fácil la malignidad zumbona, pero ella no se confunde con la ironía sagaz y justa. La ironía es la perfección del ingenio, una convergencia de intención y de sonrisa aguda en la oportunidad y justa en la medida, es un cronómetro, no anda mucho, sino con precisión. Eso lo ignora el mediocre. Lees más fácil ridiculizar una sublime acción que imitarla. En las sobremesas subalternas su dicacidad urticante puede confundirse con la gracia, mientras le ampara la complicidad maldiciente, pero fáltale el aticismo sano del que todo perdona en fuerza de comprenderlo todo y esa inteligencia cristalina que permite descifrar la verdad en la entraña misma de las cosas que el vaivén mundano somete a nuestra experiencia. Esos oficios tienen malignidades perversas por su misma falta de hidalguía, disfrazan de mesurada condolencia el encono de su inferioridad humillada. Los calumniadores minúsculos son más terribles, como las fuerzas moleculares que nadie ve y carcomen los metales más nobles. Nada teme el maldiciente al sembrar sus añagazas de esterquilinio, sabe que tiene a su espalda un innumerable jabardillo de cómplices, regocijados cada vez que un espíritu omiso los confabula contra una estrella.

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