Ejemplos con darías

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Y si pudieras ver en la profundidad de sus ojos, te darías cuenta que es el viejo más adorable que puedas conocer.
A lo cual tiburón responde: ¿Cuánto darías por controlar un espacio de tiempo inexistente?.
¿Qué yo vaya a La Guardia, querido clérigo? ¿Con qué fin, con qué razón o apariencias de ella? ¿Por verte y abrazarte? Para eso, más natural es que tú vengas aquí, si así lo hicieres, en ello me darías mucho gusto, y me evitarías el decirte por escrito lo que con más prontitud y claridad se dice de palabra.
¡Polaina! Si te los dieran a ti donde yo me sé, no darías motivos para que te alcanzasen las lenguas.
Y ya lo sabes, no irás a otra parte, no, porque nos darías un pesar muy grande.
¡Pobretín, esa miel no la has catado nunca! ¿No darías tú algo porque yo te quisiera como tú me querías a mí? ¿Te acuerdas de cuando me adorabas, te acuerdas? Pues figúrate que yo te adoro a ti lo mismo y que te llevo estampado en mi corazón, como tú me llevabas a mí.
No gasta un real aunque lo fusilen, y si le vieras por ahí, le darías una limosna.
¡El chasco que te darías si los descubrieses y supieses que eran don, y don, y otros que tampoco te quiero nombrar!.
Me darías un gran placer permitiéndome escuchar de tus labios lo que piensas en esta materia.
- Oye hermana, si no fuera por tu conveniencia de ahora, ¿nos darías en realidad este consejo?.
-Si tú tuvieras er canto de un duro de vergüenza, na más que er canto de un duro, me darías la revancha jugando de palabra.
-Mira tú -dijo ésta a la humilde joven morena que había estado escuchando el diálogo de madre e hija, en silencio-, tú que eres mi ahijada, que no me debes tanto como esta ingrata no me darías semejante pesar.
–¿Qué darías, oh rey de oro, por conseguir estas tres cosas?.
Tú mismo, con los antecedentes que te he dado, no darías fácilmente con ella.
y me darías un inmenso gusto si lo hicieras dejar.
Vamos a la Corte, donde en un Monasterio principal della estarás más conforme a quien eres, y si acaso allí te saliese ocasión de casarte, hacienda tienes con que poder hacerlo, y vivir descansada, y discreción para olvidar, con las caricias verdaderas de tu legítimo esposo, las falsas y tibias de tu amante, y si olvidándole y conociendo las desdichas que has pasado, y las malas correspondencias de los hombres, tomases estado de religiosa, pues ya sabes la vida que es, y conoces que es la más perfeta, tanto más gusto darías a los que te conocemos.
Cuando para una mirada suya darías tu vida, darías tu suerte,.
::Y ella contestó: “!Un beso! ¡Eso ha de darse voluntariamente! ¿Me darías a la fuerza un beso en mis labios sonrientes?”.
::¡Si miraras atentamente, sin que te explicaran, darías con la causa de mis sufrimientos! ¿Mas para qué enterarse de una enfermedad que no tiene remedio?.
- «Si le hubieran quitado tus cuartillas queridas, cansadas aún de tu mano febril y vacilante, llenas de surcos negros, de tachaduras -¿te acuerdas?, gestos de rabia o de triunfo-, si te hubieran quitado las compañeras de tu soledad agitada, las hijas y herederas de tu pensamiento, darías por rescatarlas tus joyas y tus vestiduras y el lecho en que descansas.
Dudaste, dudaste mucho antes de decidir a quién darías el terreno, y por fin.
Mira que me darías que sentir.
¡Soy un miserable! Tú no me ves más que por la noche, y me das tu amor, ¡si me vieras de día me darías limosna! ¿Ir a Inglaterra? ¡Y no tengo siquiera con qué pagar el pasaporte!.
Si los amasses, no les darías pena.
- ¡O mi vida e mi señor! ¿Cómo has quisido que pierda el nombre e corona de virgen por tan breue deleyte? ¡O pecadora de mi madre, si de tal cosa fueses sabidora, cómo tomarías de grado tu muerte e me la darías a mí por fuerça! ¡Cómo serías cruel verdugo de tu propia sangre! ¡Cómo sería yo fin quexosa de tus días! ¡O mi padre honrrado, cómo he dañado tu fama e dado causa e lugar a quebrantar tu casa! ¡O traydora de mí, cómo no miré primero el gran yerro que seguía de tu entrada, el gran peligro que esperaua!.
Porque si lo vno o lo otro no abastasse, qualquiera remedio otro darías sin temor, pues te pido le muestres, quedando libre mi honrra.
-Vamos a ver, ¿qué sería lo que tú me darías?.
-Güeno, hombre, güeno, vamos despacio: lo que resulta es que tú no puées aguantar a tu Lola, y que darías un alón por poer perderla de vista, sin asepararte de tus churumbeles.
»-Teresa -dijo Luigi-, ayer por la noche me dijiste que darías la mitad de tu vida por tener un traje semejante al de la hija del conde.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba